Es como un hospital
sin médicos. Allí esta la armazón venezolana; la Casa Amarilla, la torre del
MRE y las embajadas, misiones y consulados. Pero no están los diplomáticos
profesionales que se preparan en el tiempo como las arañas para hacer las redes
y los vasos comunicantes que permeen el respeto, la compresión y la cooperación
de la comunidad internacional. La mayoría de nuestros acreditados están
aprendiendo en el camino. No hay embajadores que enseñen a sus subalternos.
Nunca hicieron carrera. Algunos después de 17 años de gobierno hablan de su
carrera diplomática pero obvian contarles a sus colegas extranjeros que siempre
fueron embajadores políticos.
En estos tiempos
vivimos una diplomacia del conflicto, del insulto y de la protesta. La relación
con las joyas de nuestro haber histórico está en franco deterioro. En Naciones
Unidas somos de los pocos países que no hemos pagado las cuotas y tenemos
exceso de funcionarios para nuestra dimensión y actuación. Colombia, Guyana y
Estados Unidos, donde debería estar nuestra más preciada “inversión”
internacional, son centro de crisis.
El primero, un socio
fundamental. En un momento de dificultades económicas debería ser parte de la
solución a nuestra situación y no supuestamente el culpable. La frontera más viva
es con ellos y nos damos el lujo de cerrarla. La nacionalidad que más convive
entre nosotros es la de ellos, y sus problemas deberíamos combatirlos
conjuntamente.
Con Guyana no solo
tenemos una disputa, sino un deber moral por reconocer que en la injusticia de
la historia ambas naciones somos víctimas y debemos buscar una solución de
beneficio mutuo y en la cual prospere una negociación que permita dejar de lado
la pérdida de oportunidades que ha significado la prolongación de la diferencia
territorial.
Estados Unidos es
nuestro principal socio comercial y más seguro comprador de petróleo; es el
país en donde más venezolanos habitan fuera de nuestras fronteras. La política
exterior de Estados Unidos evoluciona, un buen ejemplo son las relaciones con
Cuba. Nos empeñamos en acusarlo como el culpable de todos nuestros desaciertos.
Oscar Hernandez
Bernalette
oscarhernandezbernalette@gmail.com
Internacionalista
@bernalette1
Miranda - Venezuela
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