En los momentos difíciles, por no
decir trágicos, que atraviesa el país, con un gobierno que no quiere entender la
magnitud de una dificultad económica y social que puede producir una reacción
en cadena que ponga en peligro la estabilidad,
no sólo del régimen , sino también de los propios cimientos de nuestra
nación, se hace indispensable la intervención de países amigos para tender
puentes entre los actores políticos en liza y evitar que se produzca una crisis
humanitaria de grandes proporciones.
En la búsqueda de soluciones los
gobiernos de Brasil, Argentina, Colombia, EEUU, Cuba y hasta el Vaticano deben
actuar, lo antes posible, constituyendo algo parecido a lo que se hizo, en su
tiempo en Centroamérica, con el llamado grupo de Contadora.
Ese tipo de acción no constituye
injerencia, sino asistencia para resolver potenciales conflictos que agraven
aún más una situación de por sí insostenible.
Esta no es la hora para la
diatriba, para la venganza, para la confrontación, porque el país es como un
barco que se hunde y todos deben colaborar para llevarlo a puerto seguro.
Emilio Figueredo Planchart
emilio.figueredo@gmail.com
@efigueredop
Abogado, Editor de
http://analitica.com
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Caracas - Venezuela
Usted como conocedor tan profundo de la cualidad internacional en materia de interacción, sabe que los gobiernos prefieren conchuparse y alcahuetearse antes que pensar en los pueblos, aun aquellos que visiblemente sufren la ausencia de democracia que impide el desarrollo y el progreso. A nadie le interesa ni le importa la suerte de Venezuela y solo los ex presidentes, con alguna honrosa excepción, osan transgredir ese pacto no escrito de solidaridad automática, justificada en el "mañana puedo ser yo".
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