jueves, 18 de febrero de 2016

CESAR GUILLEN CITTERIO, “LATI-CHAPO-AMERICA” O LA TRAGEDIA DE NUESTRA REGIÓN.

Para nadie es un secreto que el bajo nivel de educación y cultura en Latinoamérica, nos hace más propenso a la ficción que a la realidad, al facilismo que a los deberes y compromisos. América latina evidencia su subdesarrollo por los vergonzantes eventos que aquí suceden en lo político y en lo social.  Ha sido difícil lograr que funcione un Estado que nos haga iguales ante la ley y no victimas de chantajes.

Deambulamos entre el autoritarismo y el populismo socialista, entre  la dádiva y el estatismo, producto  de ese complejo de ser pueblos predestinados y heroicos. El liderazgo tradicional estimula el nacionalismo redentor culpando de nuestros fracasos a malvados factores externos. Un problema endémico de corrupción y riqueza fácil a todos los niveles sociales que nos condena, tal es la podredumbre  que muchos utilizan ya sus empresas para el rentable lavado de dólares.
A pesar de haber tenido oportunidades en un momento de nuestra historia de avanzar hacia el progreso y la estabilidad social, las hemos desaprovechado. Guerrillas con prédicas obsoletas convertidas en  bandas de delincuentes, poderosas redes criminales del narcotráfico, funcionarios depredadores del tesoro público, organizaciones políticas con  ideas desfasadas y para colmo una excesiva e ineficaz burocracia que asfixia al estado y devora sus recursos.

La política en nuestra región tiene como conducta, el malversar sin vacilaciones, mentir y traicionar sin remordimientos, descalificar a los honestos y abrazar a los corruptos. Echarse los prejuicios  a la espalda. Lo demuestra el hecho de que ahora en Cuba “No ha pasado nada”. Seguimos siendo emotivos al abrazar todas las causas reaccionarias del mundo, sin atender nuestras propias carencias.

Lo más significativo por lo trágico, es que sus líderes y héroes son ahora los delincuentes que han   alcanzado el poder y la fama a costa del crimen y la violencia. Objetos de idolatría e imitación son endiosados y venerados en cantos y altares, en las calles y en la literatura. Triste espectáculo el de  nuestra América, ahora encontramos la inspiración en el lumpen que hemos creado durante estos años.

Estos ídolos, mitificados en el cine, la televisión y en suvenires como iconos populares por sus donaciones a la miseria endémica que los aclama, algunos hasta nominados al premio nobel. Falsos Redentores sociales en reemplazo de nuestros líderes políticos farsantes, ambos con abultadas cuentas en los paraísos fiscales.
Los libros de historia de seguir esta senda, solo hablaran de los heroicos hermanos Castro, de los Chávez, Lulas, Kitschner, de los héroes del pueblo como Pablo Escobar, el Chapo Guzmán, el cartel de los soles, el de Sinaloa, los Pranes, de Tiro Fijo y todo aquel que haya usado la mentira, el crimen y la violencia para obtener riqueza fácil, figuración o poder. Revertir esta situación, es el reto titánico del momento.

Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
"Adhuc Stantes"
“Todavía en Pie”

Caracas- Venezuela

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