miércoles, 30 de marzo de 2016

CESAR GUILLEN CITTERIO, HUMILLACION O COLABORACIONISMO, LLAMADO FINAL.

 “Ninguna tiranía cambia con reflexiones ni el criminal cambia con las palabras”
 
Lo de Venezuela agota por la indolencia, seguimos a la espera de que la justicia del “imperio mesmo” siga haciendo lo que nosotros incapaces por el terror que nos embarga no hacemos. No han bastado los ejemplos concretos y humillantes que a diario suceden para asumir la única solución posible. Ya razones de toda índole hay de sobra, si ellos mismos se están declarando culpables y entregando afuera.
 
Seguir evadiendo la realidad para adaptarnos dócilmente ante la crisis, dejar todo en manos de los líderes políticos, que Obama interceda ante Raúl Castro para que nos deje tranquilos o buscando salidas constitucionales que aunque viables, son harto difíciles de alcanzar con este régimen comunista. Todo rumor y especulación de las redes es válido, cualquier cosa es suficiente para no encarar el destino que nos destruye como pueblo y que nos hunde en la indignación moral.
No hay en ninguno de los sectores de Venezuela reacción determinante y llena de coraje, 112 diputados que ahora no agitan ni mueven a nadie. No se puede negociar una salida por la desesperación y a espaldas del ciudadano a cambio de la impunidad y de exilios dorados. Esto acarrearía consecuencias impredecibles, alguien debe responder por el peor daño infligido a la nación en toda su historia.
 
15 años de corrupción y envilecimiento social, de cuentas bancarias en el exterior, de empresarios testaferros que lavan dólares de la corrupción y el narcotráfico, de los funcionarios obligados a decir barbaridades de reactivación económica, el mega desfalco de PDVSA y hasta deportistas y artistas del espectáculo que se prestan a cambio de dinero para lavar la imagen de estos inmorales.
 
La historia no enseña sino es por analogía, no hay un manual de instrucciones, solo se puede aplicar en situaciones relativamente comparables, de allí el por qué el valor radica en hacer lo que más tememos hacer. A los oficiales institucionales se les agota el tiempo, deben a todo trance rescatar la Misión de la Fuerza Armada que no es otra que proporcionar Seguridad y Defensa al ciudadano trabajador.
 
El pueblo decente no es cobarde ya lo demostró, es que no tiene armas. Si precipitar un desenlace que puede evitarse es un crimen, no prepararse para lo que sea inevitable es también otro crimen. Hay venezolanos dentro de las fuerzas armadas, tanto como en la vida civil que tienen una clara concepción del sentido histórico del deber y del ser moral en la tragedia terminal que vivimos  ¡Hay que asumirla!
 
Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
"Adhuc Stantes"
“Todavía en Pie”
Caracas- Venezuela        

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