El gran facilitador
de la continuidad de nuestra tiranía se presentó como el crítico de nuestros
tiranos y defensor de la soberanía del pueblo cubano.
La visita de Barack
Obama a su nuevo amigo Raúl Castro estuvo matizada por todos los ingredientes
de una saga aplicada al panorama político. Seamos específicos. La saga es un
modo de operación de personajes sagaces que se proclaman benefactores de
pueblos pero cuyo verdadero objetivo es el de esconder sus verdaderos
propósitos de manipulación y control. El diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española los describe con palabras tales como "avisado, astuto y
prudente que prevé y previene las cosas". De ahí que, desde tiempos
inmemoriales, políticos de todos los plumajes, demagogos al igual que tiranos,
hayan utilizado la argucia de "los humos y los espejos" para
prolongar su influencia sobre las multitudes y perpetuar su poder sobre los pueblos.
Presentan como realidad lo que saben que sus interlocutores quieren escuchar y
hacen promesas que jamás se proponen cumplir. Ahí reside el engaño.
¿En qué consiste esta
forma de engaño? Esto de "humos y espejos" es una metáfora para
describir una explicación o descripción engañosa, fraudulenta o carente de
substancia. Tiene su origen en la forma en que los magos realizan su labor
ilusionista utilizando espejos y humo para hacer aparecer y desaparecer objetos
y engañar al público.
Pero esto no es nada
nuevo. Desde tiempos tan remotos como el siglo I a.C el brillante orador romano
Marco Tulio Cicerón denunció este vicio de los gobernantes de su época. Sus
discursos siguen siendo famosos y sus frases han pasado al imaginario
colectivo, como el O tempora! O mores! de las Catilinarias. O tempora, o mores
es una locución latina que se puede traducir como ¡Qué tiempos, qué
costumbres!, o bien por ¡Oh tiempos, oh costumbres!. En su discurso contra
Catilina, quien había intentado asesinarlo, Cicerón deplora la perfidia y la
corrupción de su tiempo. La denuncia de Cicerón se convertiría en profecía
cinco siglos más tarde con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año
476 de la Era Cristiana bajo el peso de su propia corrupción.
Los magos sagaces de
nuestro tiempo se reunieron recientemente en La Habana. En estos 57 años los
tiranos cubanos han dado pruebas de ser maestros en esta deplorable artimaña.
Y, aunque en mucho menor grado, Barack Obama ha demostrado desde los inicios de
su carrera política ser un alumno aventajado en las artes de la mentira y del
engaño. Como magos actuando ante públicos crédulos en busca de soluciones
inmediatas a complicados problemas existenciales, los Castro y Obama ocultaron
su ideología y encubrieron su agenda política desde los inicios de sus
respectivas carreras políticas para transformar radicalmente sus sociedades e
imponer su voluntad sobre sus pueblos. Yo digo que han tenido éxito.
Para quienes creemos
más en los actos que en las palabras y no nos emocionamos con inflexiones de
voz o citas oportunas de Martí o de Martin Luther King, Obama pronunció en La
Habana el mismo doble discurso con el que engañó al pueblo norteamericano. El
gran facilitador de la continuidad de nuestra tiranía se presentó como el
crítico de nuestros tiranos y defensor de la soberanía del pueblo cubano. Hay
que tener "bemoles" para tanto cinismo y hay que ser un analfabeto
político para creer en tamaña patraña. Desde luego ya sabemos que Obama es
capaz de ese cinismo y que los cubanos somos tan analfabetos políticos que
hemos creído en cuanto político norteamericano de ambos partidos que ha
prometido ayudarnos a conquistar la libertad.
Pero, ¿qué es en
realidad lo que dijo Obama en La Habana? Seré breve porque ni me siento víctima
ni soy masoquista. Obama: " Debiera ser más fácil abrir un negocio aquí en
Cuba. Un trabajador debiera poder conseguir un trabajo directamente con las empresas
que invierten aquí en Cuba. Dos monedas no deben separar el tipo de salarios
que los cubanos pueden ganar…. estamos alentando los viajes, que construirán
puentes entre nuestros pueblos, y traerán más ingresos a las pequeñas empresas
cubanas…. los ideales que son el punto de partida de toda revolución….
encuentran su expresión más auténtica, creo yo, en una democracia".
Suficiente para hacer
saltar de alegría a un pueblo desesperado por un cambio. Cualquier cambio
aunque esté limitado a mejoras materiales y no incluya la libertad que unos no
han conocido y otros han olvidado. Suficiente para sembrar esperanzas en un
exilio de gente cansada de tan largo camino y una diáspora de recién llegados
que miden la felicidad en términos de prosperidad material. Suficiente para que
un amigo que hasta ahora ha visto con claridad la situación cubana me haya
comentado que "Obama tuvo el valor de decirle verdades en la cara a Raúl
Castro". Y suficiente para que un analista a quien le he perdido el
respeto dijera que fue una "brillante pieza oratoria".
Yo, sin embargo,
discrepo de ellos y voy a traducir lo que dijo en verdad el Mesías protector de
nuestros tiranos. "Los cubanos podrán abrir un negocio siempre que le
paguen impuestos exorbitantes a sus amos….Pueden además tener más trabajos en
empresas donde la mayoría es controlada por el gobierno…Las remesas y los
viajes traerán más ingresos a las empresas estatales…los ideales de su
revolución encuentran expresión en la democracia según la entiende la
tiranía" Y quizás en un lapso mental confesó que: "He dejado claro
que Estados Unidos no tiene ni la capacidad, ni la intención de imponer un
cambio en Cuba. Cualquier cambio que venga dependerá del pueblo cubano".
En forma clara y directa, le dijo a los cubanos que los abandonaba a su suerte
bajo unos tiranos que él sabe que nunca dejarán el poder por medios pacíficos.
Pero no hay mejor vidente que el que quiere ver, aunque le escondan la realidad
dentro de una saga engañosa de "humo y espejos".
Y, para completar,
tomo nota de los imitadores cubanos de Barack Obama. Unos regresan de la Casa
Blanca diciendo que le advirtieron del error de apoyar a los Castro. Otros
andan de fiesta en La Habana y se lamentan de que el pueblo sea apaleado y
encarcelado. Otros comprometen su prestigio personal y el de sus organizaciones
haciendo causa común con estos farsantes. Todos saben que nada que dijeran o
digan cambiara en un centímetro las agendas de Obama ni de los Castro, pero no
les importa. Lo importante es mantenerse vigentes. La maquinaria de los
intereses y de las prebendas a toda marcha y para deshonra de todos los que han
caído en la lucha por nuestra libertad.
Quiero, sin embargo,
dejar clara una rara coincidencia con Barack Obama. Aunque por motivos
distintos ambos estamos de acuerdo es en que si los cubanos queremos ser los
dueños de nuestro destino tenemos que ser los arquitectos del cambio en nuestra
patria. Ni suplicamos ayuda ni la aceptaríamos de nadie que nos impusiese
condiciones a la hora de la reconstrucción. A la hora de la justicia con
mayúscula en que el pueblo recupere sus derechos y los opresores paguen por sus
delitos. Una hora que llegará irremisiblemente a pesar de las claudicaciones de
los patriotas, las traiciones de los apátridas y las interferencias de las potencias
externas.
Enviado a nuestros
correos por
Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de
www.lanuevanacion.com
Estados Unidos
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