Preocupa como la intolerancia y la violencia irracional
está gravitando en el clima político del país. No hay día en que los medios de
comunicación no reporten situaciones de esa naturaleza. Los desafueros del
gobierno írrito enquistado en Miraflores y
el inexplicable empeño en ocultar
la verdad sobre la terrible realidad del país conducen a una mayor polarización
y tensión social, cuyos rasgos fundamentales se evidencian el endurecimiento del contenido del discurso
político que acentúa las diferencias; las acciones violentas e ilegales de los grupos de apoyo al gobierno, que son
realizadas con la complicidad de las autoridades y exacerbadas por la
dirigencia “madurochavista”. Asimismo, la actitud decidida de los grupos
opositores a realizar acciones de calle con mayor decisión y audacia,
compelidos por la actitud gubernamental de no dar espacios para el debate y el
entendimiento respecto al futuro de la Nación y sobre la importante transición
política que debe producirse en breve, habida cuenta que el gobierno ha
demostrado que no puede administrar al país y resolver los graves problemas que
confrontamos.
Los tiempos que se avecinan seguirán signados por la
violencia, la intransigencia y la confrontación. Así lo indican el contenido y las acciones del discurso
gubernamental. El irresponsable
aprovechamiento por parte del gobierno de la institucionalidad del país
en desmedro de la legalidad, el orden y la justicia; el comportamiento
irracional de las masas adeptas aún al gobierno, fundamentado en la
intolerancia y en el odio de clases, es una de las estrategias que ha venido
siendo utilizada para tratar de
amedrentar y acorralar a los grupos opositores.
La violencia institucional del gobierno al pretender
gobernar sin haber dado cumplimiento a las exigencias constitucionales y sin la
apertura de espacios para el diálogo y la concertación, imponiendo, por
cualquier medio, un modelo de sociedad autoritario, excluyente y
antidemocrático, y; el cierre deliberado
de las instancias a las que se podría acudir
en demanda de justicia y control a tales exabruptos, son factores engendradores
de violencia. A pesar de los llamados pacifistas de la oposición, podría
desatarse en el seno de los desafectos al gobierno acciones de legítima defensa
ante el arrinconamiento y las provocaciones de las que son objeto.
La sociedad
venezolana no puede permitir que sean la
violencia, la confrontación y la subversión social la única salida política que
le queda a la oposición frente a las
inaceptables pretensiones gubernamentales de conculcar los derechos
básicos a la vida, la libertad y la dignidad. No se debe tolerar que el
gobierno acose a la oposición y prosiga en el descabellado empeño de imponer un modelo de sociedad concebido para
hacer a todos los ciudadanos vasallos del Estado.
La oposición transita una ruta pacífica, respeta las
normas democráticas ha formulado planteamientos que no han sido respetados por
los poderes públicos y el aquelarre chavista. Es deber y responsabilidad del
régimen, tomar las acciones necesarias que eviten llevar al país por un sendero
de inútiles enfrentamientos fratricidas, y si no quiere o no puede hacerlo, que
se dedique en el tiempo que le queda en el gobierno a reflexionar fría,
objetiva y profundamente sobre el enorme daño que este malhadado régimen le ha
causado al país y que se prepare a enfrentar las responsabilidades que sus
desaciertos reclaman. Tengan un poco de cordura y acepten lo que es
irremisible: el 6D, el régimen recibió de los venezolanos un caudal de votos en
su contra que reflejan el deseo de cambio, la certeza que 17 años de horror y
penurias han de terminar y el enorme y profundo hastío que tenemos de todo lo
que representan-un naufragio inexorable de la historia-. Por favor, no sigan
jugando con fuego con sus irresponsables balandronadas y piensen que el mejor y
único servicio útil que ustedes le
pueden rendir a la Nación, es irse con su música a otra parte.
Pedro Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
Miranda - Venezuela
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