Un gobierno en fase
terminal, cercado por los gravísimos problemas generados por el modelo
equivocado y fracasado impuesto por Hugo Chávez desde 1.999, profundizado por la mediocridad e ineptitud
de Maduro y sus colaboradores y por la gigantesca corrupción, que como cáncer
metastásico ha invadido todo el cuerpo de la nación, lejos de encontrar
soluciones con las espasmódicas y fiscalistas medidas adoptadas el pasado
jueves, en las que aumentan el precio de la gasolina, devalúan la moneda y
legalizan el dólar paralelo, para hacerlo oficial, después de una década de
control cambiario, que hizo posible la más grande estafa de dineros públicos,
jamás registrada en nuestra historia; lo
que servirá es, para acelerar la caída o salida de un régimen, que quedará registrado
en nuestra historia, como el peor accidente y la más nefasta plaga, que fue
capaz de devorar una bonanza económica y petrolera, que según algunos
entendidos, está cercana al Billón Quinientos Mil Millones de Dólares.
Desde la debacle
sufrida por el régimen el pasado seis de diciembre, sostuvimos la tesis que lo
conveniente, racional y necesario para
Venezuela, era la rectificación de Maduro, el cambio de rumbo del País y
un giro de 180 grados, para iniciar el transito con un conjunto de medidas y un
plan de ajustes y recuperación nacional, que incluyera como primera medida la
liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados, que combinada
con medidas económicas concretas como la reversión de los activos empresariales
y unidades productivas expropiadas, la disminución del tamaño del estado,
eliminación de ministerios y vice ministerios ociosos, la devolución de
actividades al sector privado, el reencuentro con la descentralización
institucional real, la restitución de competencias y recursos a gobernaciones y
alcaldías, la desconcentración del poder de Miraflores, reconcentrado en este
régimen, la repatriación de los capitales sustraídos y apropiados
por corruptos y enchufados; con lo que se daría una señal a Venezuela y
el mundo, que a su vez generaría la palabra mágica para la salvación de una
nación, CONFIANZA, pero eso no ocurrió así por la terquedad y el fanatismo de
una clase política gobernante pirata y fanatizada, que prefirió el camino de la
reincidencia en los errores y las políticas equivocadas, aun sabiendo que
llevarían al País, al oscuro túnel de él desabastecimiento, la escasez, la
hiperinflación y la destrucción del aparato productivo. De allí que, comprobada
la tozudez y la incapacidad del Presidente para resolver está aguda crisis que
nos azota, no queda otra ruta que la perentoria y urgente salida de Maduro del
poder y la principal responsabilidad en esta materia la tienen los Diputados
que con nuestros votos elegimos los venezolanos para que nos representaran, interpretaran
y escucharan y sin más dilaciones hacerse eco de lo que es hoy un clamor de
toda la nación, el cambio urgente de gobierno y amparados en nuestra vigente
Constitución, activar el mecanismo más idóneo, que no es otro que la aprobación
por mayoría de parlamentarios de la ENMIENDA CONSTITUCIONAL para acortarle el
mandato al Presidente y el resto de los poderes públicos y en treinta días el
Consejo Nacional Electoral está obligado a convocar al pueblo a referéndum,
para que sea este quien determine con su voto, si Maduro y él régimen se van o
se quedan en al frente del poder.
“Quienes defienden el
derecho a la vida de asesinos, avalan la pena de muerte de ciudadanos inocentes” PSB.
Pedro
Segundo Blanco
petersecond1@hotmail.com
@pedrosegundoABP
Sucre - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario