La década transcurrida
a partir a partir de 1989, ha visto erupcionar varios volcanes, el 27 de
febrero fue el pionero. 23 de enero social lo llamó, Manuel Caballero en
un ensayo-crónica publicado en el diario El Nacional.
Por primera vez desde
1958, un estallido social fue seguido por una
sublevación militar de hondas repercusiones, por una una explosición política inusual como sentencia contra el presidente
Pérez para dicho momento.
A diferencia de otras
crisis de la centuria, conjuradas o abiertas
la del 27 de febrero resulto radicalmente social, y por esos terrenos
andaba la argumentación de CAP, al presentar el estallido como guerra de pobres
contra ricos, cuando su ministro Camdessus decía que el FMI, nada tenía que ver
con la inesperada sacudida, y el propio presidente Pérez esperaba que la
víctima política de la contienda fuese el ex presidente Lusinchi, a quien le
había levantado memorial de agravios en su discurso del 16 de febrero del 1989.
Fatal error de un hábil manipulador de la popularidad, pues aquello equivalió
el autosuicidio.
Asombró al país, el
balance que el mismo 16 de febrero de 1989, a 14 días de toma de posesión o la
llamada fiesta de coronación, hizo el presidente Pérez. Con toda seguridad
absoluta en su popularidad y con la certeza de que el cobro de factura el
pueblo se lo pasaría a los ex presidentes LuisHerrera y Lusinchi, CAP dibujó el
desastre y prometió su superación con el plan de ajustes elaborado por jóvenes
tecnócratas y el FMI. Entre todas las
medidas, la que resultaría inflamable, en medio de un cierto desabastecimiento,
fue la atinente el aumento a la gasolina, combustible al fin, y ni que decirlo
socialmente.
Alfredo Tarre Murzi,
conocido como Sanín escribió entonces uno de los cinco o seis libros que en
menos de un semestre se publicaron para analizar o documentar, los sorpresivos
sucesos del 27 y 28 de febrero. Sanín mencionó los relativos sucesos a la
cultura de la violencia, que él fijó y trató de interpretar en la suspensión de
garantías constitucionales y el uso de la FAN en la represión.
Mientras que en 1989,
el ministro de Defensa, Italo del Valle Alliegro, hubo de tomar la batuta en
nombre de las desaparecidas Fuerzas Armadas estructuralmente democráticas, al
tiempo que CAP dejaba correr el drama en jugada que le resultaría carísima,
puesto que en los cuarteles la llamada logia secreta militar, el MBR 200
desconocido en ese entonces por el 99,99 por ciento y algo más de los
venezolanos veía acercarse la oportunidad de oro para tres años después
sublevarse en el llamado golpe del 04 de febrero de 1992.
José Miguel Salas
Mejías.
Josemiguelsalasmejias1@gmail.com
ruptura.org@gmail.com
@RUPTURAorg
Sucre - Venezuela
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