martes, 1 de marzo de 2016

JOSÉ MIGUEL SALAS MEJÍAS, 27 AÑOS DE AQUEL 27,

La década transcurrida a partir a partir de 1989, ha visto erupcionar varios volcanes,  el 27 de  febrero fue el pionero. 23 de enero social lo llamó, Manuel Caballero en un ensayo-crónica publicado en el diario El Nacional.

Por primera vez desde 1958, un estallido social fue seguido por una   sublevación militar de hondas repercusiones, por una  una explosición política inusual  como sentencia contra el presidente Pérez  para dicho momento.

A diferencia de otras crisis de la centuria, conjuradas o abiertas  la del 27 de febrero resulto radicalmente social, y por esos terrenos andaba la argumentación de CAP, al presentar el estallido como guerra de pobres contra ricos, cuando su ministro Camdessus decía que el FMI, nada tenía que ver con la inesperada sacudida, y el propio presidente Pérez esperaba que la víctima política de la contienda fuese el ex presidente Lusinchi, a quien le había levantado memorial de agravios en su discurso del 16 de febrero del 1989. Fatal error de un hábil manipulador de la popularidad, pues aquello equivalió el autosuicidio.

Asombró al país, el balance que el mismo 16 de febrero de 1989, a 14 días de toma de posesión o la llamada fiesta de coronación, hizo el presidente Pérez. Con toda seguridad absoluta en su popularidad y con la certeza de que el cobro de factura el pueblo se lo pasaría a los ex presidentes LuisHerrera y Lusinchi, CAP dibujó el desastre y prometió su superación con el plan de ajustes elaborado por jóvenes tecnócratas  y el FMI. Entre todas las medidas, la que resultaría inflamable, en medio de un cierto desabastecimiento, fue la atinente el aumento a la gasolina, combustible al fin, y ni que decirlo socialmente.

Alfredo Tarre Murzi, conocido como Sanín escribió entonces uno de los cinco o seis libros que en menos de un semestre se publicaron para analizar o documentar, los sorpresivos sucesos del 27 y 28 de febrero. Sanín mencionó los relativos sucesos a la cultura de la violencia, que él fijó y trató de interpretar en la suspensión de garantías constitucionales y el uso de la FAN en la represión.

Mientras que en 1989, el ministro de Defensa, Italo del Valle Alliegro, hubo de tomar la batuta en nombre de las desaparecidas Fuerzas Armadas estructuralmente democráticas, al tiempo que CAP dejaba correr el drama en jugada que le resultaría carísima, puesto que en los cuarteles la llamada logia secreta militar, el MBR 200 desconocido en ese entonces por el 99,99 por ciento y algo más de los venezolanos veía acercarse la oportunidad de oro para tres años después sublevarse en el llamado golpe del 04 de febrero de 1992.

José Miguel Salas Mejías.
Josemiguelsalasmejias1@gmail.com
ruptura.org@gmail.com
@RUPTURAorg
Sucre - Venezuela

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