A pesar de que estamos convencidos y pensamos que la
historia nos demuestra en forma clara y completa, que el socialismo fue
realizado en muchísimas partes del planeta, quedan aún, algunos obcecados que
se empecinan en seguirlo negando. Niegan que las experiencias de la URSS,
China, Corea, Vietnam, Europa Oriental, Cuba, etc. hayan sido socialistas,
acusándolos de "desviacionismo".
No lo creemos, es más, estamos convencidos que no fueron
"desviaciones", sino construcciones serias y efectivas del socialismo
real, pero aun posicionándonos en la postura más favorable para estos
negadores, creo que ninguno de ellos se animará a objetar que, tales
experiencias, al menos, si fueron –desde su propio punto de vista- intentos de
llegar al socialismo, excepto que crean que el socialismo puede imponerse de
golpe; -considero que los críticos más sensatos no comparten esta idea- tendrán
que admitir –entonces- que el socialismo sólo podría aplicarse por etapas,
secuencias o grados; y que si lo efectuado en los países descriptos no fue
(según estos críticos siempre) socialismo, al menos admitirán, que fueron
medios, vías, conductos o caminos para llegar al estado socialista. Si mis
críticos y yo estamos de acuerdo en este punto, me parece que también
tendríamos que estar de acuerdo en que esta metodología para tratar de imponer
un ideal, no ha sido en absoluto satisfactoria, y en mi particular opinión,
mucho menos que satisfactoria, sino directamente nefasta. El populismo
socialdemócrata asume como cierta esta conclusión sin abandonar su defensa del
socialismo. Lo mismo hace el populismo socialista (por ejemplo. el
castrochavismo venezolano).
Fundamentalmente, entre los colectivistas hay dos
posturas respecto a la forma de llegar al socialismo: una vía abrupta y otra
gradual, la característica común que comparten estos dos caminos es, que ambos
se transitan por medio de la violencia. Hay una tercera vía muy minoritaria
entre los marxistas y que está representada por la sociedad Fabiana y los
gramscianos (así llamados por inspirarse en las ideas del ideólogo italiano
Antonio Gramsci). Hoy en día, los marxistas no renuncian a ninguna de estas
vías, al menos -por el momento- han resignado las formas extremo-violentas de
llegar al poder.
De los dos medios agresivos que señalamos al principio,
la diferencia entre ellos radica en el grado y fuerza de la violencia. En la
tesis original (la de sus acuñadores K. Marx y F. Engels), la única metodología
propuesta (o mejor dicho profetizada) era la primera: la violencia en una sola
primer y última etapa, es decir, la revolución total. El grupo
"moderado" –sin dejar de patrocinar la violencia- proponía ataques
graduales, algo menos despiadados, pero regulares y prolongados en el tiempo. Y
el tercer grupo minoritario, dejaba casi por completo de lado la violencia, la
penetración del socialismo según ellos (fabianos y gramscianos) llegaría por la
vía de la educación y la instrucción. Es de hacer notar aquí, que K. Marx y F.
Engels, no descartan en absoluto esta vía, ya que la educación estatista es uno
de los 10 puntos del Manifiesto Comunista propuestos por K. Marx y F. Engels
como método de llegar al socialismo. El populismo socialdemócrata (como el de
los Kirchner de Argentina) es mucho menos afecto a la violencia que el
populismo socialista (como el castrochavismo venezolano).
Ahora bien, volviendo a la cuestión de sí el socialismo
se ha aplicado -o no- en el mundo, veremos que en efecto; si dejamos la teoría
de lado, aunque sea por un momento, como tantas veces nos han pedido, y nos
limitamos, simplemente, a contemplar los hechos, más claramente, la situación
actual en la que quedaron los países y regiones citadas luego de la fracasada
intentona de imponer el "socialismo real"; uno no puede menos que
sentirse defraudado con tales experiencias “a medias” o como ellos dicen,
“intentos fallidos“ y si digo “no menos que defraudado”, es para no decir
-directamente- horrorizado. Baste señalar algunos nombres de personas y lugares
tales como Stalin, Trotsky, Kerensky, Pol Pot, Mao Tse Tung, El Gulag, los
campos de concentración en la Siberia, la KGB, las razias, el hambre, la
miseria y la pauperización creciente de los pueblos del Asia y de la Europa
oriental, en fin, pero tornando a los resultados, estos "críticos"
que afirman que el socialismo “jamás se realizó”, serían demasiado necios si
dijeran que estos ejemplos dados no fueron –al menos- intentos, medios, vías,
conductos o caminos en busca de dicha construcción, y mucho más necios serian
si, asimismo, negaran el rotundo y absoluto fracaso de tales intentos, vías o
caminos.
La conclusión a la que se arriba no puede ser otra que;
afirmar que la tentativa de realizar el socialismo es cruel y sanguinaria y ha
dejado en el camino, un tendal pavoroso de víctimas, como dijo A. Aguilar
citado más arriba en este libro. Otros socialistas, -el tercer grupo ya aludido
antes- algo menos obcecados y algo más sensatos (aunque tan equivocados como el
primer grupo analizado) creen acertar cuando dicen que el error fue tratar de
imponer el socialismo por la vía violenta (como exigían Marx, Engels y
ejecutaran Lenin, Stalin, Mao, Fidel Castro, Pol Pot, entre otros) a la par que
sostienen que; el socialismo sólo encontraría plena y cabal consumación,
únicamente por la ruta pacífica. En este grupo, se destacan –entre muchos
otros- el italiano Antonio Gramsci y los fabianos británicos, así conocidos por
haberse agrupado en la célebre Sociedad Fabiana de Londres, y sus numerosos y
entusiastas seguidores. De esta vertiente es de donde ha surgido la moderna -y
tan de moda- socialdemocracia.
La socialdemocracia, dice ser de sí misma, una vía
híbrida que pretende "conciliar" socialismo con capitalismo, pero
teniendo como meta final la implantación del socialismo y utilizando el
capitalismo sólo como medio, nunca como fin, esta doctrina política deriva en
lo que Ludwig von Mises acertara en denominar intervencionismo. Nosotros
decimos que la socialdemocracia es la faceta política del intervencionismo o, a
la inversa, el intervencionismo es la cara económica de la socialdemocracia,
visto de este modo, hablar de intervencionismo y de socialdemocracia; son casi
sinónimos. Sucede que el socialismo democrático -por más democrático que quiera
ser- no dejar de ser socialismo. Y socialismo y capitalismo son antagónicos.
Ergo, la socialdemocracia no es viable. Por esto mismo es que el populismo
socialdemócrata y el populismo socialista no son conducentes.
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Acción Humana
Argentina
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