El aniversario número
108 del nacimiento de Rómulo Betancourt es una vez más, fecha para valorar la
vida de este compatriota. El número tan elevado de años puede hacer pensar que
ya no es importante registrar este día, y que ya se ha dicho todo lo que se debe
y puede decir.
Por otro lado, no se
caerá en apología derivada de alguna razón particular, porque no se pretende elogiar un “héroe”, se cree que ya
no caben más en el Panteón Nacional, ni
convalidar a un líder de papel que por narcisista pretendió constituirse en un
mesías.
Más que ventilar una
vez más la hoja de vida de Rómulo, se cree conveniente traer su persona a este
presente tan trágico y destructivo de la patria venezolana, dado el muy
importante papel que jugó, junto con otros venezolanos ejemplares, pudiéndose
valorar la llamada Generación del 28; dentro del proceso de construcción de la
Venezuela moderna, la cual se debió rescatar prácticamente de la oscuridad del
siglo XIX, hasta convertirla, en un tiempo realmente acortado, en una democracia
y una economía de trayectorias exitosas y reconocidas en el mundo.
Venezuela llegó a ser
la democracia del pueblo venezolano y refugio fraterno de muchas víctimas de
las dictaduras de los gorilas latinoamericanos. Llegó a ser una economía
exitosa con unas cinco décadas continuas de crecimiento muy elevado y sin
inflación, razón por la cual el ingreso de los venezolanos llegó a ser de los
más altos del mundo, y el bolívar se podía a transar en ciertos ámbitos
internacionales. Venezuela es realmente un caso extraordinario, porque si bien
la gesta de los venezolanos ejemplares se puede decir que se inició en 1.928,
debió librarse en condiciones aún más adversas que las violatorias de derechos
humanos del gobierno chavecista, contra gobiernos contrarios a la democracia en
mayor y menor medida, y fue apenas a partir del 23 de enero de 1958 que se pudo
forjar en condiciones adecuadas.
Dolorosamente, se
pudo comprobar que nuestra democracia no llegó a tener el tiempo suficiente
para perfeccionarse y consolidarse, y cabe preguntarse hasta qué punto esto se
les puede imputar a los forjadores de la democracia.
La democracia fue
víctima de varios vicios, como concentración centralista del poder,
distanciamiento entre el Estado, incluyendo a los partidos y a los
politiqueros, y la sociedad; corrupción y otros, todo lo cual quizás por
simplicidad se pueden resumir en “cogollocracia”, la cual llegó al extremo de
destituir indebidamente al Presidente Carlos Andrés Pérez, en razón de un pase
de factura por poderes políticos y económicos eliminados a sectores
privilegiados durante años.
El resto de la
historia es conocido, padecido y sufrido, la tragedia chavecista, el peor
momento de la historia de la República de Venezuela, peor que el Gomecismo. Si
bien se considera que el régimen chavecista, el que hoy “jefatura” Maduro, ya
no tiene base de sustentación, será necesario atravesar el camino de la
recuperación final de la democracia, la libertad y la justicia.
Esta es precisamente
la razón por la cual se recuerda la fecha natal de Rómulo Betancourt, porque
para recorrer exitosamente este camino de recuperación referido, el pueblo
venezolano necesita vitalmente de la lucha y liderazgo de venezolanos como los
recordados en esta ocasión, quienes deben ser aceptados como el ejemplo que
deben observar los directivos de partidos, y también nuevos conductores que
están surgiendo, para rectificar y corregir una lucha que debe ser dedicada
total y exclusivamente a producir la salvación de la patria. Algunos
venezolanos deben posponer para fecha posterior sus aspiraciones personales.
En el momento actual,
es necesario contar con otros venezolanos ejemplares, se debe contar con que
existen, y con algo parecido al denostado por algunos, Pacto de Punto Fijo,
ampliado para incorporar a la sociedad junto con los partidos. En esas
condiciones, al lado de la reforma democrática de los partidos y del sistema
institucional del país, se podrá aplicar a la economía venezolana una política
similar en su “sacrificio penoso”, al tratamiento de cura de un cáncer muy
maligno, y que significa seguridad y estímulo a la empresa y los trabajadores,
cero déficit fiscal, devaluación, elevación de exportaciones petroleras y otras
para contar con divisas para importar lo que demoraremos en volver a producir,
renegociar la astronómica y criminal deuda pública y lograr un muy cuantioso
financiamiento internacional.
Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv
Falcon - Venezuela
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