Hacen unos 4 meses que el tema del canal interoceánico
nicaragüense no se airea con fuerza en la prensa internacional. A decir de las
autoridades del país centroamericano que albergará la mas colosal obra de
infraestructura emprendida a escala planetaria en la actualidad, pareciera que
su canal continua con viento en la popa. Es que para Nicaragua la puesta en
funcionamiento de este proyecto transformaría radicalmente no solo el comercio
mundial sino además, la economía del país.
Son muchos, sin embargo, los que creen que las
prioridades de la gran nación asiática han cambiado y que el proyecto marcha
con mucha lentitud debido a que en Bejing esperan que soplen mejores vientos en
la economía mundial. Pero también es cierto que no estamos hablando de una obra
a ser ejecutada ni manejada por agentes gubernamentales chinos, hasta ahora,
sino por intereses privados
Lo que ocurre es que las exigencias a vencer para
emprender un proyecto de la envergadura del Canal nicaragüense son realmente
enormes en medio de la crisis económica actual. Estamos hablando del más
monumental proyecto de ingeniería nunca construido, ni siquiera comparable a la
Presa de las Tres Gargantas en suelo chino. Sus excavaciones serán 50 veces más
grandes que las de aquella. La dimensión
del reto financiero de la empresa HKND
Group , es el secreto mejor guardado y, sin embargo, Wang Jin , capitán del
emporio chino ganador en exclusiva de la concesión por 50 años para
desarrollarlo, asegura que el mismo podría entrar en operación a inicios de la
tercera década de este siglo.
El mejor aliado de la empresa de Hong Kong ha resultado
ser el propio gobierno nicaragüense quien ve en esta magna obra una única y
certera posibilidad de viabilizar económicamente a un país de poco más de 6
millones de nacionales. ¿Cuánto puede detener a la administración nicaragüense
la más o menos lenta velocidad de avance de las obras si el pleno manejo del
canal y sus actividades conexas darían empleo a 200.000 personas en trabajos
directos e indirectos?
Otro hecho cierto es que la aparición de navíos cada vez
mas grandes en los mares del mundo hace imperativa la construcción de una vía
marítima de estas características y el apoyo gubernamental de la nación
asiática no tardará en llegar si los fondos, que rondan los 50.000 millones de dólares a la fecha , se
obtienen de fuentes internacionales y si el resultado es que China mantiene a
través de esta obra, la primacía del
comercio y de la actividad naviera internacional.
Las consideraciones estratégicas y de seguridad que
rodean a uno de los proyectos de mayor envergadura en ejecución a escala global
hacen que exista una inclinación al secretismo explicable en torno al canal y
sus aspectos financieros. El solo hecho de que el mismo tenga lugar dentro de
un país poco abierto a dejar conocer sus políticas y debilidades internas,
logran también que este proyecto tenga características que conviene mantener
difusas. El tamaño de las inversiones involucradas, el componente de daño
ambiental que el mismo es susceptible de ocasionar y la presencia de China en
su desarrollo, consiguen que todo lo que atañe al nuevo canal esté también
impregnado de gran opacidad.
En definitiva, son escuálidas las probabilidades de que
una obra como esta sea abandonada por sus promotores después de los avances
realizados a esta fecha. Su avance se tornará lento y cauteloso posiblemente,
pero no hay señales de que haya vuelta atrás.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
Miranda - Venezuela
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