Al
régimen se le fue de las manos el monstruo de mil cabezas que armó para
defender “la revolución bonita” “rodilla en tierra”, inscrito en su
táctica: “formas de lucha armada”, que entra en acción cuando la persuasión
no ha sido suficiente para que la gente “entienda los beneficios
de la revolución” o para crear ingobernabilidad en caso de que
se pierda el poder, de allí la frase del difunto, “yo garantizo la paz”,
como si no estuviésemos en guerra desde 1999.
Al
ex alcalde rojo empieza a salpicarle la sangre que diezma su escudo de
protección, propone la militarización de la ciudad para combatir la inseguridad.
Atrás como que quedó el buen resultado de la “política del
pueblo en armas” que ejecutó
alegremente, cuyo debut el 11-04-2002,
avivó la pasión en la construcción de este sistema de control
social: impunidad garantizada a los miembros de los colectivos armados
-incluido indulto presidencial y encarcelamiento de los policías
que les han enfrentado-, reconocimiento público en discursos frenéticos
y su incorporación a cargos públicos, tal como ocurrió con los
“pistoleros de Puente Llaguno” y los policías de la PM presos injustamente,
cuyo cuerpo policial fue eliminado; control y desarme de
las
policías municipales; promoción del crimen; entrenamiento militar y
entrega de armas a ancianos, adultos, adolescentes y niños, lo cual se
patentizó en las fotos que circularon del diputado asesinado en extrañas
circunstancias; creación de su propia guerrilla: FBL, vinculaciones
con FARC, ETA, etc., reparto de
vehículos; otros. Jamás
imaginaron los rojos en su delirio que algún día las víctimas de tal
crimen de lesa humanidad, que ha cobrado más de un cuarto de millón
de vidas humanas, podrían ser ellos, esa “medicina”, entre otros,
era para curar a los dementes disidentes, para el control-dominio-sometimiento
de la gente, garantizarse la lealtad de los
colectivos armados, que incluye delincuentes comunes y otros; tal como
lo hizo en su momento el partido comunista chino, siguiendo el consejo
de sus asesores comunistas soviéticos, que asesoraron a los comunistas
cubanos, que asesoraron a los comunistas venezolanos.
Hoy
se pierde de vista la dimensión del crimen organizado y su depravación,
tanto en el ámbito internacional –obvio en los frecuentes escándalos
de venezolanos involucrados en narcotráfico, el último, la liberación
de 5 en República Dominicana-, como en el nacional, dueño y señor
de las cárceles y de bastas zonas del país, apoyado por una administración
penitenciaria y judicial cómplice y por las “zonas de paz”.
La delincuencia advierte que supera el poder represivo del Estado
rojo que le impulsó: dinero, armas de gran poder de fuego, admiración
y respeto de los jóvenes que ven esta actividad como deseable
para el ascenso social, apoyo de funcionarios del Estado rojo que
participan protagónicamente en el reparto del botín, como en Tumemo,
al extremo de que corre la especie que los contratistas de misión
vivienda para poder operar tienen que pactar con los pranes en sus
lujosas habitaciones en las cárceles y son éstos quienes cancelan a
los obreros.
La
población azotada por el hampa toma la justicia por su propia mano cada
vez con mayor crueldad y al éxodo se suma el desplazamiento interno
en busca de seguridad.
Mientras
la barbarie avanza “a paso de vencedores”, la gente está distraída
en las colas y la AN en proposiciones como la renuncia, la enmienda
o el RRP, y si ninguno resulta, la constituyente, como si el tiempo
sobra y no fuere absurdo agotarse en procesos que obviamente morirán
en el TSJ rojo, en vez de concentrar todas las energías en la salida
más segura en la estrategia adoptada.
¡Despierten!
Por este camino, cuando reaccionen, no habrá país en el cual
vivir.
Elinor
Montes
elmon35@gmail.com
@Elinormontes
Miranda - Venezuela
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