Los socialistas deben, de una vez por todas, dejar a un
lado el idealismo, y reconocer el pragmatismo progresista representado por el
capitalismo, que ha demostrado sin duda alguna, ser la más triunfadora de las
teorías económicas. El socialismo europeo por ejemplo, se basa en un sistema
económico capitalista bajo la soberanía de un país de ideología socialista. Es
perfectamente compatible.
Así ocurre en Noruega (una de las naciones más adelantadas
del mundo), Suecia, Inglaterra, y hasta en la republicana España, que son
reinos con sus reyes y reinas acompañados de toda la prosopopeya de la
monarquía. La propia China comunista es un ejemplo fiel de la aplicación del
capitalismo, en este caso, salvaje. ¿Qué dirían Mao, Stalin o el mismo Marks de
todo este aparente contrasentido?
Lo que sí tiene que quedar claro es que el socialismo
democrático busca elevar la calidad de vida de la población mediante el estudio
y el trabajo (no mediante el populismo); estimular la fundación de empresas
privadas socialmente responsables o las cooperativas genuinas, que produzcan.
El Estado debe vigilar, no ser dueño de todo, ni mucho menos gerenciar.
Por desgracia, este comunismo del Siglo XXI, es la
antítesis de todo lo ante dicho y fiel replay de la “Vía Chilena al socialismo”
de Allende, que provocó el caos marxista en su país, con bachaqueros, colas,
desabastecimiento, incluyendo superinflación del 1000%.
Los ideales no siempre resultan verdades, el desmoronamiento
del socialismo mundial es un ejemplo claro. Los golpes de la vida enseñan,
aunque algunos no aprenden, o se les olvida o simplemente son brutos. Porque
como dice Aníbal Romero, no importa cuántos reveses históricos se produzcan en
nombre de esa fantasía, cuántas muertes, desencantos, frustraciones y ruina
deje a su paso el socialismo; después la utopía renace y reencarna en nuevos
tiempos y lugares, generando los mismos desastres y desilusiones.
Y pensar que hasta
los años 60, nuestro petróleo era explotado por compañías extranjeras que sólo
nos daban dos míseros y piches dólares por barril, y sin embargo, éramos un
país rico, sin deuda externa ni inflación y con una sólida moneda a 4.30. Que
oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia
Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
Zulia - Venezuela
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