El tiempo no se detiene, los años pasan y juntos a ellos
los meses, los días hasta llegar a la unidad más pequeña de tiempo. El tiempo
cambia cada instante aunque no nos demos por enterados. Es un hecho inevitable,
vivimos en un cambio continuo e incesante que no se detiene pero el tiempo
somos nosotros mismos, no cambia uno sin el otro: “En los mismos ríos entramos
y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]”
La política no es distinta, nunca es la misma aunque la
historia pueda ser un referente para establecer un determinado comportamiento.
Se suele ir a la historia para tratar de prescribir un quehacer sin percatarnos
que aquel tiempo no es mismo que estamos viviendo por más que se parezcan.
En ocasiones se tiene la sensación que los políticos
venezolanos pecan o por exceso o por defecto; muchas veces se pretende
adelantar procesos cuando ciertamente nadie los exige ni forma parte de los
anhelos más sentidos de los ciudadanos y, en otros, se eximen de adelantar los
cambios cuando son un clamor ruidoso. Cuan diferente pudieran ser las cosas si
los políticos pudieran disponer de la virtud de poder desarrollar las
iniciativas que condujeran al buen vivir.
A alguien se le ocurrió que seis meses era un tiempo
virtuoso, la posición intermedia, un lapso suficiente para que Maduro y los
suyos hicieran maletas. Ya el mes de mayo toca las puertas y a nadie se ve
embalando cosas en Miraflores, por el contrario, el gobierno sigue actuando y
maniobrando dentro de la crisis que ellos mismos han profundizado pero sin
disponerse a otorgar disculpas ni consideraciones especiales a las opiniones de
terceros.
Cada día que pasa las circunstancias son distintas, ayer
no es igual a hoy ni se será idéntico a mañana; la crisis sigue su camino y se
profundiza, la insatisfacción popular aumenta colosalmente y la violencia se
apodera de cada rincón de la sociedad. No sería una exageración decir que la
guerra emancipadora no hizo tanto daño como los gobiernos de Chávez y Maduro;
en fin de cuentas aquella nos hizo libres y ésta nos somete a penurias
insoportables a nombre de una mamarrachada que llaman socialismo.
Los tiempos son los tiempos y estamos en tiempos de ir
modificando la estructura de poder en Venezuela; el referendo revocatorio es
una opción para salir de Maduro y del gobierno o para salir solo de Maduro. El
otro proceso es el de las elecciones de gobernador que hoy se presentan como un
evento que puede cambiar significativamente las relaciones de poder.
La MUD debe hacer lo indecible para que se cumpla con el
tiempo de renovación de los mandatarios regionales. No hay excusas para que no
sea así. Esos son los tiempos que vienen y los cambios que se avecinan son
promisorios para las fuerzas democráticas. El liderazgo nacional debe ponerse a
tono con el esfuerzo que en cada región se adelanta de cara al año de cambio de
gobernadores.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
Caracas - Venezuela
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