EL AGUIJÓN
La angustia en los ciudadanos por la aplicación del modelo político y
económico, autoritario y generador de pobreza, como mecanismo de control social
por parte del régimen, ha alcanzado niveles de desespero hasta tocar la
intolerancia como guía en la solución del problema.
Diversos actores políticos tanto del oficialismo como de oposición, han
sembrado esperanza en los ciudadanos, para traducirla en desesperanza en corto
tiempo. Se ha nadado en aguas superficiales, cargadas de interpretaciones
personales, rayando en la mentira como mecanismo para la inmediatez y hacerse
del espacio mediático, y con ello de la voluntad de las personas.
Hablar con la verdad a los ciudadanos es casi imposible en un país cuyo
propósito en su cuadro de dirigentes es imponer condiciones, cualquiera que
esta sea, siempre que obedezca a criterios cupulares. La distribución del poder
en pocas manos es la garantía del éxito de la élite, al mantener el control del
mismo y así arengar las masas emocionalmente. Jugar con la necesidad, e incluso
sembrarla en donde no existe, es imperioso para el régimen y algunos sectores
de oposición.
El texto constitucional ha sido pisoteado por esos sectores. Les importa
un bledo si eso gusta o no a algunos dirigentes que se atreven a llamar las
cosas por su nombre. Violan y posteriormente se valen de la legitimación de la
farsa a través del desespero ciudadano. El pan y circo son los actores a
mantener en la palestra pública. Sembrar el hambre y la muerte son elementos
estratégicos para la manipulación.
El chantaje entra en el escenario como el elemento articulador para
obligar a la castración y auto-censura. Son dirigentes y aspirantes a cargos de
representación popular o en la administración pública, quienes decidan en la
cúpula. Los demás son esclavos y se les asignara cargo dependiendo de su
lealtad a los jefes. La meritocracia y la lucha social no cuentan para quienes
administran la hegemonía.
Solicitar el cambio de un gobernante nada tiene que ver con lo
establecido en la Constitución. Lo importante es el acuerdo entre las
camarillas. Convocar a elecciones menos se puede hacer, si el momento señala
caminos de derrota. Todo un andamiaje montado para contrarrestar la acción y el
efecto del disentimiento, y en consecuencia de la democracia.
Opinar distinto es un calvario. No sumarse a una idea en un momento dado
se convierte en pecado. Hay quienes piensan en sus verdades, y deberían
analizar las de los otros, y respetarlas, así no se esté de acuerdo. La actitud
dice mucho de cada uno de los ciudadanos. El ejemplo es importante.
Con el engaño se juega a la desesperanza, y con ella a la improvisación.
El beneficio es para los mismos, no para el todo. Se requiere voluntad política
para salir del atolladero impuesto por la revolución siglo XXI. Las ofertas
engañosas traerán intolerancia, y esa la ruta hacia el precipicio.
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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