PÉNDULO Y/O ANTIPOLITICA
En política siempre se verifica la “ley del péndulo”, la oscilación
entre las izquierdas y las derechas, porque cuando la gente se harta del
socialismo, vota por la derecha; por lo que encuentra disponible en esa
dirección. Y viceversa: cuando la derecha decepciona, vota por lo que hay en la
izquierda.
En América latina y otras regiones del mundo, tuvimos predominio de
izquierdas en los años ’70 y ’80; por eso en los ’90 tuvimos “Neo-liberalismo”,
en base al “Consenso de Washington”. Pero eso no fue un capitalismo liberal
sino mercantilista, aunque el grueso de la gente no capta las diferencias; de
todos modos, los resultados decepcionaron, y se votó entonces por el
“Socialismo del Siglo XXI”. Decepción otra vez; y en 2016 el péndulo giró a la
derecha de nuevo: “Brexit” inglés, triunfo de Rajoy en España, referéndum en
Colombia, elecciones municipales en Brasil y Chile, y por fin, ¡Donald J.
Trump!
Trump es un producto del cansancio con las izquierdas, pero también de
la “anti-política”. La gente se ha desencantado tantas veces con las derechas y
con las izquierdas, que no quiere políticos. Y Trump es un empresario, que pasó
toda su vida haciendo negocios, en construcciones y otros ramos.
¿Está Donald Trump bien preparado para el puesto? No. Jamás en su vida
ha podido dedicar tiempo suficiente a informarse debidamente sobre corrientes,
sistemas y experiencias políticas. La política es una actividad que requiere su
ciencia, y el oficio de empresario es muy absorbente. Y sucede que la
“anti-política” es viento muy fuerte, que entroniza en el poder a figuras
notorias, procedentes de las empresas, el espectáculo, el deporte, los
periódicos, la radio o la tele, etc., aunque muy improvisadas en sus
conocimientos de Política (con mayúscula). Trump no es la excepción.
Se dice “Requerimos gerentes en los puestos de Gobierno”. No es así. Nos
guste o no, se necesitan “políticos” profesionales, competentes en Ciencias
Políticas, además de honestos. Un “gerente” es un administrador, no un
gobernante. Un Presidente debería saber no meramente administrar un capital,
una empresa o un negocio, sino los fundamentos y contenidos de las Ciencias de
Gobierno. Tuvimos muchos “politiqueros”, ignorantes, incapaces y corruptos;
pero eso no justifica la improvisación.
Se pregunta “¿Y para qué están los asesores?” Déjeme decirle que los
potenciales asesores, todos tienen pensamientos muy distintos y encontrados,
algunos malos, otros buenos, otros regulares. Un Presidente debe
seleccionarlos, ¿y cómo va a escogerlos, desde su ignorancia y desconocimiento?
Y una vez elegidos sus asesores, le presentarán un cúmulo de opiniones diversas
y contrarias, pero ¿cómo va a decidir, siendo su conocimiento escaso y
superficial?
Trump tiene excelentes intuiciones; por ej. sabe que la izquierda
cultural es una peste, y quiere acabarla. ¡Excelente! Pero en economía tiene
ideas mercantilistas, típicas de la derecha mala. Quiere repatriar las empresas
estadounidenses en el exterior, muy bien, pero ¿de qué modo? Parece no ver que
si se han mudado es por exceso de regulaciones, impuestos y multas; y para que
vuelvan, hay que rebajar esas cargas, en lugar de amenazarlas con sanciones.
Tienen que ser competitivas otra vez, y eso, según la Economía Política sana,
se logra disminuyendo los costos, entre ellos los gubernativos, y no decretando
aranceles a productos de China u otro país.
El Muro en la frontera sur no es buena idea; pero podría tener un buen
efecto en nuestra América. Porque la emigración a los EE.UU. es la “válvula de
escape” para muchos millones de personas, que se han ido a hacer lo que aquí se
les impide: trabajar, progresar, y juntar cierta fortuna. Sus “remesas” mitigan
la pobreza de sus familias, pero el costo es elevado: muchas se han roto en
pedazos.
Esa fuga masiva de capital humano, les permite a las oligarquías aquí
reinantes, de izquierdas y de derechas, mantenerse en el poder; y ha evitado
presión para hacer los cambios que se requieren en nuestros corruptos y
podridos sistemas económicos, educativos y políticos. Por eso los Presidentes
bananeros están furiosos con el Muro.
Los del Proyecto “La Gran Devolución” nos preparamos para Cinco Reformas
fundamentales, a conquistar en el mediano plazo. Somos la derecha buena, la
liberal clásica, no estatista; y nuestra oferta es: “Capitalismo para Todos”.
¿Y cuál es la “derecha mala”? Es la derecha anti-liberal o estatista, de
la cual hay al menos cinco versiones: (1) La derecha estatista religiosa,
quiere unirse al Estado para obtener sus beneficios y privilegios; pero también
muchos partidos políticos, Fundaciones, ONGs, y “movimientos sociales”, quieren
subsidios y prebendas del Estado. (2) La empresa mercantilista ineficiente,
quiere unirse al Estado para tener “proteccionismo” en economía. (3) Cierta
derecha conservadora, quiere educación estatal, para promover sus creencias y
convicciones en la enseñanza, incluso algunas muy buenas, que podemos
compartir, esenciales para que el capitalismo pueda sostenerse …pero su
promoción no debe pagarse con impuestos, o ser decretada coactivamente. (4) Los
médicos socialistas, y otros muchos conservadores, igualmente estatistas, que
hacen la enorme mayoría en la profesión, quieren “salud pública”, o sea
medicina socializada. (5) El tal “conservatismo compasivo” (los Bush &
Co.), también quiere “planes sociales”, iguales o muy parecidos a los
socialistas.
Para esta derecha mala, la palabra “Estado” significa: "Gobierno
limitado, salvo para lo que a mí me interesa"; es la política de los
“intereses especiales”. El estatismo no es exclusivo de las izquierdas, como
creen muchos liberales despistados.
Nosotros proponemos, en la Reforma No. 1, separación de iglesias y
comunidades religiosas del Estado, pero también la separación de los partidos y
grupos políticos del Estado. En la No. 2, la separación de las empresas y la
economía del Estado. En la No. 3, separación de la enseñanza y el Estado. En la
No. 4, separación del ejercicio médico y el Estado. En la No. 5, la separación
de las jubilaciones del Estado; y las actividades de ayuda social y
humanitaria, sean religiosas, meramente filantrópicas o de otra clase,
igualmente separadas del Estado. Para nosotros, la palabra “Estado” significa:
“Gobierno limitado”. O sea li-mi-ta-do: seguridad, justicia, infraestructura.
Nada más.
Con esto espero aclarar dos cosas: por qué la derecha mala es mala; y
por qué aun así es preferible a cualquier izquierda, hasta tanto haya opciones
buenas de derecha liberal, las que estamos incubando en “La Incubadora”. ¿Y la
“izquierda buena”? Eso no existe; nunca existió, ni existirá jamás. Puede Ud.
consultar la información, en la Web amarilla del “Foro Liberal de América
latina”.
¡Felicidades y hasta la próxima, si Dios quiere!
Alberto Mansueti
albertomansueti@aol.com
@MansuetiAlberto
@alberman02
Bolivia
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