ACCIÓN HUMANA
Siempre he tratado de eludir el tema que voy a abordar, porque -en el
fondo- invariablemente me pareció una cuestión trivial. Pero, al comprobar con
el tiempo que la mayoría de mis congéneres no lo considera así, creo que será
oportuno que diga algo al respecto, aunque no sea mucho.
Hablaremos pues de los feriados. Pero antes, y para mejor orden, veamos
que significa la palabra feriado yendo al diccionario de la Real Academia
Española:
“día feriado. 1. m. día festivo, especialmente el que no cae en domingo”
Vayamos ahora entonces a la definición de festivo:
festivo, va
Del lat. festivus.
1. adj. Perteneciente o relativo a la fiesta.
2. adj. Dicho de un período de tiempo: Señalado oficialmente para el
descanso por celebrarse una fiesta solemne, por oposición a laborable. Apl. a
un día, u. t. c. s. m.
3. adj. Alegre, divertido y gozoso.
4. adj. Chistoso, agudo o gracioso.
Por mi parte, -y a los solos efectos de este análisis- divido los
feriados en feriados estatales (nacionales, provinciales, municipales, etc.) y
privados (ninguno de los anteriores). La mayoría de las personas sólo conoce y
acepta como "verdaderos" feriados los primeros, e ignora los
segundos.
Nunca he creído en los llamados feriados nacionales, y persistentemente
me parecieron infantiles y poco consistentes todos los trillados
"argumentos" mediante los cuales se ha pretendido y se pretende
"justificarlos".
Los feriados nacionales no son otra cosa que feriados estatales, fechas
impuestas en el calendario alguna vez por alguna autoridad sin el
consentimiento expreso, claro y contundente de cada uno de los ciudadanos a los
que luego se los obliga a observar tales festividades. En realidad, este tipo
de feriados carecieron de toda entidad y significación personal.
Pero ¿en qué consisten realmente estas supuestas festividades?
La inmensa mayoría de los feriados estatales argentinos conmemoran
hechos militares, (guerras, golpes, rendiciones, invasiones, derrotas,
victorias, etc.) los que -según el bando que se adopte entre los contendientes-
tendrán el sabor amargo de la derrota o el más dulce de la victoria. ¿Realmente
tienen estas fechas el carácter "Alegre, divertido y gozoso" que
corresponde al vocablo festivo (nuestro equivalente a feriado)? Contesto que
no, y que -además- me parece bastante enfermizo "celebrar" tales
calamidades, porque verdaderamente considero que todo hecho de violencia es una
verdadera tragedia, no algo "festivo".
Constantemente he creído que los días feriados deberían ser
verdaderamente festivos (recordemos las acepciones 1. adj. Perteneciente o
relativo a la fiesta. 3. adj. Alegre, divertido y gozoso. 4. adj. Chistoso,
agudo o gracioso, de la definición del vocablo). Y -por tanto- que no se
compadece con dicho espíritu el rememorar sucesos militares, o civiles en el
que hayan intervenido militares. ¿Que podría tener de festivo un hecho bélico,
o cualquier acto de fuerza o de violencia?
Posiblemente, para alguna mente morbosa si tengan hechos tales ese
carácter: 3. adj. Alegre, divertido y gozoso. 4. adj. Chistoso, agudo o
gracioso. Por mi parte, no lo entiendo. Y sin embargo, los argentinos (supongo
que igual que en otras partes del mundo) celebran este tipo de cosas. Me sigo
preguntando ¿hay algo que valga la pena "celebrar"? Pues estas no son
fechas festivas, sino que son fechas para olvidar (al menos por parte de las
mentes sanas). Otra pregunta que me hago es: ¿a que ayudan a construir los
feriados nacionales? Mi respuesta -luego de mucho meditar- es: a nada.
En cambio, creo que esas fechas recordatorias, sobre todo si se refieren
a sucesos acontecidos en el pasado reciente- solo sirven para avivar odios y
rencores entre los partidarios de los bandos opuestos.
Caso típico es la nefasta evocación en Argentina de cada 24 de marzo
recordando un golpe de estado. Desde su instauración como feriado nacional, la
fecha solo ha servido para reavivar heridas entre partidarios y adversarios de
los dos bandos en pugna de entonces: militares y subversivos. Cada bando
tratando de torcer la historia para su propio lado, desfigurando todas las veces
que se presenta la fecha en ocasión hechos históricos, roles, móviles,
objetivos, causas, efectos y todo lo que se pueda tergiversar de aquella etapa
historia. Generando un torbellino de discusiones inútiles, obtusas y aburridas
que se repiten invariablemente en el mismo sentido, el mismo tono airado, y el
mismo tenor, año tras año cada día 24 de marzo.
Los miembros (o simpatizantes) de un bando se esfuerzan por convencer a
los partidarios del contrario de la razón de la lucha desde su propio punto de
vista. Se habla de "memoria completa". Cuando todo esto es
inservible. Los miembros de bandos antagónicos no están dispuestos a conceder
ninguna porción de razón a los del bando antagonista. La recordación, cada vez
que se presenta, revive los odios y las antiguas adversidades. Cada año es la
misma historia.
También está el aspecto económico: la multiplicidad de feriados, además
de no tener razón de ser para mí, entorpecen la productividad económica, son un
aliciente a la irresponsabilidad laboral y al ocio inducido sin motivo válido.
Quiero aclarar que respeto mucho a los memoriosos y nacionalistas,
quienes de buena fe son muy, pero muy afectos a "festejar" feriados
patrios y demás. Sólo que aclaro que no me alisto entre ellos, y que mi crítica
no se dirige a las personas que -de buena fe y en su propio circulo social-
celebran estas fechas. Mi diatriba se orienta hacia el decreto de fechas
oficiales, estatales, gubernamentales, etc.
Sostengo que es tiempo de liberarnos del pasado y empezar a construir la
Argentina del futuro. No hay mayor falacia que aquella que dice que los pueblos
que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo. Porque -contrariamente
también se puede argumentar que- recordarlo tendenciosamente cada año es una
forma de repetirlo o de inducir a revivirlo. Y esta forma de resurgirlo -aunque
por ahora sea en los discursos y en la memoria- es una forma de reavivarlo,
reencender odios y pasiones que hace tiempo deberían estar sepultados, y que
impiden mirar hacia adelante y empezar a construir una verdadera nación.
No estoy en contra a que cada persona, cada familia o cada grupo
privadamente celebre estas y todas las fechas que se deseen. Pueblos y naciones
que gusten vivir del pasado, o en nombre del respeto a sus tradiciones
rememorarlas, deberían estar en plena libertad de hacerlo, pero, en el ámbito
estrictamente privado o social civil. El estado-nación no debería de cumplir ni
arrogarse ningún papel rector al respecto.
En cambio, me parece insano institucionalizar fechas recordativas,
obligando a la sociedad toda a observarlas.
Establecer feriados obligatorios a nivel nacional y constreñir el
aparato estatal a tolerar sus discursos oficiales, material de propaganda, y
demás elementos que la corrección política del momento dicte a los gobernantes
de turno, es desde mi propio punto de vista inmoral.
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Acción Humana
Argentina
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