EN POCAS PALABRAS
OPORTUNISMO Y RAPACIDAD
Estoicamente la sociedad venezolana sufre el rigor impuesto por una
pandilla cuya fuerza descansa en la punta de las bayonetas. Pasan los días y
crece el hambre ante la indiferencia, la muerte ante la impunidad.
Hasta el
presente, el aguante ha predominado frente al abuso, frente a la brutalidad que
asalta academias y universidades, frente al garrote que se agita sobre la
disidencia. Carujo redivivo embiste impunemente contra el espíritu de Vargas.
La barbarie gobernante ya ni siquiera apela a la ideología que le sirvió
de bandera. El espacio de las ideas ha sido asaltado por el oportunismo y la
rapacidad. Sería interesante saber cuánto saben de Marx o Gramsci los jefes
militares que se declaran revolucionarios socialistas. Si les preguntan,
seguramente reirán y confesarán que son más aventajados en materia pecuniaria
que en política o historia. Eso se lo dejan a los pocos pendejos que todavía
abrevan en la teoría de la justicia social revolucionaria.
Pero los abusadores son cobardes por antonomasia. Solo se enfrentan
cuando tienen todas las ventajas. Como los matones de barrio que cayapean en
pandilla. De igual a igual rehúyen la contienda. Por eso sueltan las plumas
eludiendo como patarucos la obligación de medirse en elecciones. No les basta
la prerrogativa de contar con las comisarias oficialistas en el órgano
electoral. Ahora pretenderán burlar la obligación de realizar los comicios para
gobernadores de los estados, cuyo plazo venció el pasado diciembre.
Es una oportunidad para una reacción concreta y obligada de los
ciudadanos: cortarles la huida y, por todos los medios a nuestro alcance y con
creatividad, no descansar hasta llevar hasta su fin la batalla por este derecho
constitucional, haciendo respetar, además, todos los atributos para la
representación electoral de la oposición democrática.
Ramon Peña
ramonpen@gmail.com
@ramonadrian42
Caracas – Venezuela
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