Tiempo atrás, no llevo la cuenta de cuanto, buscar el significado de una
palabra implicaba echar mano de un diccionario, quizás del más popular y
conocido era el Larousse, ampliamente recomendado por los maestros y profesores
de entonces y llamado por los estudiantes como el ”mataburros”. Ahora,
dominados por las tecnologías de la información y el conocimiento, el
diccionario que conocimos ha dado paso a otro más rápido en su respuesta:
Internet y su popular motor de búsqueda Google. Basta escribir “cobero” y
Google responderá de inmediato con: “Mentiroso, persona que miente, acción de
cobear.”
Luego de la Revolución bolchevique y precisamente al producirse la muerte
de Lenin (1924), la conducción revolucionaria fue continuada por Stalin,
tiempos en que el ejercicio de la coba como política de Estado jugó un papel
relevante. Tal ejercicio- la coba como política de Estado- sirvió para asesinar
a antiguos servidores y luchadores revolucionarios pero que estorbaban a los
planes stalinistas. La lista de asesinados es larga y la excusa siempre fue que
la revolución estaba en peligro o que éstos pretendían actuar contra el gran
líder revolucionario. Aunque suene conocido el ritornelo no escribo sobre
Venezuela sino sobre la extinta Unión Soviética. Una forma amena pero larga de
sumergirse en esa historia es la lectura de “El hombre que amaba los perros”
del escritor cubano Leonardo Padura.
En Venezuela se recurre a la coba como política de Estado: son frecuentes
los anuncios de atentados contra el presidente que terminan en el cesto de
basura sin la presentación de la más mínima prueba; de la fauna saboteadora
(iguanas, aves y otras especies) de la red eléctrica pasaron a personificarlos
en la derecha, lugar espacial carente de individuos, de seres mortales; la
guerra económica que mantiene los precios del crudo por los 40$, los anaqueles
de los mercados y farmacias vacíos y la inflación cuyo valor se desconoce por
su muy alto vuelo; sugieren que son dirigidos por algún personaje de la Liga de
la Justicia que acorrala a la revolución.
En esa nueva disciplina, el gobierno ha hecho varios anuncios
fantasiosos: nos aseguró que pulverizarían el dólar paralelo y éste aumenta
pulverizando el pronóstico gubernamental; nos sugirió un repunte en los precios
del petróleo y ya vemos como las reuniones de los técnicos de la OPEP rechazan
la tesis venezolana; ofrecieron la liberación de la sociedad del hampa y ya se
nota el fracaso de la OLP y los atentados contra sedes de policías con granadas
y armas de guerra hacen enmudecer al gobierno.
Maduro seguirá en el ejercicio de la coba como política de Estado preparando para los próximos días, específicamente los cercanos a los comicios electorales, anuncios acerca de la derrota de la guerra económica, liberando toneladas de comida y bienes esenciales que intentarán dar la idea de que la escasez ha llegado a su fin.
Es una práctica inhumana someter a la población a largas colas para
adquirir alimentos, también lo fueron los fusilamientos conducidos por Stalin,
pero la revolución exigió muertes en el
caso de éste, y mentir para Maduro es parte de la política revolucionaria.
Esperemos que ese espejismo no cambie lo que está por venir para bien de
la nación.
Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
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