En la semipenumbra de
su oficina, sentado en su escritorio y apenas iluminado por la mortecina luz de
una pequeña lámpara, Maduro reflexiona sobre la evolución y resultados de su
mandato, la situación política del país, sus perspectivas y un tsunami de incertidumbre, miedo y
angustia lo sacude y envuelve. Se formula preguntas y no encuentra respuestas,
o si las encuentra éstas no presagian nada bueno para el país ni para su
liderazgo político.
Piensa:
-A pesar de todos mis
esfuerzos sigo cayendo en las encuestas. La matriz de opinión me hace
responsable de todo lo malo que acontece en el país. En el partido no me paran
y no logro consolidar, junto a Cilia y los pocos que me siguen, una tendencia
hegemónica que me permita contrarrestar a mis enemigos; ellos y muchos más, que
no me quieren aquí.
-Los militares que me
rodean, exhiben rostros pétreos e inescrutables, desapareció la alegría de
antaño. Cuando hablo y hago gala de mis dotes de orador y utilizo terminología
castrense para congraciarme con ellos, no me miran o lo hacen de reojo, y,
entre ellos, cruzan miradas de reprobación a lo que digo. Será que sienten que
mis actuaciones los ponen en un brete del que se quieren salir o es que no les
satisface el gran poder que tienen en mi gobierno y todavía quieren más?
-Aporrea y los de
Marea Socialista que allí escriben no me dan tregua ni paz. Quieren que haga lo
que jamás haré: cambiar la orientación de mi gobierno. Creo que a Aporrea le
sale cierre, en breve.
-Las desavenencias y
desencuentros al interior de mi gobierno y dentro del partido son de gran
magnitud; trato de participar en dichos pleitos y no paso de ser un simple
espectador, blanco de todas las criticas. Esos desagradecidos no toman en
cuenta mis esfuerzos por cambiar el negativo resultado electoral que se avizora:
He insultado, calumniado, acosado, amenazado y apresado, sin razón ni
fundamento jurídico, a dirigentes opositores; he hecho de la intimidación mi
forma preferida de hacer política; he
espiado y pinchado teléfonos privados; he decretado estados de excepción en
zonas en las que, en condiciones normales, perderíamos el 6D; me he peleado con
Colombia y Guyana; he cerrado fronteras; no he permitido la observación
internacional para los comicios venideros; incondicionalmente he puesto, al
servicio del partido, el ventajismo de uso de todos los bienes y servicios del
Estado; he ahogado presupuestariamente a las Universidades; a la tan cacareada
libertad de expresión la tengo bajo mi férreo control; al grupo Polar y a todos
los empresarios privados los tengo permanentemente acosados e intimidados; a
pesar que no dispongo de los recursos para ello y que no sé cómo se financiará,
decreté un aumento de sueldos y salarios que, como se sabe, no alcanzará a
resarcir la pérdida que mi gobierno, y el del que se fue, hemos causado al
valor adquisitivo del salario del venezolano; a fin de mantener unido al
partido y a los militares con mi liderazgo, he permitido y tolerado la
corrupción y el estratosférico y escandaloso enriquecimiento de unos cuantos,
asimismo, el saqueo y la destrucción de
PDVSA y otras empresas del Estado. Por éstas y otras cosas que se me escapan en
este momento de reflexión, mi gobierno se habrá hecho merecedor del voto
castigo?
-El país ha entrado
en una profunda recesión económica. La producción y la inversión no crecen a pesar de las enormes sumas de
dinero, sin respaldo, que les transfiero, gracias a la complicidad e
irresponsabilidad del BCV. El PIB
continuará declinando este año y con perspectivas que también lo continúe
haciendo en los años venideros. La verdad es que no entiendo nada sobre
economía. Habré perdido la "guerra económica" que inventé?
-La inflación ya es
de tres dígitos y no encuentro la manera de detenerla y abatirla sin cambiar el
modelo que he venido aplicando. La nueva Ley de Precios Justos-que organiza el
incompetente Arreaza- me funcionará esta vez? A fe cierta que no, pero, estoy
convencido que esta demagógica jugada podría ayudarnos electoralmente.
-El descontento
generalizado, el desempleo, la corrupción
la escasez, el bachaqueo, las colas, el deterioro de la cuantía y
calidad de suministro de los servicios públicos, la inseguridad, y el dólar
paralelo, suben como la espuma y la aceptación y popularidad de mi gobierno
bajan como taladro o precio petrolero. Será que he gobernado mal?
Diosdado….. aplaude…..
Pedro Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
No hay comentarios:
Publicar un comentario