En
esta época se hace prácticamente obligatorio rendir tributo a una figura que
demostró valentía, fue un consecuente político y soñó con un país mucho más
incluyente. Contrario a lo que pensó la dictadura militar a través de la saña,
la desolación, la humillación y el dolor, el emblema de Leonardo Ruiz Pineda
sigue guiando las aspiraciones de los que anhelan libertades y construyen
mejores sociedades.
La
aciaga noche del 21 de octubre de 1952, en la que las balas crueles masacraron
a un demócrata, puede interpretarse como el punto de quiebre de una etapa
represiva que unía a la tétrica experiencia de Guasina, el atentado a
Betancourt en La Habana el 18 de abril de 1951, un ataque al propio Ruiz Pineda
el 23 de septiembre del mismo año y el repulsivo asesinato de Cástor Nieves
Ríos el 4 de octubre de 1952. A partir de ese momento se demostró de lo que era
capaz la oprobiosa tiranía con tal de mantenerse en el poder.
Leonardo Ruiz Pineda |
Los
regímenes dictatoriales no sólo se encargan de reprimir, sino también de
mancillar la dignidad humana. Por eso, todos los casos de los asesinados eran
acompañados con mensajes oficiales en los que se tildaba a las víctimas de
inmorales, terroristas o simplemente se formulaban escenarios de combate entre
los perseguidos y los cuerpos de seguridad del Estado. A Nieves Ríos se le
acusó de intentar escapar, mientras el cuerpo de Ruiz Pineda, sobre un charco
de sangre, tenía al lado una botella de licor y en la nota de prensa se dijo
que iba con armas de fuego. Todo eso en una macabra estrategia discursiva de
enlodar al adversario.
Los
sueños de libertad de una sociedad no pueden ser sustraídos por la indecente
actitud de algunos poderosos que emplean la fuerza para silenciar los ímpetus
de cambio. Aunque a partir de 1953 se exacerbó una política de censura,
delación, tortura y encarcelamientos discrecionales que profundizó la oscuridad
que imperaba desde el 24 de noviembre de 1948, la ciudadanía empezó a condenar
los atropellos recurrentes que se presentaban, e incluso después del asesinato
de Ruiz Pineda salió masivamente a votar por la tarjeta unitaria de URD.
Aunque
el ventajismo del régimen era abismal la población participó masivamente en los
comicios convirtiendo la jornada en una exigencia de democracia y el voto en el
mejor homenaje que se podía hacer a los presos políticos y a las víctimas de la
tiranía. Fue tal la actitud ciudadana de repudio al proceder del gobierno, que
a éste no le quedó otra opción que recurrir a un fraude, siendo este el
elemento que faltaba para quedar ante el mundo como lo que era: una cruel
dictadura.
Luis
D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
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