Jamás imaginé que una
observación que le hiciera personalmente a Hugo Chávez. cuando fue candidato a
la presidencia de la República, luego de su intervención en la cual participó
conjuntamente con los otros aspirantes a la silla presidencial, para dar a conocer
sus respectivos programas de gobierno, en un acto que tuvo lugar en el ahora
deteriorado Hotel Barquisimeto Hilton, tomara un rumbo distinto el Instituto
Nacional de Cooperación Educativa (INCE), por cuanto en su intervención
manifestó desconocer la función
primigenia de la institución que para ese momento arribaba a su 39 aniversario,
y por ello expresó que de llegar a la Primera Magistratura lo “desaparecería
totalmente, porque no sirve”.
Concluido el acto
organizado por Conindustria, organismo empresarial que solicitó al INCE apoyo
logístico en las áreas de prensa, relaciones públicas y protocolo, adscritas a
la Gerencia General al frente de la cual me encontraba, abordé a Chávez
portando un dossier con abundante información sobre los objetivos, misión y
función de la institución que acremente criticó, no sin antes expresarle en los
siguientes términos: “Comandante Chávez, de llegar usted a la presidencia de la
República, el INCE será uno de las más importantes instituciones con las que
podría proseguir formando profesionalmente a miles de jóvenes venezolanos, que
hasta el momento alcanzan la cifra de 8 millones 200 egresados de sus aulas en
todo el territorio nacional. Le entrego en sus manos esta carpeta y le sugiero
lea su contenido, porque probablemente usted está mal informado sobre el
particular”
La cuestión del
incesto ha sido un referente universal acerca de la preferencia de las
relaciones de parentesco fuera del grupo social de origen. Por ello, el
atrevimiento del columnista en titular el presente artículo de esta manera,
pues no se explica que siendo el INCE una institución del estado, este a través
del gobierno de turno, la haya violentado de tal manera que en la actualidad
desvirtúa la esencia para la cual fue creada, pues no solo ha dejado de cumplir
la misión que le fuera encomendada por ley, sino que hasta a su razón social el
régimen le agregó una “S” para definirla como “socialista”.
En estos nuevos
tiempos y desafíos, en menos de 50 años, buena parte de la humanidad ha
transcurrido de la rigidez de las ideologías, a la libertad de creencias, de
economías cerradas y pequeñas a mercados competitivos, de la degradación
ecológica a la conciencia ambiental, de permanentes gastos burocráticos a
urgentes inversiones sociales. En cada proceso, el hombre protagonista de la
historia, es el elemento que condiciona y lo hace por medio de la educación,
factor esencial que permite mantener y aumentar los beneficios sociales,
económicos vigentes y futuros. Por esta razón, paralelamente a la libertad
física del individuo, la educación para el trabajo brinda el rescate espiritual
que desarrolla las potencialidades del hombre y la mujer.
En nuestro país, la educación para el trabajo había permitido hasta hace 17 años, que el INCE capacitara a millones de jóvenes, mujeres y hombres, con participación del sector público y privado, que coadyuvó a reafirmar sus políticas de formación de recursos humanos. Clara era su visión, pues consideraba que los planes sociales y económicos brindaban resultados en la medida que los recursos humanos estaban capacitados para enfrentarlos, púes solo aquellas naciones que cuentan con numerosos y mejores profesionales en todas las áreas, especialmente técnicas, están en capacidad de afrontar los retos tecnológicos y actuales, por lo que se requiere de un mayor esfuerzo colectivo y una adecuada coherencia.
El otrora INCE era un
organismo autónomo con personalidad jurídica y patrimonio propio, creado por
Ley el 22 de agosto de 1959 y reglamentado por decreto el 11 de marzo de 1960.
En el año 1990 de acuerdo con decreto publicado en Gaceta Oficial N° 34.563 de
fecha 28 de septiembre de ese mismo año, se reforma el reglamento de la ley del
INCE, con la finalidad de reorganizar el instituto para adecuarlo a los nuevos
intereses del país y al proceso de reconversión industrial, conjugando los
esfuerzos de los tres elementos claves: los trabajadores, el empresariado
nacional y el Estado.
Uno de sus
principales objetivos era promover, organizar, orientar y desarrollar la
formación profesional de acuerdo con los requerimientos nacionales y regionales
de mano de obra calificada, en estrecha colaboración con las organizaciones
empleadoras y en plena sintonía con los planes y programas de la Administración
Pública Nacional. Era su fin fundamental, la capacitación integral del
trabajador venezolano, en el proceso productivo mediante cursos de formación
(515 hasta el año 1998), especialización y perfeccionamiento en diversos
oficios y especialidades, en las 23 Asociaciones Civiles y 4 Institutos
Sectoriales (INCE-textil, INCE-Construcción, INCE-Turismo e INCE-Metalminero.
Era común leer en la prensa en aquel
entonces, avisos de empresas solicitando personal calificado con el añadido:
“preferiblemente egresado del INCE”.
Fueron las
Asociaciones civiles, regionales y sectoriales, las encargadas de llevar a cabo
toda la programación bajo la tutela del
Estado y con la colaboración de los patronos y trabajadores de los sectores
productivos de bienes y servicios, lo que permitió lograr una eficiente formación
y capacitación continua de una fuerza laboral, complementada con la educación
recibida en el sistema formal.
Su lema para aquel
entonces, resumía el propósito para el cual fue creado: “El INCE capacita la
más grande de las empresas: EL PAÍS”. Mantenía convenios docentes suscritos con
diversas instituciones públicas y privadas, para en su acción formativa
desarrollar programas como: Formación comercial y servicios, Desarrollo del
aprendizaje, Aprendizaje dual, Educación básica, Formación industrial y
artesanal, Formación a distancia, Capacitación para la juventud desocupada,
Programa agrícola y fronteras, Formación de instructores en diversos oficios,
Capacitación carcelaria, amén de convenios con la comunidad europea, GTZ
alemana, SENA de Colombia y SENAI de Brasil.
Pienso que Chávez ya tenía en su caprichosa mente desaparecer al INCE del que hacemos referencia en párrafos anteriores, pues el INCES que ahora hasta sus fachadas en casi todo el país la pintaron de rojo, dejó de lado la función para la cual fue creado, para dar paso a la ideologización socialista y por ende comunista, de quienes asisten a sus destartaladas aulas. Sus talleres, otrora dotados de valiosas y modernas herramientas las cuales en su mayoría desaparecieron, muestran la desidia, menosprecio y abandono, adornados con la telaraña del tiempo y la suciedad de sus espacios.
Es el momento de
evitar que la tragedia que vivimos los
venezolanos se acreciente, y frustre el porvenir de nuestros hijos y nietos.
¡Estamos a tiempo!
“Un hombre sin
estudios es un ser incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida; y el
ignorante, que siempre está próximo a
revolverse en el lodo de la corrupción, se precipita luego infaliblemente en
las tinieblas de la servidumbre”. Simón Bolívar
Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
Aragua - Venezuela
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