Que diferencia la prisión licenciosa y de
boato, que le permitieron a Hugo Chávez; primero en el cuartel San Carlos;
donde comenzaban los viernes los saraos: arpa, cuatro y maracas; carne a la
parrilla. Testigos los mismos periodistas que reseñaban estos acontecimientos.
Género femenino a su lado, como diría Zorba
el Griego, no le faltaba, y que en esto cobró fama más en su segundo presidio,
en Yare. Entonces, Chávez pasó a ser el consentido de ese tipo de ese tipo de
mujer de izquierda, resentida; que se las daban de libertinas, y no creían ni
en la democracia ni en los partidos políticos; buenazas, y parranderas; tocadas
un poco por el militarismo; como diría Marcel Proust, por la epidermis del
uniforme, y por aquel presidio pasaban, y que si le llevaban pasticho de
berenjena, que a él le gustaba mucho; lo mismo que el dulce de lechoza; por
otra parte, amigos que comenzaron a admirarlo, y a llevarle libros. Bien
hubiera podido escribir una obra con el título de “Cuando era feliz y preso”, a
la manera de Hemingway o García Márquez.
Digo, que diferencia este caso del de Leopoldo López. ¿Qué a Chávez le desnudaran la mujer, como lo hacen con Lilian Tintori? Eso hasta hubieran movido a la Santa Sede, y es aquí donde uno nota lo que es un gobierno de resentidos sociales.
Mi profesor y amigo Federico Alvarez nos
decía en sus clases en la Escuela de Comunicación Social de la UCV que, estando
él preso, para ganarse la vida, se dedicó a traducir una obra de un autor de
teoría de la comunicación, y que a medida que iba escribiendo los manuscritos
de la traducción, se los daba a su mujer, y ésta se los metía en su ropa
interior, y así los sacaba para la calle; lo que significa que se estaba ante
un régimen que respeta la dignidad del ciudadano.
Además, ¿qué amerita una requisa una señora
que va con sus dos bebes a visitar a su marido? ¿Qué pudiera llevar debajo de
su ropa? Sin duda, como dice una colega amiga, aquí hay mucho de perversión, y
que es donde tiene metida la mano Diosdado Cabello; como dice la teoría psicoanalítica:
la perversión abre grietas en el ser humano para su manifestación. Incluso, la
propia señora de López ha denunciado que este señor se ha permitido filmar los
encuentros íntimos con su pareja. Cuerpos que son sagrados, como diría un
cristiano, por haber recibido la bendición de Dios en el altar.
Este ensañamiento contra López se evidencia,
además, con las revelaciones que viene haciendo el fiscal Franklin Nieves, tras
su fuga hacia los EEUU, y las que no sólo no han inmutado a nadie del gobierno,
sino que además activaron el famoso Comité de Víctimas de las Guarimbas, y
quienes piden que se revise la sentencia, que le dictó la jueza Barrientos a
éste; porque esta gente considera que no se corresponde el número de años, que
le impusieron de pena, que el daño que causó, tanto en vidas humanas, como en
objetos físicos. ¿Sin pruebas?
Porque este señor ha dicho que a él lo
obligaban a que forjara las pruebas contra López, y lo llevó a cabo con todo el
ensañamiento del caso; como lo admite él en las confesiones, que hace, y siendo
el más abyecto, porque necesitaba, como decimos en criollo, ganar puntos con
sus superiores, y que es lo que han puesto a hacer también con esta gente de
dicho comité.
Yo siempre recuerdo esa frase de Juan Vicente
González de que José Tomás Boves fue el primer demócrata de Venezuela. Aunque
hay algunos historiadores que hacen ver que se trata de una frase
circunstancial, lanzada al fragor de ciertas posiciones políticas de la época,
y yo diría que pensando en un sujeto como Antonio Leocadio Guzmán, a quien se
puede considerar el primer gran populista de Venezuela, y quien atizaba para la
época las banderas de la tesis democrática.
De hecho Chávez en un Aló, Presidente llegó a
negar que Boves fuera realista: “fue el líder de una guerra de clases”, asintió
y en todos los populismos están presentes todos estos componentes: rencores,
sed de venganza, intolerancia, exclusión; momento en el que la política deja de
tener sentido común; por que comienza a perder su eficacia y, como dicen los
politólogos, legitimidad.
¿Acaso se puede hablar de legitimidad, para
el caso de un Estado, cuyo presidente de la Asamblea Nacional se permite llamar
a un inocente “El Monstruo de Ramo Verde”? No sólo él lo llama así, con todo el
igualitarismo del caso, sino todos los corifeos del régimen; que se declaran
antiimperialistas yankees, y visten a la manera de los texanos, con ropa de
marca, pues no se olvide que estos enchufados se volvieron unos verdaderos
petimetres en materia de blue jeans Levis o Wrangler; de modo que, además de
valerse con mucha vileza de la mentira, también en estos círculos hay mucha
hipocresía, y entonces es cuando tú te encuentras en esos pasquines
oficialistas al “Monstruo de Ramo Verde”, después de ser llamado así por todos
los cagatintas, que escriben allí, hasta en unas páginas muy grotescas,
dedicadas a la caricatura.
No hay legitimidad en un Estado así, donde no
se respete la dignidad de un ciudadano, injustamente, preso, y con evidencias
de su inocencia; pues en un estado de derecho, ya la justicia hubiera
intervenido, y hubiera mandado a liberar a López, después de las revelaciones
de Nieves.
Que no hay que llamarse a engaños, con
respecto al arrepentimiento de este señor, como hacen ver los abogados, que
formaron parte de la defensa de López y de los estudiantes, que fueron
inculpados, junto con él; pues dicho arrepentimiento vino a hacerlo después de
haberse dictado la sentencia, y de haber negociado su salida, su estadía en
EEUU y, supuestamente, una remesa de dólares. Es por eso que la diáspora
venezolana que vive en Miami no deja de tener razón, cuando reclama el hecho de
que se le otorgue asilo a este señor.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
Lara – Venezuela
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