«Admito que he conocido mujeres y hombres
talentosos del ambiente Político/Cultural Venezolano (varios ya fallecidos)
Participé en convites con intelectuales y artistas en tiempos cuando, a pesar
de nuestras discrepancias, éramos fraternos o tolerantes. Temprano, pocos ya
mostraban cierta y memorable hostilidad manifiesta en su intriga perpetua. No
los mencionaré porque mi propósito es la restitución de la naturaleza humana,
esa que nada semeja con la discordia o violencia doctrinal»
Es obvio que, a partir del Año 1998, militares con
mentalidad golpista se empecinaron en demoler despiadadamente una
institucionalidad con fisuras (de techo goteras) para edificar lo que hoy padecemos como la «V
República Fraudulenta de Venezuela»: que ya, sin dudas, en declive
irreversible. Nadie lo niega: nuestra nación sufría a causa de los atropellos
de quienes, durante décadas de corrupta y caricaturesca democracia, abonaron el
territorio para que germinaran semillas de una planta en extremo tóxica que nos
obligarían consumir. En el desayuno, almuerzo y cena, pero siempre mediante la
infusión del «Terror de Estado Mayor Cívico-Militar» y con el uso abusivo de
los poderes fundamentales (Judicial,
Legislativo y Electoral) Dos inconstitucionales proclamas señalaron el
sendero que transitaría la urdimbre de La Canalla en ejercicio de la
corrupción, crimen de gobierno y devastación jamás experimentada e impuesta en
ningún país habitado por fraternos:
A.- «La Revolución Venezolana es pacífica, pero
está armada»
B.- «Quien no adhiera al Supremo Comandante Veneno
será execrado, perseguido, segregado, destituido de tus trabajos, excluido,
exterminado o encarcelado»
La «V
República Fraudulenta de Venezuela» se instauraba bajo la supervisión de la
«Transnacional del Crimen Político Organizado» (TCPO) frente a la cual
destacaban varios e históricos genocidas. Un patriarcado senil que, a cambio de
sus perversos consejos, comenzó a saquear las inmensas riquezas del pueblo
venezolano: inmerecidamente condenado a convertirse en mendigo mientras el
«Jerarcariado» en nuevo-rico del «Hamponato de la Izquierda Corporativa
Mundial». Durante mis días de infantes, advertí lo que significa una poderosa
organización internacional al vivir en urbanizaciones de «The Creole Petroleum Corporation»: donde mi
abuelo y padre laboraron. Empero, aquella no fue de hampones: sino empresarios
y empleados vigorosos, todos determinados a extraer y procesar los millones de
litros de combustible fósil que la república necesitaba vender para
desarrollarse.
La aún vigente «V República Fraudulenta de
Venezuela» ha llegado a los extremos de repartir números y hacer listados para
que, con impudicia, sólo su parasitario clientelismo pueda adquirir: alimentos,
teléfonos, computadoras, laptops, tablets, et. Lo he visto donde resido y otros
lugares. Una de las amigas de mi hija menor fue atracada, al salir de mi
hábitat, por delincuentes armados con pistolas de alto calibre: una de las
miles que reparte a sus mercenarios el «Gobierno Terrorista Bolivariano Falaz»,
para luego celebrar la venta de su robo en la residencia donde vive una de
mediana importancia funcionaria pública. Mujer a la cual suelen visitar
motorizados que cubren sus rostros con pasamontañas.
Me afecta ver a ciertos intelectuales que creí
amigos, mujeres y hombres inteligentes, mantener su adhesión a esa Compañía
Transnacional del Crimen Organizado que llevó a la Nación Venezolana a padecer
una inocultable crisis humanitaria. Porque no son brutos: saben que el
«Jerarcariado Cívico-Militar» es facineroso, incorregible, fascista, apátrida y
que jamás defenderá a ciudadanos ni nada que no sean las fortunas que han
amasado durante la «V República Fraudulenta de Venezuela». Tal vez no tengan
testosterona para expresar, en las «Redes de Disociados», arrepentimiento.
Pero, pueden declinar. Bajar el perfil y meditar. Hacerlo para (cuando la marea
baje) convertirse en escritores, poetas, artistas plásticos, dramaturgos,
cineastas y actores regenerados. Especialmente los que, en juergas o convites
baquianos/dionisíacos, creyeron útil pagarle a sicarios para eliminar a
librepensadores entre los que me incluyo: porque he sido, en el curso de la
tiranía, «objetivo militar» en una guerra por ellos imaginada.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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