A esa silla a la que
llegó sin otro mérito que un dedo, hay que amarrar a Nicolás Maduro. Con siete
candados y un cuero grueso.
La primera señal de
inquietud para escribir estas líneas se me disparó (sí, tal cual un tiro)
cuando leí que, Omar Prieto, electo como diputado por el Zulia por el
PSUV, anunció que declinaría al cargo
para mantenerse al frente de la alcaldía del municipio San Francisco. Me dije
¡pero bueno! …¿y quien le dijo a él que podía hacer eso?
La inclusión de cada
candidato al tarjetón tiene unos costos millonarios, súmenle la campaña, la
propaganda, los mandados que está obligado a cumplirle al PSUV…¿y ese señor, de
repente y tal, dice con ligereza que no quiere el cargo como quien en un coctel
dice al camarero, ¨no gracias, ya tengo servilleta¨?.
Pasó también lo de
Padrino López, una cadena viral y oportuna para ¨reavivar¨ ese sentimiento de
rodillas flojitas frente a un uniforme verde que aqueja a una buena parte del
país. Vi a gente seria creyéndolo a pies
juntillas y olvidando que ellos mismos, junto con muchos millones, 7.707.422 para
ser exacta, construyeron una victoria cívica y Civil. No habría habido suficientes uniformados para
detenernos y menos cuando muchos de ellos mismos votaron por aquello de
¨abajo...a la izquierda…en la esquina la de la manito¨.
Como ensartando un
collar de cuentas de bolas criollas, sigo viendo cosas.
Se comenta –y es casi
lógico- que Cabello no asistiría a la
nueva AN en esa condición disminuida de minoría luego de haber sido el dueño
absoluto del circo. Tiene asignadas ¨otras¨ tareas…(¡)
Y Maduro, el mismo
Maduro vomitando desatinos. Agrediendo a los chavistas. Amenazando a los
funcionarios públicos. Quitando los
¨regalos¨. Insultando a diestra y siniestra.
Al principio creí que se trababa, de nuevo, que había hecho una lectura
equivocada del país y del resultado, tan aparatosamente equivocada como las políticas económicas que
nos tienen al borde de la emergencia humanitaria. Que el bombazo lo había dejado aturdido y
zarandeado. Que el pitido de la explosión en el oído lo tenía trastornado. Que
Maduro aún no había recibido línea o a lo mejor decidió desobedecerla.
Pero mientras mas lo
pienso, mas claras tengo dos certezas: la primera es que la línea sí llegó.
¡Jamás ha dejado de hacerlo!.
La segunda , es que
Nicolás no sabe cómo desobedecer. Nunca dirigió nada y menos el país. Otros son
los ventrílocuos. El es un vasallo verticalmente fiel y obediente.
Hilo todas las
cuentas y todo apunta a que el gobierno
–el de verdad y está a la sombra en una isla soleada- lo que necesita es
zafarse del gobierno. Necesita librarse
–por ahora- de la conducción de este barco que también encallaron. El país nunca interesó. Lo que es imperativo
es salvar al chavismo como opción de poder por el poder mismo.
Para salvarlo,
necesitan desembarazarse del gobierno. De todo él. Del Ejecutivo en adelante.
El Poder se desvistió
de glamour y de lo que la palabra indica: poder.
El Poder ahora es
pura responsabilidad y culpa.
El Poder es una deuda
impaga.
El Poder ahora
representa pecado y caída.
Es un lastre.
La ¨puesta en
escena¨ sigue el guión cuidadosamente
escrito. La trama se aclara.
Salir del gobierno de
forma abrupta les permite recuperar la muy rentable condición de víctimas: ¨No
me dejaron terminar¨.
Salir del gobierno
significa no tener que tomar las medidas que ya no son opcionales sino obligatorias,
pero sumamente dolorosas para los venezolanos y de alto costo político para
quienes las implementen.
Salir del gobierno es
poderse convertir, nada mas y nada menos que en oposición…para volver a tener
el otro poder.
El de la crítica
inclemente, el de la desestabilización por vía de la agitación social y el del
sabotaje organizado, el de la ruptura entre ciudadanos: las únicas cosas que en
Venezuela se han administrado con eficiencia y prodigado con largueza.
El gobierno no
puede-de ninguna manera y en función de su propia salvación- acometer las
medidas que deben tomarse. Le conviene en cambio, que los recientes
triunfadores las tomen porque son impostergables. Le conviene procurar que en
paralelo, esos nuevos actores políticos, deban lidiar en tantos frentes
simultáneos que todo esfuerzo de reconstrucción se precipite al fracaso en
dilaciones y contención del caos . Trocarían así, y rápidamente además, el brillo del triunfo, en la opacidad
turbulenta de lo que ellos, con su formidable capacidad de propaganda,
convertirían en un mensaje al soberano ¨¿Vieron que se equivocaron?
Así pues, no caigan
nuestros flamantes diputados, nuestros dirigentes y nuestros líderes, en la
tentación –muy tentadora- , de hacerles la tarea. Algunos ya guabinean en esa
dirección…otra vez.
¡Amarren a Nicolás a
esa silla, es lo que es!
Con 7 candados y un
cuero bien grueso.
Entendámoslo. El
desgaste del gobierno debe agotarse hasta la última gota. Es la única forma de rematar la faena del
#6D.
Olga Krnjajsky(Olga
K)
olgak26@gmail.com
@olgak26
Miranda - Venezuela
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