Luego del contundente triunfo del pueblo venezolano en las elecciones
del 6 de diciembre (6D) en el que los defensores de la libertad y la democracia
ganaron los dos tercios de la Asamblea Nacional, la estrategia del Gobierno
castrista que controla Venezuela es radicalizar su modelo dictatorial: provocar
confrontación, profundizar la crisis y culpar de ella a sus víctimas, a quienes
denomina enemigos de la revolución.
Repiten la tradicional acción estalinista de Fidel y Raúl Castro, que ante
situaciones de crisis y derrota, tensionan y producen más crisis, insisten
dogmáticamente en su fracaso, no transigen y persisten en su posición hasta que
el oponente se asusta, se cansa, se divide o no puede sostener la situación
creada. En su estrategia, el castrismo radicaliza la confrontación en Venezuela
buscando más crisis para culpar de ella a la nueva Asamblea Nacional mientras
opera para dividirla.
El resultado electoral del 6D es un triunfo importante porque el pueblo
venezolano pierde el miedo, se moviliza, no se deja provocar y logra que el
Gobierno reconozca los resultados. Se
trata de una derrota a la dictadura con las propias reglas de la opresión, que
permite a los luchadores por la libertad el control del "primer poder del
Estado", pero que no supone el control del Gobierno ni del poder. Venezuela sigue siendo una dictadura digitada
por el castrismo en la que el "Gobierno títere" tiene y ejecuta la
"agenda post 6D" que los dueños del poder han establecido y ajustan
con el objeto de perpetuarse sin legitimidad ni legalidad. El castrismo no puede permitirse perder su
principal fuente de sobrevivencia en que ha convertido a Venezuela, por lo que
sostendrá a Maduro y a su régimen con la metodología que ha aplicado y
perfeccionado durante 57 años.
En la situación actual, el error que no se puede cometer es la exacta
identificación del adversario. ¿Contra quien se enfrentan los ganadores del 6D?
¿A quién confronta ahora el pueblo venezolano en su lucha por recuperar la
democracia? ¿Quién es el adversario? ¿Es
Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, el grupo de civiles y militares acosados por
la corrupción y la sombra de un narcoestado que parecen convencidos de no tener
otra opción que "vencer o morir" porque con el retorno de la democracia
sus crímenes los condenan? Si fuera solo
eso estaríamos viendo una estrategia de negociación para una transición. Si el
Gobierno de Maduro fuera "nacional venezolano" hubiera optado por el camino del reencuentro,
del diálogo y de la reconstrucción nacional; hubiera tomado el camino de una
retirada ordenada, una disminución y no la pérdida total del poder. Por el
camino de la democracia y no de la dictadura -si Maduro y su Gobierno no
dependieran políticamente del castrismo- hubieran podido reconocer la nueva realidad
política presentada por el 6D y trabajar por Venezuela actuando con sentido
nacional. Pero el castrismo ha sido demasiado exitoso en la confrontación
radicalizada, esa es su doctrina y hoy la aplica en Venezuela por medio de su
Gobierno títere antinacional.
Por las acciones del Gobierno venezolano luego del 6D, es urgente que el
pueblo venezolano sepa inequívocamente quien es su adversario. Ha llegado el
momento de reconocer e insistir en la evidencia que Venezuela es un país
intervenido y que desde la muerte de Hugo Chávez el liderazgo del proyecto
bolivariano o socialismo del siglo XXI está totalmente en manos de la dictadura
castrista de la que Maduro es un operador que comete traición a la Patria. Que
la lucha del pueblo venezolano y sus líderes democráticos es de liberación
nacional contra un conocido y criminal sistema de opresión que hoy controla
además a Ecuador, Bolivia y Nicaragua, cuyos gobiernos ven el proceso
venezolano como su mayor amenaza.
Lo que la dictadura hace después del 6D es producir más crisis, más
hambre, más confrontación y más violaciones a los derechos humanos, pero
responsabilizando y culpando de ellas a sus víctimas, a los luchadores por la
libertad. Por eso no libera a los presos políticos, por eso amarra el poder judicial
para seguir usándolo como instrumento de represión, por eso quita y limita
competencias a la Asamblea, por eso profundiza la institucionalidad castrista
en Venezuela. Más dictadura para sostener la dictadura. Se trata de mantener el
poder a toda costa para tener impunidad. La estrategia no es solucionar los
problemas, es "radicalizar la confrontación" y por la misma crisis
lograr que en poco tiempo "la culpa sea de las víctimas", del pueblo
y de los líderes que ganaron el 6D. Cansar y asustar rápidamente al pueblo para
que se vuelque contra sus dirigentes. Extremismo, radicalización y culpables,
para lo que no faltaran las imprescindibles acusaciones de "guerra
económica", "imperialismo norteamericano", "derecha
internacional" y toda la parafernalia castrista que no por repetida ha
dejado de funcionar.
En democracia el opositor es un adversario al que se busca convencer o
vencer con el apoyo popular, pero para la dictadura castrista -extendida en la
región como socialismo del siglo XXI- el opositor es un enemigo al que hay que
someter o destruir. Esta es la naturaleza del desafío que la historia plantea
al pueblo venezolano y sus dirigentes democráticos, que hoy -como hace 200
años- constituyen la vanguardia de una lucha que puede abrir el camino de la libertad
y la democracia a todos los países controlados, afectados y amenazados por la
dictadura cubana, que sabe que perder Venezuela es el final.
Interamerican Institute for Democracy <iid@intdemocratic.org>
*Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for
Democracy
www.carlossanchezberzain.com
Eviado a nuestros correos por
Alfredo Coronil Hartmann
acoronil2@gmail.com
@Alfredo43
Miranda - Venezuela
muy bueno esta publicacion,se debiera publicar y repartirla a todos los Venezolanos.hay que sacar de una vez al regimen cubano de Venezuela,hay que trabajar mucho en eso,esa es la clave para la libertad de todos los venezolanos
ResponderEliminar