Si le digo la verdad
de aquellas de mozo
payo,
tenga paciencia y
aguante
aquel que le venga el
sayo.
“Un país que no es
amado por su pueblo, no puede progresar ni estará en condiciones de ser
defendido en la guerra. Sin un pueblo unido, ninguna gran empresa es posible”
(Clausevich).
Ya no es la patria de
antes
Vencido el porvenir
en sus deseos,
Treparon a la cumbre
los pigmeos,
Y bajaron a la tumba
los gigantes.
(autor desconocido)
“Jamás los argentinos
hemos marchado de un punto al otro de la república a encontrarnos con los
brazos abiertos como hermanos, sino con los brazos armados como enemigos. Así
hemos asesinado la idea y el sentimiento de patria...” (declaración de Mármol
en el debate parlamentario de 1860, cuando se trató la reincorporación de
Buenos Aires a la Confederación).
Idiosincrasia del
argentino tipo (lo breve si es breve, es dos veces breve)
Nuestro lenguaje
común revela que eludir responsabilidades es : “...yo, argentino”; sabio
consejo de experiencia es “...no te metás”; la puntualización de los errores
políticos y culturales, jamás nos involucra: se trata de “...ese país” y no del
mío (o nuestro). Marcos Markic comenta al respecto que “... la obra maestra del
argentino es el desarraigo... el concepto de ajenidad a la propia tierra...”.
Superficialmente
superior, individualista y altanero, hemos desarrollado una personalidad
agresiva y arrogante que no nos ha generado precisamente simpatías en el
contexto latinoamericano.
Creo que es tiempo de
que recordemos y nos empeñemos a dar cuerpo a aquel vital consejo que nos
dejara Ortega y Gasset hacia 1940: “Hay que apurarse, pueblo joven. El tiempo
corre y la vida colonial termina ahora, y con la vida colonial, termina el
vivir “ex – abundantia”. Las glebas se van llenando de hombres. La población se
densifica. Ya no hay tanta buena tierra. Mientras hay tierra de sobra, la
historia no puede empezar. Buena suerte pueblo joven en esa historia que para
ustedes comienza. ¡Argentinos, a las cosas.
Primero vino Uriburo
Diciendo ¡yo lo
acomodo!
Pero lo arregló de un
modo
Que era mejor el
barullo;
Dejó arreglado lo
suyo
Y empeoró lo de
todos.
Y la nación desde
entonces
Va de Herodes a
Pilatos:
Todos le ofrecen buen
trato
Y el arreglo de sus
cosas,
Pero ellos rompen la
loza
Y el pueblo paga los
platos.
(Arturo Jauretche
1901 - 1974)
Los pueblos que
quieren y necesitan cambios, generan nuevas esperanzas. Para ello, debemos optimizar
el ingenio y la fertilidad imaginativa. Eliminemos la antropofagia.
En Azul y Blanco
Hugo Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942
Argentina
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