La victoria de la oposición habría desatado una ola de despidos en el sector público
Maduro habría
comenzado a despedir a empleados públicos (foto tomada de Internet)
Los miembros del
gobierno de Venezuela no han entonado el mea culpa, como habría sido lo natural
luego de lo que aconteció el 6 de diciembre en las parlamentarias, sino que han
dirigido su frustración hacia el pueblo venezolano, culpándolo directamente por
haber perdido las elecciones.
La situación es igual al viejo cuento del marido,
que cuando le contaron que su esposa lo engañaba en el salón de su casa, fue
enfurecido y vendió el sofá donde se llevaba a cabo el adulterio.
Empleando igual criterio, Nicolás Maduro habría
dirigido, según varias denuncias que han comenzado a salir a la luz, su
venganza contra los empleados públicos, ordenando el despido de miles que
votaron por la oposición.
La persecución y despidos masivos se habrían
centrado contra los trabajadores que apoyaron a la coalición Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) en las elecciones legislativas a través de los votos. El
Gobierno estaría también buscando identificar a beneficiarios de sus programas
de vivienda que votaron por la oposición, para despojarlos de sus inmuebles.
Asimismo, tras la derrota, Maduro y otros miembros
de su gobierno han tratado de asustar a la población afirmando en apariciones
en la televisión que la oposición intentará privatizar empresas y recortar
garantías a la clase trabajadora.
Estas situaciones de carácter kafkiano no son mera
coincidencia.
Todo comenzó en 2003
El abogado opositor José Graterol ha calificado los
despidos como venidos de una nueva lista parecida a la de Tascón, que se hizo
pública durante el gobierno de Hugo Chávez.
Tal lista, recopilada por el diputado Luis Tascón,
quien falleció en 2010, registraba a personas que habían firmado una planilla
para poder activar el referendo revocatorio contra del gobierno de Chávez,
realizado en agosto del 2004.
El disgusto por la derrota provocó que el
mandatario ordenara despedir a todo el que había votado por el SÍ en el
plebiscito.
Carta de Hugo Chávez a Francisco Carrasquero,
presidente del CNE en 2004 (foto facilitada por la autora)
Carta de Hugo Chávez a Francisco Carrasquero,
presidente del CNE en 2004 (imagen facilitada por la autora)
Si bien Tascón declaró que la lista había sido
comprada a un alto jefe de la asociación civil “Súmate”, declaraciones previas
suyas indicaban que había fotocopiado las firmas con permiso del Consejo
Nacional Electoral durante cuatro días.
El CNE habría facilitado estas firmas por solicitud
directa del Presidente Hugo Chávez, justificando las acciones de Tascón como
medio de demostrar el “intento de fraude” de la oposición.
En aquel entonces sindicalistas, directores de
organismos y gerentes de empresas del Estado aplicaron los criterios de
discriminación laboral de la lista.
“El fantasma de estar entre esos nombres siempre
nos ha acompañado, y por eso nos dedicábamos a ir a trabajar, sin hablar de
política, porque nunca se sabía quién nos podía escuchar”, cuenta Luisa, una
empleada caraqueña que trabajaba en uno de los ministerios públicos.
Marcos explica que él no se metía en política, pese
a trabajar en el gobierno. “Nos dan franelas (pulóveres) y nos dicen que si
somos leales nos premiarán el esfuerzo… y te invitan a inscribirte en el
partido, porque dicen que debes agradecer a la revolución porque tienes trabajo
con posibilidades de ascenso, si eres leal al proceso. Pero yo no participo ni
en firmas ni marchas”.
Origen de la franela o pulóver “Roja Rojita”
En 2006, en un acto en el estado Anzoátegui, el
entonces ministro de Energía y Petróleo y presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez,
afirmó que la petrolera era “roja
rojita” y debía usarse por todos los trabajadores, como una forma de compartir
el modelo socialista del presidente Hugo Chávez.
El mandatario, muy complacido, dijo que Ramírez se
merecía el Premio Nobel por la frase, y el rojo político se extendió por toda
la administración pública, empresas del Estado, gobernaciones y alcaldías en
manos del oficialismo.
Elecciones del 2012
Las elecciones presidenciales de Venezuela para el
período 2013-2019, llevadas a cabo el 7 de octubre de 2012, reeligieron a Hugo
Chávez para un cuarto mandato consecutivo.
Las principales coaliciones que disputaron la
elección fueron el Gran Polo Patriótico (GPP), que respaldaba la reelección de
Hugo Chávez, y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que estuvo representada
por Henrique Capriles Radonski, candidato electo en elecciones primarias,
celebradas el 12 de febrero de 2012.
El hecho de apoyar a la oposición en aquella
oportunidad le costó caro a miles de trabajadores, quienes fueron castigados
con la remoción de los cargos o traslado a empleos lejos de sus hogares. Se
alegó que se les despedía “porque eran empleados de confianza y habían fallado
en la lealtad”. En Maracaibo fueron trasladados decenas de funcionarios a seis
horas de la capital zuliana.
Elecciones Parlamentarias
Y se llegó
al 6 de diciembre del 2015 con las elecciones parlamentarias donde el
pueblo volcó su frustración contra el gobierno de Nicolás Maduro a través del
voto en contra, incluso muchos sabiendo que podrían perder sus empleos.
El abogado venezolano Alberto Jiménez Ure razona desde Mérida. “Votamos en contra porque la nación ha sido sometida a penurias vejatorias y extremas jamás vistas, que parecen propias de un ‘Fatídico Experimento Contra-Contracultural’ y optamos por no temer más. Los enfrentamos mediante ‘sufragio’ que es la forma más civilizada que teníamos a mano, para anunciarle a quienes alguna vez recibieron ‘mandatos’ que estaban ellos fuera de la Ley.
Pero el gobierno de Nicolás Maduro no se ha dado
por vencido y como castigo habría iniciado los despidos masivos de los
empleados públicos.
Ramiro Valdés junto a Nicolás Maduro (foto tomada
de Internet)
El origen de la nueva lista
Muchos se preguntan cómo es que el gobierno de Nicolás Maduro sabe quién votó por quien en
las pasadas elecciones.
La respuesta está en el Departamento de
Comunicaciones de Venezuela, activado y puesto al día por el gobierno cubano a
través del máximo técnico en la materia, el general Ramiro Valdés, exministro
de Informática y Comunicaciones en la Isla, quien viaja frecuentemente a
Caracas, en vuelos que llegan a aeropuertos militares, donde sus llegadas no
son registradas.
Cuando Hugo Chávez tomó posesión del gobierno en
1999, el Comandante Ramírez viajó a Caracas como “asesor”, para arreglar los
problemas de “falta de energía” de la nueva nación socialista.
El 4 de febrero de 2010, por cadena de radio y
televisión, Hugo Chávez anunciaba que
Valdés estaba al frente de una comisión técnica que abordaría todos los
problemas eléctricos del país.
Varios chistes corrieron entre los venezolanos
indicando que el visitante sí sabía de electricidad porque la había aplicado
por años a los disidentes cubanos.
El dirigente caraqueño, Américo Martín, alertaba
que Valdés era fundador del G2, los servicios de inteligencia de Cuba, fue
ministro del Interior y toda su experiencia era en seguridad. Señalaba que por
el contrario, la Isla tenía un retraso muy grande en la materia, en relación
con Venezuela, y los especialistas cubanos no tenían nada que ofrecerle a los
venezolanos.
Pero parece ser que Ramiro Valdés, aunque no
arregló el problema eléctrico de Venezuela, tuvo la habilidad de dejar
instalados los circuitos que permiten al gobierno de Nicolás Maduro saber quién
votó por quien, leer lo que se escribe en las redes sociales y escuchar las conversaciones
telefónicas.
Con razón el abogado José Graterol ha protestado
que con los despidos ordenados por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, se están
violando los derechos del pueblo a la libertad de expresión, al trabajo y el
uso de las redes sociales e Internet, por órdenes directas de La Habana.
Angelica Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
Nueva York - Estado
Unidos
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