Diosdado Cabello, siempre erizado y cínico, para
justificar la desmesura de nombrar a los nuevos magistrados del TSJ, argumentó
que la Constitución en ningún artículo prohíbe a la actual Asamblea Nacional
esas designaciones. Por supuesto: las constituciones de los países democráticos
no impiden lo obvio. Para eso existe el
sentido común, insustituible guía para la convivencia pacífica en medio de los
contrastes.
La
Constitución no señala que esas investiduras no podían asignarse porque resulta
evidente que una AN que está finalizando su mandato, no debe nombrar jueces por
los venideros doce años. Eso es abuso,
intromisión y ventajismo.
La Carta Magna sí obliga, en cambio, a cumplir con
los preceptos republicanos, de los cuales tres son básicos: la independencia,
el equilibrio y la cooperación entre los Poderes públicos. Además, la Ley
Orgánica del TSJ (LOTSJ) establece unos lapsos y unas condiciones para los aspirantes a magistrados, que
fueron violados por la mayoría moribunda del oficialismo en la AN. Por ejemplo,
Calixto Ortega ha sido diputado del PSUV y dirigente de esa organización, una
abierta transgresión de la norma. Cualquier medida que atente contra los
principios republicanos y la ley, se coloca al margen y en contra de la
Constitución, y obliga a restituir el equilibrio con el fin de que prevalezca
el Estado de Derecho.
El
TSJ designado por la dupla Maduro-Cabello fue concebido para obstaculizar las
labores de la nueva y categórica mayoría surgida en la Asamblea en las
elecciones del 6-D, a la que audieron casi 15 millones de venezolanos, 75% del
Registro Electoral Permanente, cifra record en cualquier elección legislativa
del mundo. Torpedear las tareas del Poder Legislativo sí está explícitamente
condenado en la Carta Fundamental.
Diosdado Cabello no ha leído la Constitución o, en todo caso, la asume de un modo caprichoso, que en nada se
corresponde con su letra y espíritu republicano.
Esta
interpretación introduce un factor que pone es serio riesgo la ya frágil
gobernabilidad del país. Maduro y
Cabello propician un choque institucional entre los poderes Ejecutivo y
Judicial, por un lado, y Legislativo, por otro. Esta tensión agravará los
problemas nacionales. No será posible atacarlos y corregirlos mediante el diálogo y los acuerdos, como ordena la
Constitución. Tal posibilidad está siendo clausurada Ambos propician un clima
para que el país entre en una fase en la que será indispensable cambiar el
Gobierno, si es que el Gobierno no cambia.
Existen
tres posibilidades constitucionales de salir del régimen: promover una reforma
constitucional para reducir el mandato de Nicolás Maduro y abolir la reelección
indefinida, introducida de forma fraudulenta por Hugo Chávez; promover el
Referendo Revocatorio y convocar la Asamblea Constituyente, competencia de la
AN. Cualquiera de estas opciones implica entrar en una zona de turbulencia. No
son deseables en medio de la situación que vive la nación. Sin embargo, el Gobierno no da señales de rectificación.
Agudiza las tensiones y enrarece aún más el clima de conflicto. Cree que puede
obtener beneficios de la confrontación. Se equivocó antes del 6-D y continuará
haciéndolo.
Como
parte de su arrogante ceguera nombró a un grupo de amanuenses en el TSJ. Está
planteando el conflicto en términos antitéticos: o la AN, o el TSJ. En esta
dicotomía artificialmente creada, el TSJ tendrá que ceder. Expresa la
composición de una AN que se modificó en diciembre. Ese TSJ, rojo rojito,
pertenece a un país que ya no existe. El TSJ no está en capacidad de contener
la voluntad de cambio de la nueva mayoría que se instalará el próximo 5 de
enero. Si los magistrados se convierten en perros de presa del dúo
Maduro-Cabello habrá que removerlos para que su lugar sea ocupado por
magistrados formados e independientes, capaces de defender la autonomía del
Poder Judicial.
Los
instrumentos para restablecer la legitimidad del TSJ se señalan en la
Constitución y en la LOTSJ. La mayoría
democrática de la AN se verá obligada a usarlos, si los escribientes se
arrodillan frente a sus amos. Maduro y Cabello no podrán evitarlo. No cuentan
con las divisiones para impedirlo.
Así
es que, no se dejen encandilar por los ejercicios pirotécnicos de los últimos
días. Pásenla bien. Feliz Navidad y Feliz Año.
Trino Marquez Cegarra
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
Miranda – Venezuela
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