martes, 22 de diciembre de 2015

ENRIQUE MELÉNDEZ, EL VOTO APUESTA

¿Qué tal si la oposición hubiera firmado el acuerdo de reconocimiento de los resultados electorales, que inventó el oficialismo? Obsérvense lo ridículo que hubieran quedado, a propósito de la reacción que han tenido con este revés electoral; demostrando que son muy malos perdedores: todos los días inventan una locura; que si el voto nulo; que si el parlamento comunal; que si van a impugnar ante la Sala Constitucional del TSJ cualquier ley, sobre todo, la de amnistía; lo que comprueba, además, como se lo hizo ver la oposición, y por eso no atendió a ese llamado, que ese acuerdo no era más que boxeo de sombra.

         Yo recuerdo la vez que Ernesto Villegas entrevistaba a Leopoldo López, y a ese colega se le pegó el disco con la preguntadera de que si la oposición estaba dispuesta a reconocer los resultados, a propósito de uno de esos procesos comiciales pasados, y López le tuvo que responder en un momento determinado:
         -17 veces me has preguntado, que si vamos a reconocer los resultados, y 17 veces te respondo que sí.
         A la oposición la llenaba de dudas cada triunfo del chavismo; porque las apariencias que predominaban durante cada evento electoral, signado por el ventajismo chavista, llamaban mucho la atención, a ese respecto. Aquel Jorge Rodríguez avasallante; que dominaba por entero todo el panorama electoral; por encima de su superior, el diminuto Francisco Carrasquero; quien hasta presentaba problemas de dicción, como se lo hizo ver en una oportunidad Manuel Caballero en uno de sus artículos, y fue cuando se dijo que, en efecto, el fraude era indemostrable, pero que se podía considerar que la operatividad en sí de cada proceso era fraudulenta: aparecían muertos votando; mesas donde había habido una votación del 99% de los que estaban registrados en sus respectivos cuadernos electorales, y todos aparecían votando por el chavismo, y con fama de haber de sacado de allí al testigo de la oposición a punta de pistola.
         ¿Qué daban los resultados tal cual lo habían estimado las encuestas la víspera de la justa electoral? Eso es lo que se ha dicho; aunque en el referéndum de 2004 la votación que obtuvo Chávez rebasó las expectativas de algunas encuestas, que le estimaban menos votos.
         Fue entonces cuando el venezolano se volvió escéptico frente al acto del sufragio; porque se le veía secuestrado en manos de aquel cenáculo de rectores; a quienes se les decía incluso oficialistas; militantes sin rubor del chavismo, como lo demostró más de una vez Tibisay Lucena, presentándose a actos públicos con atuendos y símbolos chavistas; de modo que se produjo aquel fenómeno en las elecciones de 2005; donde nadie fue a votar. 80 % de abstención, y se puede decir que de abstención chavista, si tomamos en cuenta que Chávez ganaba con un 60% de los votos. Chávez y que estaba montado en cólera, y fue cuando mandó a parar el dólar turístico, como una forma de castigar a la clase media; que había sido la gran protagonista del melodrama, incluido yo, que había viajado a finales de ese año a Madrid, y me quedé varado en estas circunstancias, aunque ya ese es otro tema. Momento en el que se dice que se le entregó la AN en bandeja de plata a Chávez. Pero yo digo aquí que también Chávez sufrió un revés, si tomamos en cuenta ese margen, con el que él se imponía, y que recuperará en el 2006, y esto porque se dedicará a comprar voluntades, gracias a una renta petrolera muy opulenta; obviando el famoso precepto de que no hay que repartir el pescado, sino enseñarlo a pescar.
         Hay quien reconoce que militó en la corriente de abstencionismo con bandera y todo, y, en ese sentido, había un CNE que incitaba más el fenómeno; que es donde vemos el efecto del régimen totalitarista, a medida que neutraliza los métodos tradicionales de manifestación democrática; como es la elección de los cargos de representación a través del voto; que es lo que se conoce como el mandato de la voluntad general; al mismo tiempo que se intentan pulverizar a los partidos políticos, y que fue la gran hazaña de los primeros años del gobierno de Chávez; gracias a lo cual pudo sobrevivir en medio de grandes turbulencias políticas; es decir, porque se encontró con unas organizaciones partidistas en desbandada, mientras asumía la dirigencia de aquel movimiento cívico contestatario, que se fraguó en esos años, un grupo de personas que no tenían nada que ver con la política, y que sólo los movía una ambición desmedida; quedando la ciudadanía a la larga en estado de indiferencia y de apatía; de modo que en ese año de 2005 no era extraño que se genera dicho fenómeno.
         De ese agujero negro se vino a salir, gracias a la iniciativa de Teodoro Petkoff, Manuel Rosales y Julio Borges, que asomaron sus precandidaturas, para las elecciones de 2006; aparte de que del campo internacional se obtuvieron muchas críticas, ante este espíritu abstencionista, que nos embriagaba frente a unas circunstancias muy adversas e inexpugnable, como el hecho de tener un CNE, que actuaba con mucha opacidad y mucha abyección frente al oficialismo, sobre todo, porque se descubrió que eso no hacía mella para nada en la conducta autoritaria de Chávez, y quien se ufanaba de que él, más bien, le sacaba partido a eso; que fue lo que también sacó al venezolano de allí, y comenzar a observar el acto del sufragio como un plebiscito, con independencia de para qué y por quién se estaba votando; como una especie de apuesta, a la manera como Pascal apostaba la existencia de Dios, y entonces decía que Dios era un sorteo; como le pasó a un vecino de mi edificio, y quien luego de votar en el circuito de El Recreo, vino a reparar, una vez que le salió el voto de la máquina, que votaba por Henry Ramos Allup; me contó que, entonces, se tuvo que tapar la nariz.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo

Lara - Venezuela

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