El petróleo, un producto natural no renovable, que la naturaleza fue
formando desde hace millones de años, estuvo escondido en las entrañas de la
tierra también durante millones de años, a la espera de que la inteligencia del
“ser humano” descubriera la manera de utilizarlo en beneficio de la humanidad
entera.
Lo cierto es que por caprichos de la misma naturaleza su distribución en
el planeta no fue racional. Los grandes yacimientos se concentran en pocas y
determinadas regiones para beneficio de pocos y determinados países, lo que
incide en la poca o ninguna accesibilidad de cientos de países y millones de
seres humanos a los beneficios del uso de ésa riqueza natural.
La poca accesibilidad no es sólo debido a la indisponibilidad del
producto en tiempo y lugar, sino a otro factor, desafortunadamente controlado
por los países productores y/o por circunstancias totalmente ajenas a esos
países: EL PRECIO.
El petróleo, por sus características naturales que facilitan su
extracción, transporte, almacenamiento y consumo por su alto valor calorífico,
desde su aprovechamiento inicial como fuente energética, rápidamente fue
desplazando al carbón y a otras fuentes primarias de energía. El siglo XX fue y
todavía continúa siendo, el período en el cual obligatoriamente el petróleo se
convierte en la fuente casi exclusiva de energía para países desarrollados, en
vías de desarrollo y subdesarrollados.
Cada día se reciben noticias de grandes descubrimientos de petróleo en
espacios terrestres y marítimos, simultáneamente a otras noticias relativas a
iniciativas para el desarrollo de otras fuentes alternas de energía. Lo cierto
es que todas esas noticias, aunadas a las asociadas a conflictos, guerras,
amenazas de uso indebido de energía nuclear, variación en valores bursátiles,
desastres naturales etc., hacen que el precio del petróleo se incremente 10,
20, 50 y 80 por ciento en pocos meses y luego descienda en las mismas
proporciones. Cuando suceden incrementos como cuando el petróleo se cotizó
hasta en 140 dólares el barril, los países productores recibieron millones de
dólares extras por la venta de su petróleo pero, países desarrollados, en vías
de desarrollo y subdesarrollados -los más en el mundo-, sufrieron las
consecuencias de la escasez por la imposibilidad financiera de importar a
precios de tal magnitud las cantidades normales y necesarias de petróleo para
su desarrollo económico y social.
Esta situación, debe llamar la atención a todos los seres humanos, en
todos los países, en aras de lograr un equilibrio en el suministro y precio
racional del petróleo. En este sentido cabe preguntarse, si un producto cuyo
costo de producción es de 12, 15 0 18 dólares el barril, es ético que de él se obtenga una ganancia
del 40, 60 o 90 por ciento, hasta el extremo de vender a 140 dólares un barril de petróleo que costó 18 dólares.
Dada la actitud y solidaridad de muchos países para la protección del
ambiente a nivel mundial, actitud y solidaridad que hoy también se expresa para
combatir al terrorismo a nivel mundial, sería posible, se preguntan millones de
seres en el mundo, que en la O.N.U. se discuta y se aprueben medidas para
fijarle un precio máximo de venta a los diferentes crudos que se extraen en
todas las latitudes y que incluya una razonable ganancia. Parece que para estos
momentos el precio debería estar a un máximo de 40 $/b. con tendencia a la
baja, lo cual supone que, como catalizador, motive e impulse el desarrollo
económico y social de muchos países.
En Venezuela, el gobierno nacional es el dueño de la principal “materia
prima” de toda mercancía que se importe y la misma, o sea, “los dólares” que
son vendidos a los importadores que tengan suerte y “amistades” a Bs. 200 por
dólar, pero la misma materia prima es adquirida por el propio gobierno a 12 ó
20 bolívares. Con ella importa bienes llamados esenciales, muchos de los cuales
antes de llegar al “gran almacén de la beneficencia pública nacional” ya vienen
con altos sobreprecios y comienzan “en la ruleta” a recibir cargos y
sobrecargos, pasar de manos a manos y, finalmente queda un porcentaje para las
“grandes misiones” a las cuales les
corresponde la distribución, paralela al
“bachaqueo”, a toda (?) la población e,
imitando el “milagro del pan y el
vino” queda registrado en las
estadísticas oficiales y avalando la propaganda de la garantía en el suministro
de alimentos – hambre cero- para toda la población venezolana.
Por otro lado, se sanciona y se expropia, a quienes viéndose obligados a
importar sus requerimientos con una obligada mezcla de dólares y como
consecuencia a los distribuidores de leche, café, azúcar, huevos, aceite,
harinas, tubérculos y otros bienes, por el hecho de exceder el porcentaje de
ganancia fijado por el gobierno con un tope 30% sobre un precio también
impuesto por el gobierno.
Al final, la gran pregunta: ¿Quién le pone freno a la especulación
internacional con el precio del petróleo?
Daniel Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo - Venezuela
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