Es la gran noticia que nos anuncia el alcalde de Caracas Jorge
Rodríguez: “Tibisay es tramposa”, lo intuíamos, lo sabíamos, los denunciábamos,
peros los bolivarianos con Rodríguez a la cabeza la defendían días antes, el
sistema electoral venezolano es “perfecto” aseguraban. Ahora quieren
impugnarlo, lo que nos llevaría a investigar también los anteriores procesos,
sobre todo de aquellos que los declararon ganadores, por un “bien estrechito”
margen.
A la tramposa le
temblaba la voz hace unas noches, yo creí que era debido a los resultados
electorales que se vio obligada a anunciar, esta vez los militares no la
dejaron invertir cómputos. Ese ser deshonesto, responsable de la pérdida de
confianza de los venezolanos, en una institución que debería ser garante de la
imparcialidad en los procesos electorales, aparece ahora indirectamente
condenada como incapaz, por sus propios compañeros de partido.
A la “imparcial”
rectora del CNE la vimos utilizando durante los funerales del insepulto, el
brazalete tricolor del 4F, como confiesa es su corazón psuvista. Para la época
los rojitos aprobaban a la fiel empleada de la revolución fracasada, ahora la
“servidora” se muestra tartamuda y nerviosa… espera inquieta la línea
partidista ¿La tildaran de ineficaz o de tonta? ¿Terminaran cortándole la
cabeza, sacrificada en el altar de la patria, para justificar una acción ilegal
contra los resultados electorales?
Se encuentra
desmemoriada, olvidó que afirmaba que “en Venezuela tenemos un sistema
electoral que garantiza la decisión soberana de los electores y electoras,
porque es auditado en cada una de sus fases”. Pensará rechazar las “infelices”
declaraciones realizadas por el alcalde de Caracas, tal como lo hizo con la
secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para Latinoamérica, Roberta Jacobson,
cuando afirmó “Creemos que los venezolanos merecen unas elecciones abiertas,
justas y transparentes en las que todos pueden ejercer su voto con la confianza
de que su decisión será respetada”, las condenará por aquello que los
venezolanos decimos “que la salsa que es buena para el Pavo, lo es también para
la Pava”.
Tanto Rodríguez como
Mario Silva… pájaros de un mismo plumaje, cacarean fraude electoral. Pero no
dijeron nada cuando la Lucena estuvo más de año y medio en el CNE de manera
irregular, ni cuando reorganizó los circuitos electorales para que le dieran
ventaja al PSUV en las pasadas elecciones parlamentarias. Tampoco cuando rehusó
imponer sanciones al expresidente Hugo Chávez antes o a Maduro ahora, quienes
usaron las cadenas televisivas para difundir mensajes electorales y hacer
campaña a través de los medios de comunicación del estado, ella representaba un
árbitro electoral siempre complaciente con el Gobierno y sin ocultar su
participación en actos político partidistas.
Tibisay se ha
convertido en un “pájaro de mal agüero”, por ahí afirman que personifica la
peor pesadilla del partido de gobierno, retrasó la fecha de las elecciones,
pero la presión nacional e internacional no le dejó otra salida que
convocarlas. Cambió las reglas del juego después que la Unidad Opositora había
seleccionado y anunciado sus candidatos, permitió una tarjeta falsa de la
Unidad, justo al lado de la tarjeta de la oposición, mantuvo la mayor
tolerancia ante el ventajismo y el uso y abuso del poder a favor de los
candidatos del régimen… inclusive durante la jornada electoral, pero no logró
transformar esta vez la tendencia irreversible.
Los ojos del mundo
estuvieron puestos en Venezuela gracias a los observadores internacionales
imparciales, quienes eran rechazados por la Presidenta del Consejo Nacional
Electoral, sufrieron amenazas, negativas a darles credenciales y también
seguridad, se les impidió entrar a los centros de votación y hasta se le
retiraron acreditaciones.
Su parcialidad fue
tal, que hasta el Cardenal tuvo que hacer un llamado a los sectores que tenían
la responsabilidad de evitar “ilegalidades y desmanes en el proceso comicial:
el CNE, las fuerzas armadas y el presidente de la República”. Exigiendo a
Maduro detener su incitación a la violencia, el cumplimiento de las leyes y el
cese de amenazas contra los partidos de la oposición.
Pero a pesar de todo
Tibisay se encontró con que la realidad sobrepasaba sus trampas… olvidaba que
los votantes son los mismos que hacen colas, que no encuentran comida ni
medicinas, son los que temen por sus hijos, los que van a las morgues a
reconocer cadáveres. Existe en el país un grado de conciencia frente a la
inseguridad y la escasez, que no había poder, chantaje, presiones, promesas, ni
alusiones al más allá, que pudieran torcer la decisión tomada.
La oposición
venezolana obtuvo 7.707.422 votos, aventajando por más de dos millones de
sufragios al chavismo, imagínense nada más, cuando frente a un referéndum o un
nuevo proceso electoral presidencial, voten también el millón y medio de
venezolanos que se encuentran en el exterior. Como consecuencia de los
resultados muchas han sido las manifestaciones gubernamentales, que del mundo
entero saludan esta nueva etapa de Venezuela, confiando que una vez que asuman
los nuevos diputados se dé inicio a una transformación Democrática.
Maduro se planteó
ganar “como fuera”, sin que la rectora abriera la boca, tras la amenaza quedó
el cuerpo del joven Luis Manuel Díaz, secretario municipal de Acción
Democrática en el estado Guárico. Este suceso tuvo como antecedentes los
ataques con armas al diputado Miguel Pizarro y al gobernador Henrique Capriles.
Asociaciones y
universidades sufrieron los embates del CNE, a quienes les prohibió cualquier
referencia a las elecciones parlamentarias, mientras el Estado participaba
activamente en el proceso y el propio Presidente amenazaba con salir a la calle
armado, si el resultado le era adverso.
No podemos dejar de
destacar la mas grave de las advertencias que recibió Tibisay Lucena, la misma
vino de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario general
Luis Almagro recordó a Lucena que su obligación era que las condiciones
permitieran la celebración de las elecciones de forma “justa y transparente”.
Almagro dirigió una
extensa comunicación donde denunciaba tres elementos claves del abuso: “la
inhabilitación grosera y unilateral de siete candidatos, que afectaba solo a
políticos de la oposición; la manipulación de las circunscripciones para que
produjeran más diputados en las regiones que hasta ese momento habían mostrado
más simpatía con el régimen” y lo que denominó “la bajeza más grande en la
elaboración del tarjetón electoral”, “dentro del cual, metiendo gato por
liebre, trataron de disfrazar un movimiento afecto del oficialismo como una
organización opositora”.
La ahora “pavosa”
Tibisay parece condenada a callar, tendrá que esperar reunirse con su
comandante, para poder responder y reclamarle que es su culpa, por haber dejado
en su puesto a un inútil que arruinó al país y enterró la revolución
bolivariana… Réquiem in pace.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Venezuela Futura
Francia
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