En dos palabras ¡Basta ya! Esa es la lectura que podemos darle a los
resultados electorales del domingo. El pueblo se sacudió el polvo acumulado en
estos largos 17 años y salió decidido a ponerle freno a los desmanes
revolucionarios. Le dijo basta ya al chantaje, a las ofensas, a la división y
al barranco.
El lunes Venezuela amaneció sonriente, alegre y vestida con un traje de
esperanza, que anhela volver a la paz y a reconciliarnos como hermanos. Se
impuso la ilusión y la esperanza, en contra del rencor y el odio. Ese discurso
del miedo para amalgamar llegó a su final. Los ciudadanos se cansaron de falsas
promesas. Los sectores populares y los más desposeídos entendieron el mensaje
de cambio.
Pasando páginas
Desde hoy la mirada se concentrará en los diputados electos. Mucho
cuidado con sus pasos y con sus acciones. No es momento de revanchas. En
política y cuando es el pueblo quien ha sufrido los embates de un régimen
oprobioso, es menester desechar cualquier acto vengativo. Al contrario, a esa
gente que continuamente había venido votando por el oficialismo hay que abrirle
las puertas. Es necesario abrazarlos para transmitirle que Venezuela es una
sola; que esas páginas negras de la historia de la división la tenemos que pasar
para avanzar hacia nuevos horizontes.
Que ninguna individualidad o agrupación partidista se endose la
victoria, porque lo que vivimos el 6D en Venezuela fue la reacción de un pueblo
desesperado y asfixiado contra sus opresores. Esa confianza popular hay que
saberla administrar y moldearla para darle forma. Preguntarnos: ¿qué queremos
cómo país? Yo contesto desde esta trinchera: no queremos un mesías, anhelamos
que todos los ciudadanos se incorporen en el proceso de transformación. En la nueva Asamblea Nacional estarán puestas
todas las miradas. Por esa razón los nuevos diputados tienen que tener presente
el pasaje bíblico: “a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho, y a quien
se le confió mucho, se le pedirá más”. Señores diputados, vuestra tarea es
magnánima: trabajar en la reconciliación del país. Tender puentes con todos los
poderes. Construir su agenda legislativa, pero interpretando lo expresado en
las urnas electorales el 6D, que a pesar del ventajismo del régimen se impuso
la voluntad ciudadana.
Hacia la confianza económica
Que los primeros proyectos legislativos vayan dirigidos a la
recuperación de la confianza económica, difícil, pero no imposible. Una Ley que
garantice la inversión nacional y extranjera. Ya eso sería un gran paso en el
fomento del empleo. Sin descartar la posibilidad de convocar una Asamblea
Nacional Constituyente, la cual se elija con bases comiciales en las que se
establezca el respeto al derecho de representación proporcional de las
minorías.
Lo que el domingo pasó en el país fue una verdadera revolución popular.
Mosca con defraudar las esperanzas.
Me late que la base de esa Fuerza Armada que en los últimos tiempos se
ha visto opacada por algunos capitostes, jugó un papel importantísimo durante
la jornada electoral. Lo que quiere decir que también ha despertado y es de
suponer que estará dispuesta a garantizar que se respete la autonomía de la
Asamblea Nacional.
Pablo Aure
pabloaure@gmail.com
@pabloaure
Carabobo - Venezuela
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