En el mes de Marzo
del 2.014 escribimos un artículo titulado “Maduro no es Chávez”, dónde
describíamos su falta de liderazgo, preparación intelectual, carisma y sentido
de la oportunidad que tenía indiscutiblemente el ex presidente Chávez, que “por
ahora” con los resultados electorales del 6 de Diciembre es doble difunto.
Decíamos en ese momento que Maduro no calzaba los zapatos del extinto o que era
mucho camisón pa´Petra trayendo a colación el refranero popular.
Así resultó, las
protestas del 2.014 causaron al gobierno una profunda herida en el desempeño institucional produciéndole una
derrota política y mediática tanto nacional como internacionalmente, con estos
lastres en sus entrañas iniciaron el declive de la revolución Bolivariana y por
ende del chavismo. Faltaba solo el acto electoral para terminar la ofensiva.
Maduro no supo asumir
como Jefe de Estado la situación social y política de esos meses, nunca tuvo la
visión de estado, menos la astucia y la inteligencia para pacificar la nación,
usó la fuerza sin control, el poder judicial para domar el clima de
descontento, por supuesto como respuesta despertó al monstruo civil, las
protestas lo arroparon, la violencia y abuso de poder lo colocaron al margen de
la legitimidad democrática de desempeño. Cometió tantos errores que se dedicó a
buscar enemigos invisibles antípodas de la célebre frase de Arturo Uslar Pietri
con la que iniciaba su programa denominado valores humanos, el futuro ex
presidente se obsesionó hasta el cansancio con una fulana inexistente “Guerra
Económica”.
La revolución
clientelar populista declinó producto de la caída de los precios del petróleo
en la misma proporción en que las sombras del apocalipsis económico se
apoderaba de Venezuela, estallaron los precios, desaparecieron los productos de
primera necesidad, explotaron las colas como consecuencia de la incertidumbre y
la escasez, los jinetes del apocalipsis cabalgaron cargando sobre sus hombros,
la inflación, el desabastecimiento, una grave crisis eléctrica, la inseguridad
y la pérdida de la confianza en el valor del Bolívar como resguardo financiero
y monetario de las familias venezolanas. Mejor dicho Maduró arruinó al país, en
menos de dos años cayó el PIB a cerca del 60% del año 2.013. La miseria se
impuso en todo el territorio nacional y cómo decía mi difunto compadre Rubén
Darío Barboza Carroz, presidente de Fedenaga, “lo que está abundando en
Venezuela es el hambre”, pero no estábamos solos, Dios estaba esperando su justo
momento para despertar a los venezolanos.
Con claridad y fe el
6D los venezolanos despertamos y esgrimimos el voto como arma para rescatar la
democracia, no nos importó el nombre del candidato, lo importante era derrotar
la Revolución Bolivariana, a Maduro y sus acólitos atorrantes. Son el actual
presidente de la Asamblea “Odiado Cabello” al igual que el presidente de
Venezuela los grandes derrotados, con sus viles acciones y su soberbia
destruyeron casi hasta las cenizas el legado de su extinto creador, como
consecuencia de sus errores terminaron enterrados y enterrando hasta los
afectos que Chávez alguna vez tuvo. Todos los jerarcas del régimen sin
excepción tienen fecha de salida y ticket de viaje sin retorno, “no más”, dijo
con contundencia la población civil, ya basta de aventureros, de corruptos, ya
basta de tanto odio y violencia.
Los partidos
opositores reunidos en la Mesa de La Unidad Democrática deben saber interpretar el deseo de cambio que se
convirtió en el torrente de votos expresados el 6 de Diciembre, el principal
objetivo fue desplazar al Chavismo del poder, ahora hay que transformar esa
fuerza indetenible en un proceso que termine rescatando las libertades, la
propiedad privada, el sistema productivo nacional y el Estado Constitucional de
Derecho.
El paraíso que Dios
regaló a los venezolanos fué para disfrutarlo en cada amanecer con la
tranquilidad que brinda la paz y la confianza en el futuro, nuestra querida
población civil supo rescatar al borde del abismo a la bienamada República de
Venezuela. La libertad y la esperanza de la llegada de mejores tiempos plena hoy nuestra hermosa
nación.
Jose Joaquin Urdaneta Castro
josejoaquinurdanetacastro@yahoo.es
@josejurdaneta
Zulia - Venezuela
La pertinencia de su escrito, amigo José Joaquín, le viene “de perla” al momento actual. En tan corto espacio, no sacrificó cuestionamiento alguno que bien dejó ver ante quienes han de leerlo.
ResponderEliminarSupo combinar bastante bien la profundidad de la disertación, con los casos aludidos. De manera que su escrito, plantea sin medias tintas las realidades que acusa el país. Abrazos, AJMonagas