El ponderado discurso
de Henry Ramos Allup, al encargarse de la presidencia de la Asamblea Nacional,
tuvo diferentes aspectos trascendentes que ameritan ser comentados con
amplitud. De todas maneras, considero que el punto más importante de los
planteados en sus palabras es aquel que se refiere a la inmediata necesidad de
producir un profundo cambio político en Venezuela. “Nuestro mandato es a
término, es cierto, y el mandato del poder Ejecutivo también lo es, pero el
nuestro y el del Ejecutivo pueden cesar antes del vencimiento cronológico del
lapso por alguna de las causas que están en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela”. Según sus propias palabras, esa cesación debe
realizarse de una manera constitucional, democrática, pacífica, y electoral.
Esta posición asumida
por la mayoría parlamentaria, surgida después de haber obtenido un
impresionante triunfo en las elecciones del pasado 6 de diciembre, es
consecuencia de la suicida actitud asumida por Nicolás Maduro al tratar, por
diferentes medios, de limitar las
potestades constitucionales de la nueva Asamblea Nacional. Inicialmente,
el presidente Maduro hizo una acertada apreciación de la situación política
surgida después de la apabullante derrota electoral del PSUV y de su gobierno.
Consideró prudente invitar públicamente a la bancada de la oposición a una
reunión con el fin de discutir la nueva realidad política. De haber mantenido
esa acertada e inteligente actitud se hubiera podido establecer un importante
diálogo entre el poder Ejecutivo y el Legislativo para coadyuvar en la solución de la grave crisis nacional.
Inexplicablemente esa
prudente posición cambió a los pocos días. Creo, para no decir estoy seguro,
que esa modificación en su actitud, entre otras razones, ocurrió ante la
presión de los sectores radicales del chavismo, encabezados por Diosdado
Cabello, enemigos a muerte de cualquier diálogo con la oposición. Además,
pienso que existe otra razón de fondo: su temor ante las posibles acciones de
los sectores comprometidos, desde antes del 4 de Febrero, con la revolución,
los cuales no le perdonan que hubiese sido seleccionado por Hugo Chávez para
ocupar la presidencia de la República. Lo
cierto es que de inmediato empezaron las acciones para disminuir las potestades
constitucionales de esa mayoría que, al alcanzar los 112 diputados, se había
transformado en calificada,
Los venezolanos
debemos tener presente que la grave crisis nacional que estamos sufriendo en
todos los aspectos de nuestra vida diaria, desde la escasez de productos de
primera necesidad y de medicinas, la hiperinflación, los permanentes apagones,
el racionamiento del agua y el incontrolado incremento de la inseguridad en todos
los órdenes es y seguirá siendo de la exclusiva responsabilidad del gobierno de
Nicolás Maduro. Esa es la verdad, la
única verdad. No podemos dejarnos engañar por las campañas de propaganda del
régimen que trata de trasladar esa
responsabilidad a la oposición y a la Asamblea Nacional. Tratemos ahora de
valorar jurídica y políticamente las acciones tomadas en contra de los
diputados del estado Amazona para poder determinar la responsabilidad que
tienen Nicolás Maduro y Diosdado Cabello en la actual crisis política.
Vladimir Villegas le
preguntó recientemente a Julio Borges en su programa sobre las causas de la
crisis política surgida en la Asamblea Nacional. De una manera clara y
didáctica las fue resumiendo. Primero, la forma inconstitucional en que fueron
electos los nuevos magistrados del TSJ, al no cumplirse los lapsos previstos y
no tener varios de ellos las condiciones
que exige la Constitución Nacional para ser designados como magistrados.
Segundo, la jurisprudencia creada por el propio TSJ, el año 2013, la cual
establece que ninguna decisión judicial puede desconocer la proclamación de un diputado electo por el
voto popular. Tercero, la inmunidad parlamentaria que obtiene un diputado
después de ser proclamado, la cual sólo puede ser allanada por la mayoría de la
Asamblea Nacional. Cuarto, la absoluta ilegalidad de la prueba presentada ante
la Sala Electoral de una grabación de una supuesta conversación privada.
El problema
fundamental del gobierno de Nicolás Maduro son sus propias actuaciones. Sus
permanentes errores en la conducción del Estado lo han ido transformando en un verdadero obstáculo para poder enfrentar y resolver la tragedia
que enfrenta nuestro país, Un buen
ejemplo de su errada y arbitraria manera de gobernar fue la aprobación de 28
leyes en el último día de aplicación de una ley habilitante, sin haber sido
discutidas con ningún sector nacional. Naturalmente, este tipo de actuación lo
único que produce es una mayor
desconfianza en nuestra economía. Es imposible aceptar que se trate de engañar
a nuestro pueblo con la absurda tesis de que la crisis nacional es consecuencia
de una supuesta guerra económica y no de los graves errores cometidos por el
régimen chavista: destruir la producción nacional; saquear las dividas preferenciales,
romper el equilibrio de las reservas internacionales, endeudar a Venezuela en
más de doscientos mil millones de dólares y despilfarrar la impresionante cifra
de un billón doscientos ochenta mil doscientos ocho millones de dólares.
Superar este terrible caos es impostergable. Se requiere con urgencia un cambio
de gobierno…
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.
Caracas- Venezuela
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