Hace setenta años un calificado grupo de soñadores fundan en los altos
de la Lavandería Ugarte, ubicada en la tradicional parroquia caraqueña de «La
Candelaria», una comunidad política que
con el devenir de la historia
democrática venezolana, se ha de convertir en uno de los baluartes y pilares
fundamentales de la libertad en Venezuela y en el mundo. Desde su origen COPEI
nace como una alternativa para ir más allá del fascismo, del comunismo y del
decadente mundo capitalista. Aparece COPEI como una novedosa concepción
política cuyo anclaje central será la persona como valor absoluto, para colocar a cada hombre y a cada mujer en
situación de poder vivir como personas y lograr un giro social personalista,
comunitario y espiritual.
En momento solemne de nuestras vidas compartimos la generosa concepción
de que aquel trece de Enero de Mil Novecientos Cuarenta y Seis: «No nacimos
para que en Venezuela se perpetuaran las injusticias. Salimos a la lucha para
construir con nuestras manos y con la fe del pueblo una realidad distinta». Ese
ha sido el transitar durante estos setenta años de hermoso peregrinaje, porque
como lo expresara un hermano de ideal: «Los
partidos demócrata cristianos se conciben como instrumentos de
participación, de constitución y vocación democráticas, e integran en su seno a
la militancia proveniente de todas las clases sociales y estratos de la
sociedad, aunque, partiendo del principio de la igualdad fundamental entre los
hombres, plantean la lucha contra las desigualdades provenientes de la injusta
distribución de bienes y oportunidades existentes en el seno de la sociedad».
Quienes nos enrolamos en esta corriente de opinión, lo hicimos inspirados
en los principios que dieron origen a esta herramienta de liberación popular,
porque la Democracia Cristiana posee un profundo y vigoroso sustento
doctrinario e ideológico, distintivo fundamental que fortalece el pensamiento
para la acción política y que por
tradición, principios y valores está obligada a luchar para aparecer como una
opción política, social, educativa, económica y de gobierno colocada al lado de
los millones de excluidos y marginados de la sociedad.
La crisis ética que envuelve a la comunidad venezolana nos obliga a
definir con claridad nuestra posición, para determinar qué somos, hacia dónde
ir y con quiénes recorrer esa senda. En este esfuerzo de definiciones COPEI,
como partido político, no puede estar ausente en el señalamiento de los mejores
caminos. Luego de setenta años,
sostenemos que la actividad política es
un instrumento para la participación y búsqueda del desarrollo con equidad.
Toda la construcción política, económica y social debe estar al servicio del
hombre con un sentido de integridad.
El veintitrés de Enero de Mil Novecientos Cincuenta y Nueve, a un año de
la caída de la bochornosa dictadura militar, Miguel Otero Silva dijo:
«Venezuela está orgullosa de sus partidos políticos porque a ellos debe,
fundamentalmente, la reconquista de sus derechos y sus leyes. Está orgullosa de
ACCIÓN DEMOCRÁTICA, de UNIÓN REPUBLICANA y de COPEI, organizaciones políticas
que soportaron durante diez años el peso de la represión más despiadada, de la
persecución y el ensañamiento, de las torturas y el asesinato, del furor
desenfrenado de un déspota que había jurado pulverizarla y que apenas logró que
se curtiera…».
A la altura de setenta años de recorrido se puede afirmar que Venezuela
está orgullosa del recorrido realizado por
COPEI pero la patria aspira y desea que la organización siga brindando
su aporte para la definitiva liberación de la nación. Esta aspiración nos
impone una serie de exigencias. Resulta crucial salir a recorrer los caminos
nacionales con la bandera de la libertad y la democracia. En la hora del
nacimiento de este pueblo, el prócer
Juan Germán Roscio preguntaba: «¿Y qué hacen los hombres de bien, los
verdaderos amantes de la felicidad pública para dirigir la nave política al norte
de su verdadera dignidad?». Esa interrogante tiene plena vigencia en esta
estación.
Luego de peregrinar durante setenta años junto a miles de compatriotas
seguimos en la marcha para consolidar este sueño de liberación. Vamos al
encuentro de los marginados en cada rincón donde haya voces que reclamen el
cambio. Invito a todos quienes comulgamos con los principios liberadores del
humanismo cristiano a mirarnos a los ojos para
reconocer en nuestros hermanos de ideal
esa luz de servicio, de honestidad y de transparencia. Los que ayer
fuimos capaces de llenar de fe las calles, las plazas y los caminos de
Venezuela invitamos a los más jóvenes a abrazar este compromiso con nuestra
tierra. Nuestra misión es estar junto a la gente para ser un escudo contra la
injusticia y una espada en pos de la igualdad. Vamos a celebrar con orgullo
este ANIVERSARIO DE ESPERANZA.
Felipe Guerrero
felipeguerrero11@gmail.com
Tachira – Venezuela
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