En definitiva se
trata de un teatro, el más importante y fastuoso de los teatros de Caracas. Un
teatro es un sitio para ver espectáculos y lo de ayer no pasaba de ser eso. El
escenario bellamente dispuesto, tarimas, ramos de flores, grupos repartidos de
manera ordenada en perfecta composición a la izquierda, a la derecha. La tarima
para que hablase el presidente, las butacas repletas. Momento decisivo: se
instalaba el Consejo Nacional de Economía Productiva.
El país llegó al
llegadero. Al parecer –¡por fin!–, el presidente decidió que había que
enfrentar la realidad. Pero, al escucharle su discurso, caímos en cuenta de que
estaba hablando el mismo individuo que ya tiene unos cuantos años al frente del
gobierno; que, a pesar de la supuesta intención de corregir, no ha cambiado
nada, ni el tono, ni su manera de ver la economía, ni el país, ni el mundo
(ahora habla hasta de una guerra geopolítica). El mismo que, a comienzos del
año pasado, juró que vapulearía el dólar paralelo, el mismo que prometió dólar
a 6,30 “pa’ todo el año”, en un desplante desesperado para que creyéramos que
no habría ningún tipo de devaluación. El mismo, pues, que nos ha traído hasta
este desastre, ayer repitió, en el fondo, el mismo discurso del desastre.
¿Qué surgirá de este
Consejo Nacional de Economía Productiva? Ya veremos. Por lo pronto, ahora hay
una diferencia importante en el país. Hay una Asamblea Nacional, manejada por
la oposición, que ya ha tomado una decisión insólita para estos 17 años de
gobierno chavista, pero normal en cualquier Parlamento del mundo: citar a los
ministros, al presidente del Banco Central y demás autoridades para que den
explicaciones.
La Asamblea tendrá
que decidir sobre el decreto de emergencia económica. Está en un disparadero
curioso. Para muchos es una suerte de trampajaula que le ha tendido el
gobierno. Porque si aprueba el decreto es corresponsable del desastre; y si no
lo aprueba, Maduro, con la argumentación acostumbrada, dirá que el desastre es
culpa de la oposición porque no lo apoyó.
Mientras, estamos en
una situación absolutamente lamentable. El titular de El Nacional hoy:
“Militares reportan faltas de alimentos básicos hasta 91%”. Primera pregunta:
¿Por qué los militares? ¿Por qué el tema de los alimentos solo ha estado
manejado por militares? Dice El Nacional: “El Comando Estratégico Operacional
de la Región Estratégica de Defensa Integral Occidental (¡Dios, la burocracia
militar qué pomposa suena! ¿Será porque de verdad creen que es una “guerra
económica” lo que están enfrentando?) determinó que en Lara, Falcón, Yaracuy y
Zulia la existencia de café, detergentes y toallas sanitarias llega apenas a
9%. La escasez de pollo promedió 80%. 90% de escasez de leche en polvo en Lara
y Yaracuy; en Zulia, de 87%. 88% faltó la harina de maíz precocida en Zulia; en
Yaracuy bajó a 70%. 84% el desabastecimiento promedio del azúcar en Lara,
Yaracuy, Zulia, y en Falcón es de 89%. 88% la insuficiencia de queso en Falcón,
y la de carne de res llegó a 89%”.
Y al lado de lo
anterior algo incluso peor: “Farmacéuticos se declaran en emergencia
humanitaria por la escasez. La federación que los agrupa en el país solicitó
ayuda internacional para recibir medicamentos a través de donaciones porque
faltan 149 tipos de fármacos para tratar
la presión arterial, el asma en niños, diabetes, problemas en la próstata y
cáncer. También hay fallas en anticonceptivos y analgésicos”.
Leo en El Estímulo:
“150 productos en situación crítica por la escasez de alimentos –dice Fredy
Ceballos, el presidente de la Federación–. Se están muriendo pacientes por
falta de medicamentos y eso es una realidad. En algunos laboratorios y
droguerías el desabastecimiento ya raya en 90%”.
Esto no se resuelve
con un show en el Teresa Carreño.
Cesar Miguel Rondon
cmrondon@gmail.com
@cmrondon
Caracas - Venezuela
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