La literatura económica ha dado muchísima
importancia (quizás correspondería decir excesiva importancia) al concepto de
expectativas racionales que oportunamente hubiéramos examinado.
Cabe, en esta ocasión, hacer un análisis somero de
cómo han considerado los economistas que estas expectativas juegan en
diferentes situaciones y variables económicas. En tal sentido, se ha atribuido
a dichas expectativas la generación de ciertos fenómenos como la estanflación.
Veamos el concepto:
"estanflación (o estanflación).
Castellanización de la voz inglesa "stagflation" que es a su vez una
combinación de las palabras inflación y estancamiento. La estanflación, que se
presentó claramente por primera vez en la década de los setenta en los países
más desarrollados, es una combinación altamente inconveniente de una recesión
económica en la que a la vez hay una inflación sostenida. Estimulada
principalmente por déficits fiscales que -al contrario de los supuestos de la
economía keynesiana- son incapaces de revitalizar el aparato productivo, la
estanflación fue una prueba práctica de las limitaciones de esta clase de
política. Este fenómeno contribuyó, entre otros, al cambio radical de
orientación en las políticas económicas seguidas por los Estados Unidos e
Inglaterra, favoreciendo la revalorización práctica de la economía de libre
mercado.
La estanflación es producto esencialmente de la
generación de expectativas racionales: los actores económicos anticipan las
políticas gubernamentales, sobre todo el comportamiento del gasto público y las
medidas de estabilización, impidiendo que éstas tengan éxito en aumentar el
producto y haciendo que se traduzcan sólo en inflación."[1]
Resulta por cierto curioso que se haya atribuido la génesis de la
estanflación a las "expectativas racionales" de los actores
económicos, cuando de la misma definición surge que "es una combinación
altamente inconveniente de una recesión económica en la que a la vez hay una
inflación sostenida", dado que, tanto la recesión como la inflación son
fenómenos (o mejor decir anomalías) originadas en políticas económicas erradas,
en las que tales actores económicos tienen poco o nulo papel, ya que mal pueden
influir en las políticas gubernamentales que son las que crean los escenarios
recesivos e inflacionarios. Parecería desprenderse -de acuerdo a la definición
dada- que la estanflación, contrariamente, es fruto exclusivo de los
"actores económicos" que a su vez impiden (a juzgar por el párrafo
final del concepto) que el gobierno corrija la situación. Nosotros creemos que
es completamente a la inversa. La estanflación es una situación establecida
exclusivamente por las autoridades económicas, y de la cual los agentes
económicos tratan de defenderse a toda costa y a cualquier precio.
Esta interpretación, va incluso de la mano con la
definición que el mismo autor nos ofrece de recesión, cuando la conceptualiza
como: "recesión. Fase del ciclo económico caracterizada por la disminución
de la actividad, el empleo y la producción. En épocas de recesión suele caer
también la inversión y hay una tendencia hacia la deflación o, en las economías
modernas, hacia cierta disminución de la inflación"[2]. Luce claro que,
tanto la inflación como la recesión (componentes de la estanflación) son
creaciones gubernamentales. Nada juegan allí las "expectativas
racionales" de los agentes económicos, ni pueden influir en las mismas. Y
menos aun "impiden" que el gobierno estabilice la economía, cuando
deviene ser el principal agente de desestabilización de ella.
"La secuencia de malinversión y sobreconsumo,
seguida del ahorro forzoso y luego la liquidación y el desempleo, caracteriza
el desequilibro intertemporal que es brevemente descrito como ciclo económico.
La Teoría Austríaca del ciclo económico es consistente con la visión austríaca
más amplia del mercado como un proceso y el sistema de precios como una red de
comunicaciones (Hayek, 1945). La teoría permite que las expectativas afecten el
curso del ciclo y ocasionen que cada episodio cíclico difiera en sus
características particulares de los anteriores. Sin embargo, el supuesto de
“expectativas racionales”, en la forma en que este término ha sido utilizado en
la macroeconomía moderna, sería inconsistente con la Teoría Austríaca. Este
supuesto colapsaría al proceso de mercado en su resultado final sobre la base
de un supuesto conocimiento por parte de los participantes en el mercado de la
estructura de la economía. "[3]
Esta idea contenida en la cita de arriba es un poco
más acorde con lo que expusimos en los párrafos precedentes. Sin embargo, aquí
el autor parece diferenciar el término "expectativas" (sin mas) del
compuesto "expectativas racionales", como tratándose de cosas
diferentes. En cuanto al primero, dice que las expectativas (sin calificar)
afectan el curso del ciclo, ocasionando que cada episodio cíclico difiera de
los anteriores. Creemos que, en realidad, lo que está queriendo decir es que
las "expectativas" tienen esos efectos en tanto y en cuanto se
traduzcan en concretas actuaciones humanas y no en caso contrario. Porque una
"expectativa" sin acción no puede dar principio a efecto alguno en el
campo de la economía, si recordamos junto al profesor Ludwig von Mises) que la
economía es acción humana.
Tampoco esta claro (y sobreviene por seguro
relevante) si las expectativas a las que alude son a las de los agentes
económicos, a las de las autoridades políticas, o a la de ambos, lo que -por
supuesto- cambiaría por completo las conclusiones.
Aparece más explícito cuando apunta a las
expectativas racionales y dice de ellas que "en la forma en que este
término ha sido utilizado en la macroeconomía moderna, sería inconsistente con
la Teoría Austríaca" con lo que estamos en completo acuerdo. Ya que en
dicho contexto, "expectativas racionales" importaría un
"supuesto conocimiento por parte de los participantes en el mercado de la
estructura de la economía" lo que nos evoca al célebre conocimiento
perfecto, presupuesto básico del modelo de competencia perfecta que pertenece a
la microeconomía.
La teoría de las "expectativas
racionales" vendría a ser un equivalente -en el campo de la macroeconomía
(al decir del autor citado)- del conocimiento perfecto supuesto en el de la
microeconomía para su erróneo modelo de competencia perfecta que ya hemos
criticado en otros lugares.
[1] Carlos Sabino,
Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. voz
"estanflación"
[2] C. Sabino,
Diccionario....ob, cit. voz "recesión".
[3] Roger W.
Garrison. "CICLOS ECONÓMICOS: EL ENFOQUE AUSTRIACO". Revista Libertas
XII: 43 (Octubre 2005) Instituto Universitario ESEADE. Pág. 3
Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Acción Humana
Buenos Aires-
Argentina
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