Desde ser solidarios con el mundo
radical islámico, con las dictaduras comunistas de la región, del populismo de
Suramérica y de las guerrillas, hasta el establecer relaciones comerciales
dañinas para el país, hacen que nuestra democracia y la identidad como nación,
muy debilitadas por la corrupción e
incompetencia, lleguen a un estado de peligrosa inestabilidad.
Entramos en lo que se denomina,
una enorme crisis estructural y política. Que no nos detuvimos al borde del
abismo, sino que seguimos cayendo. El pueblo demostró en el pasado la necesidad
de un cambio, la injerencia criminal de los castros y la parálisis del resto de
la sociedad venezolana, hizo que la sangre joven derramada fuera inútil en ese
momento.
La mayoría de la nación acaba de
expresar, que somos nosotros quienes debemos regir nuestros destinos y que no
necesitamos patrones extranjeros, mucho menos ideologías desfasadas. El
grotesco y humillante modo de vida de los altos funcionarios del gobierno y de
sus testaferros, contrastan groseramente con la miseria y la carestía del resto
de los ciudadanos honestos y trabajadores.
La decisión de la mayoría de los
venezolanos ya sin ideologías ni preferencias, pide un cambio de rumbo con el
último aliento pacífico demostrado recientemente. Pero ese mismo pueblo exige
ahora que su institución armada garante de sus derechos, asuma el rol
ineludible de preservar la voluntad democrática y del giro que reclama nuestra
patria.
Solo el interés de la ideología
radical y el narcoterrorismo apuestan a una confrontación del pueblo, se
beneficiarían de ello pues no tienen escrúpulos ni valores, lo han demostrado.
Queda en manos de nuestra reivindicada y noble institución armada el evitarlo y
proteger a nuestros ciudadanos de la violencia criminal, pues serán muy
necesarios para la inmediata reconstrucción y adecentamiento del país. ¡No hay
vuelta atrás!
Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
"Adhuc Stantes"
“Todavía en Pie”
Caracas- Venezuela
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