En las elecciones del 6D la sociedad venezolana demostró que sabe lo que
quiere y cómo lo quiere. Ya esa minoría de edad a la que se refería Kant, no
existe, nosotros adquirimos nuestra mayoría de edad, para decidir sobre nuestro
destino y asumir el reto de participar en colectivo, para el logro de objetivos
comunes. La sociedad venezolana exigió un “cambio”, que comienza el 5 de Enero
del 2016, con la instalación de una nueva mayoría parlamentaria en la Asamblea
Nacional, la cual demás de restablecer el equilibrio entre los poderes
públicos, ejercer el control del gasto, de las empresas del Estado, en especial
PDVSA, que ha pasado a ser la financista electoral del gobierno, fuente de
corrupción, abrir los espacios a la sociedad organizada, para que se exprese
válidamente.
Digo esto último porque el
“cambio” más importante que debe comenzar a gestarse en el país está en
nosotros, en el seno de la sociedad venezolana, donde está nuestro sentir,
añoranzas y sueños, por un mejor país en paz y en democracia. En ese sentido
lograr una verdadera y sincera democracia participativa, protagónica,
descentralizada y plural.
Este nuevo Poder Público debe reglamentar la
utilización de las herramientas de la participación ciudadana: asambleas
ciudadanas y cabildos abiertos, para que sus decisiones sean verdaderamente
vinculantes, consultas legislativas y populares, propuestas legislativas,
convenios de cogestión y autogestión, a través de una ley, que tiene su primera
aprobación, la Ley de Participación Ciudadana.
Cobra importancia el fortalecimiento de los
consejos comunales, de las asociaciones de vecinos, de defensores de los
consumidores, de los usuarios, de los colectivos minoritarios, empresas de
propiedad social, establecer mecanismos de consulta permanente con la sociedad;
organizaciones de base que le den forma a los diferentes sectores, profundizar
institucionalmente la democracia participativa.
La “política”, que hasta ahora,
ha estado gravitando en los cogollos de los partidos políticos y en los grupos
de opinión. La “política” debe impregnar a la sociedad, para la toma de
decisiones que redunde en calidad de vida. Con ello, lo más importante un modelaje político desde la honestidad y el
compromiso social, en el cual se fomenten redes sociales que conformen cohesión
social, que permita construir una ciudadanía libre, que deje atrás el control
de los partidos políticos.
Estos días de navidad y del
advenimiento de un nuevo año, nos debe llamar a la reflexión y a la renovación
de propósitos, de proyectos individuales y colectivos. Mi reflexión gira en
tono a la necesidad de una sociedad más humanista, colectivista y solidaria ¿y
la tuya?
Carlota Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
Anzoategui - Venezuela
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