El
doctor Hermann Escarrá dictó el pasado 21 de diciembre una conferencia en el
ministerio de la Defensa, con la presencia del general Vladimir Padrino López y
del Comando Mayor de la Fuerza Armada Nacional, en la cual resaltó la necesidad
de plantear un Pacto de Estado entre la Fuerza Armada y sociedad venezolana. La escogencia de su persona para dictar esa
conferencia fue, para decir lo menos, una decisión desacertada ya que durante
estos últimos años ha mantenido una posición ambivalente y muy difícil de
justificar. Al principio del régimen chavista fue diputado a la Asamblea
Nacional Constituyente y partidario de la Revolución. Después, se distanció de
Hugo Chávez, hasta llegar al extremo de demandarlo, en el año 2007, por
“apología del delito e incitación al odio”. De manera sorprendente logró ser
perdonado por el régimen y ahora es ferviente defensor del gobierno de Nicolás
Maduro.
Mantengo que la decisión fue desacertada porque
el Alto Mando de la Fuerza Armada
necesita de un asesoramiento imparcial y objetivo que le permita tomar las
decisiones apropiadas para ayudar a enfrentar la compleja crisis política,
económica y social existente en Venezuela, preservar la unidad nacional y
fortalecer la cohesión interna de la Institución Armada. El doctor Escarrá en
el foro “una Constitución para el futuro” adelantó su posición al afirmar que “si bien la
contrarrevolución cuenta con las dos terceras partes de la Asamblea Nacional
que le permite proponer leyes, y hasta enjuiciar políticamente al presidente de
la República, tales acciones no se pueden ejecutar si no se obtiene la
aprobación del Poder Ciudadano, del Tribunal Supremo de Justicia y la decisión
soberana del pueblo mediante el voto”.
Eso es verdad, la constitución de 1999, como todas
las constituciones democráticas, busca establecer y mantener el equilibrio y la
colaboración entre los poderes del Estado para evitar la ingobernabilidad. El
propio doctor Escarrá expone la solución en caso de no lograrse el requerido
equilibrio: el derecho de acudir al voto soberano del pueblo. Justamente, esa
realidad fue la que no quiso entender la mayoría chavista de la actual Asamblea
Nacional cuando ilegítimamente impuso una renovación, fuera de tiempo, del
Tribunal Supremo de Justicia y la constitución de un Parlamento Comunal,
desconociendo la voluntad soberano
del pueblo expresada
en unas elecciones universales, directas y secretas. No se conoce que el
doctor Escarrá haya cuestionado tan arbitrarias posiciones.
Esa invitación al doctor Escarra, y tampoco dudo en
decirlo, tuvo un interés político
claramente determinado. No conozco, como es natural, la forma en que se desarrolló la reunión ni
las preguntas que surgieron. Me imagino que repitió sus actuales ideas sobre el
creciente enfrentamiento entre la Asamblea Nacional, recientemente legitimada
por el voto popular, y los demás poderes del Estado. De lo que si estoy seguro
es que no aclaró que, a excepción de la Asamblea Nacional recién electa, los
demás poderes han perdido legitimidad por la forma irregular en que han sido
conformados y la muy limitada legalidad de sus actuaciones. Desde hace varios
años, esos poderes sólo han representado al chavismo, impidiendo ampliamente el
funcionamiento de un verdadero estado de derecho.
El contenido de la conferencia no se conoce. Sólo
se ha reseñado públicamente un supuesto planteamiento realizado por el doctor
Escarra sugiriendo a la Fuerza Armada “hacerle caso a un Pacto de Estado” que incluya a los sectores económicos,
sociales, partidos políticos e iglesias para garantizar la gobernabilidad. No
logro entender esa propuesta y mucho menos viniendo de un constitucionalista,
ya que es al propio Estado a quien le corresponde crear las condiciones para
producir ese supuesto acuerdo y no a la Fuerza Armada. Sería saludable que para
evitar suspicacias el propio doctor Escarrá
aclarara su motivación. La Institución
Armada, en esta compleja situación, debe recordar que su actuación se rige por
el estricto acatamiento de la
Constitución Nacional y el reconocimiento a la voluntad popular. Este obligante
principio le impone una única posición: reconocer el resultado electoral del 6
de diciembre y respaldar a la recién electa Asamblea Nacional. Lo demás son
errores que siempre conducen al fracaso…
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
Caracas - Venezuela.
Lo felicito. Contiene un análisis sobre la ambivalencia de la tesis de Escarrá. Además la CNB contiene el contrato social suscrito por los venezolanos para el manejo de sus instituciones. No hay otro tema sobre el cual ponerse de acuerdo.
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