sábado, 2 de enero de 2016

JOSÉ VICENTE CARRASQUERO A., CUANDO SE TIENE TODO QUE PERDER

El chavismo terminó siendo una morisqueta de todos los valores que prometían rescatar desde la fallida y criminal intentona golpista hasta el impulso de la constituyente para “refundar la república”. Es imposible que la historia que le reconozca algo positivo a Chávez que equilibre la pocilga en la que convirtió la política venezolana.

Chávez habló hasta el hastío de la corrupción que en los cuarenta años de democracia, supuestamente dilapidó los recursos de los venezolanos y nos empobreció. Prometía el líder de opereta recuperar el manejo honesto de las arcas nacionales. Devolverle a Venezuela las riquezas que nos pertenecían. Puras patrañas. Bobaliconadas. Lo cierto es que Chávez no se pertenecía intelectualmente hablando. No era más que un peón del anciano cubano que siempre quiso pegarle mano a nuestro petróleo. En tal sentido, Hugo Chávez siempre actuó como el comandante de un ejército de invasión. Quienes se plegaban a sus demandas de rendición recibían migajas de esa inmensa riqueza que le entró a Venezuela en los últimos diecisiete años. A los que no, eran tratados como pueblo invadido. Vejados a través de la palabra de un individuo que careció de la visión de grandeza que la patria requería.
La herencia de Chávez, y por lo que se le recordará, es esta podredumbre moral de unos tipejos que no tienen a donde huir. Que no tienen donde esconderse. De unos criminales violadores de derechos humanos que saben que la larga mano de la justicia está tras ellos. Pero peor aún, creyendo en la supuesta efectividad de Castro para hacerle la guerra a los gringos, se metieron de lleno en el negocio del narcotráfico.
Con esos antecedentes encima, no les queda más remedio que valerse de toda la inmoralidad de la que son capaces. Conocedores del voto castigo que les infligió el pueblo han decidido desconocer la sentencia. Escribieron lo que sin duda alguna será un capítulo que servirá para ejemplificar los altísimos niveles de corrupción política a los que el chavismo fue capaz de llegar.
Después de haber exigido la firma de un acuerdo de reconocimiento de las elecciones, haberle hecho propaganda por todos los medios a su alcance con la finalidad de poner en jaque a la oposición, nos encontramos con que la inmoralidad que los caracteriza los lleva a desconocer los resultados porque simplemente no les sirven.
Luego de haber declarado a los cuatro vientos que tenemos el mejor sistema electoral del mundo, ahora acusan a la oposición de haber realizado un fraude a través de la compra de votos. Al mismo tiempo, en un acto de estupidez sin precedentes, ordenan se les retire los taxis a los beneficiados porque se sospecha que no votaron por el oficialismo. Esto demuestra el carácter intrínsecamente corrupto de este ejército de invasión que tiene todo que perder ya que no tiene donde huir.
El nombramiento de jueces del tribunal supremo merecerá un capítulo aparte en la historia de la corrupción venezolana. Se violaron todos los procedimientos. Y ninguno de los poderes llamados a poner orden en esta Sodoma y Gomorra parlamentaria dijo esta boca es mía. Unos poderes convertidos en secretaría del partido de gobierno prefirieron plegarse a estos desaguisados. Y es porque para ellos también se aplica eso de que tienen todo que perder.
En ese chiquero vimos el nombramiento de un diputado de la Asamblea Nacional por el PSUV votar por sí mismo para ser nombrado miembro de la sala electoral del tribunal supremo. Otro evento para esta cadena de hechos putrefactamente corruptos que caracterizan al chavismo y por los cuales será reconocido en el futuro cercano.
Lo cierto es que los desmanes que estamos viendo están destinados a proteger hasta donde sea posible a una cúpula podrida que ha hecho del ejercicio del poder una práctica profundamente deshonesta y traidora de los principios que en su momento enarbolaron, para convencer a los venezolanos de que merecían su confianza ya que acabarían con los vicios del pasado.
Lo cierto es que hoy tenemos mucha más corrupción que nunca antes. Las decisiones se toman traicionando la voluntad popular que tanto prometieron respetar. La inmoralidad de la actuación vuelve a arrojar estiércol sobre el ejercicio de la política que queda peor parado que nunca.
Tienen todo que perder. Fortuna hechas con base en la corrupción descarada y usufructo de los bienes públicos. Delitos que serán reclamados en su momento.
Tienen todo que perder al ser seguidos de cerca por su vinculación con el narcotráfico que los ha enriquecido aún más. No podrán esperar de los gringos negociación alguna ni piedad a la hora de castigar el haber puesto el aparato del estado al servicio de la industria de las drogas ilícitas.
Tienen todo que perder puesto que serán universalmente conocidos como personas de baja moral de las cuales más vale permanecer alejados. Los amigos irán desapareciendo y serán mirados como la escoria que son.
Tienen todo que perder porque se han hecho de fortunas que no pueden justificar. Porque disfrutan de un estándar de vida mucho más allá de las posibilidades de personas que solo desempeñaron cargos públicos, además muy mal pagados, durante los últimos lustros.
Cuando se tiene todo que perder, los inmorales se la juegan todo. Incluso su papel en la historia. Uno que no será otro que el de corruptos con ausencia total de escrúpulos que no tuvieron miramientos para traicionar a la patria que decían defender.
Jose Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo
Miranda - Venezuela

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