Justo es hacer un
alto en la rutina política para compartir con la familia, amistades, vecinos
con la sana intención de intercambiar reflexiones y distraer la atención en las
tradiciones navideñas, por más que queramos no podemos apartarla. La familia venezolana está concentrada en su país, porque ama a
Venezuela porque los cambios que se acercan no pueden pasar desapercibidos y de una u otra manera la
festividad de año nuevo y la política están sobre la mesa, es natural.
Por eso celebramos con optimismo la llegada del año
2016. Entendemos que no va a ser fácil, el gobierno no asimila la derrota y
pierde su tiempo en sucias maniobras mal utilizando el poder judicial para
irrespetar la voluntad del pueblo, en lugar de tomar las medidas necesarias
para empezar a combatir la crisis económica que avanza a pasos agigantados, y
según varios de los mejores economistas vivirá su clímax en 2016.
Más allá de las
percepciones de analistas especializados en materia económica y social, la
crisis la palpamos en la calle. Pero la ilusión de un mejor país alumbra
nuestro recorrido hacia el cambio de rumbo que nos trazó nuestro pueblo el 6 de
diciembre.
Esas ilusiones
expandidas a lo largo y ancho de nuestra patria surcan ríos y montañas, veredas
y caminos y escalan con fe y esperanza
hacia el cambio prometido.
El 6 de diciembre de
2015 nos deja una hermosa e histórica
jornada cívica con el pueblo como protagonista, que nos arropa con su manto de
felicidad e igualmente de preocupación porque trae mayores desafíos para nuestra
existencia como demócratas.
De allí la
importancia de transmitir optimismo y pensar en grande, pero ser racional y
actuar con inteligencia. Se trata de
demostrar que la estabilidad política de nuestro país y la fortaleza de la
democracia no descansan en la confrontación permanente ni en los intentos del
gobierno en dar GOLPES DE ESTADO
JUDICIAL.
Se trata de asimilar
la lección de la crisis y comprometernos a renovar nuestro cuadro de valores.
Venezuela está inmersa en un intenso proceso de cambio cuyo ritmo adquiere cada
día mayor velocidad y cuyos efectos se extienden en una sensación de optimismo
que envuelve emocionalmente nuestro sentir y nuestro pensar.
En medio de la
natural preocupación estamos viviendo una hora estelar de nuestro desarrollo político-institucional,
¡EL CAMBIO ES MAYORIA! Bien conviene transmitirlo, para contrarrestar la
prédica pesimista. Sembremos confianza, fe y esperanza! ¡FELIZ AÑO NUEVO!
Jesús Alberto Barrios R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob
Carabobo – Venezuela
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