Mientras el Papa
habla de Cristo como “príncipe de la paz”. Cuando los partidos de la abatida
Libia se reúnen en Marruecos para acordarse. Cuando el gobierno colombiano y
las guerrillas se impacientan positivamente para llegar al fin del conflicto.
En Argentina el Presidente Macri dialoga con los ex candidatos presidenciales
para fijarle al país metas comunes. Cuando cubanos y norteamericanos, vencen
barreras para el restablecimiento pleno de relaciones, produce inmensa tristeza
ver a Maduro y Diosdado empeñados en que Venezuela a propósito de la instalación
de la Asamblea Nacional, se tiña de sangre. No quieren aceptar la derrota.
A estos bandoleros se
les pasó el tren de la historia. No puede haber contemplaciones de ningún
género con esta gente. Venezuela quebrada no puede seguir esperando que a ellos
les baje el espíritu de la bondad. Maduro debe ser sacado del poder con el
referéndum revocatorio este mismo año. Hay que buscar en todas las ciudades
firmas necesarias para activar este legítimo mecanismo de sustitución del
gobernante. Esa elección debe unirse a la de gobernadores en este 2016.
Venezuela no puede vivir en elecciones permanentes.
Al pueblo venezolano
lo asiste una fundamentación constitucional, y una razón de carácter religioso.
Cuando un gobernante pierde la legalidad y la legitimidad del poder el pueblo
está en la facultad de sacudírselo, decía Santo Tomás de Aquino. No tiene moral
un gobierno y un partido político que le jura a sus militantes que iban a ganar
las elecciones, pero a la vez obligaba a renunciar a los magistrados del TSJ para
asegurarse el control de la justicia en Venezuela. Esa desvergüenza no puede
aceptarla un pueblo que tenga dignidad.
La comunidad
internacional ha podido comprobar una vez más, con el lenguaje usado por Maduro
que la patria de Bolívar cayó en manos de barbaros y en una especie de “Alí
Babá y los cuarenta ladrones”. Y no puede ser de otra suerte porque en varias
partes del mundo siguen destapándose los guisos de corrupción de los
funcionarios del régimen. Lo conocido en Houston en estos días no es la última
gota que colma el vaso.
La oposición debe
armarse de coraje. Todos los pensadores políticos, filósofos y teólogos,
exaltan el valor del coraje. “Un hombre con coraje es una mayoría” decía Tomas
Jefferson. Y Nelson Mandela apuntaba que el coraje es el triunfo sobre el
miedo. Y miedo fue lo que perdió el pueblo venezolano ante el terror del
gobierno chavista. Amenazas que han sufrido a los que les otorgaron casas,
taxis, créditos, los empleados públicos, los militares institucionalistas.
Cientos de venezolanos fueron sometidos por la vía del chantaje del llamado
socialismo del siglo XXI.
El Poder Legislativo sigue siendo
preponderante. Debe llevar aprobación de leyes e investigaciones hasta las
últimas consecuencias. Hay razones morales, jurídicas y de respaldo popular
para destituir a los magistrados nombrados entre gallos y medianoche, para
mañana es tarde.
Julio Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof
Zulia - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario