martes, 5 de enero de 2016

JULIO PORTILLO, CON CORAJE

Mientras el Papa habla de Cristo como “príncipe de la paz”. Cuando los partidos de la abatida Libia se reúnen en Marruecos para acordarse. Cuando el gobierno colombiano y las guerrillas se impacientan positivamente para llegar al fin del conflicto. En Argentina el Presidente Macri dialoga con los ex candidatos presidenciales para fijarle al país metas comunes. Cuando cubanos y norteamericanos, vencen barreras para el restablecimiento pleno de relaciones, produce inmensa tristeza ver a Maduro y Diosdado empeñados en que Venezuela a propósito de la instalación de la Asamblea Nacional, se tiña de sangre. No quieren aceptar la derrota.

A estos bandoleros se les pasó el tren de la historia. No puede haber contemplaciones de ningún género con esta gente. Venezuela quebrada no puede seguir esperando que a ellos les baje el espíritu de la bondad. Maduro debe ser sacado del poder con el referéndum revocatorio este mismo año. Hay que buscar en todas las ciudades firmas necesarias para activar este legítimo mecanismo de sustitución del gobernante. Esa elección debe unirse a la de gobernadores en este 2016. Venezuela no puede vivir en elecciones permanentes.

Al pueblo venezolano lo asiste una fundamentación constitucional, y una razón de carácter religioso. Cuando un gobernante pierde la legalidad y la legitimidad del poder el pueblo está en la facultad de sacudírselo, decía Santo Tomás de Aquino. No tiene moral un gobierno y un partido político que le jura a sus militantes que iban a ganar las elecciones, pero a la vez obligaba a renunciar a los magistrados del TSJ para asegurarse el control de la justicia en Venezuela. Esa desvergüenza no puede aceptarla un pueblo que tenga dignidad.

La comunidad internacional ha podido comprobar una vez más, con el lenguaje usado por Maduro que la patria de Bolívar cayó en manos de barbaros y en una especie de “Alí Babá y los cuarenta ladrones”. Y no puede ser de otra suerte porque en varias partes del mundo siguen destapándose los guisos de corrupción de los funcionarios del régimen. Lo conocido en Houston en estos días no es la última gota que colma el vaso.

La oposición debe armarse de coraje. Todos los pensadores políticos, filósofos y teólogos, exaltan el valor del coraje. “Un hombre con coraje es una mayoría” decía Tomas Jefferson. Y Nelson Mandela apuntaba que el coraje es el triunfo sobre el miedo. Y miedo fue lo que perdió el pueblo venezolano ante el terror del gobierno chavista. Amenazas que han sufrido a los que les otorgaron casas, taxis, créditos, los empleados públicos, los militares institucionalistas. Cientos de venezolanos fueron sometidos por la vía del chantaje del llamado socialismo del siglo XXI.

 El Poder Legislativo sigue siendo preponderante. Debe llevar aprobación de leyes e investigaciones hasta las últimas consecuencias. Hay razones morales, jurídicas y de respaldo popular para destituir a los magistrados nombrados entre gallos y medianoche, para mañana es tarde.

Julio Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof

Zulia - Venezuela

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