martes, 5 de enero de 2016

ENRIQUE MELÉNDEZ, UN ACUERDO MÍNIMO DE GOBERNABILIDAD

Lo más sorprendente de este 6D es que después que esta gente, en forma insistente, aseguraba que iba a reconocer los resultados de dicho proceso, ahora ha buscado los mil subterfugios para salirle adelante a la jugada; una especie de reloj no marques las horas, y no verse en la triste situación en la que va a quedar Diosdado; convertido en un simple diputado, y con la amenaza de serle allanada la inmunidad parlamentaria.

         Ahora se comprueba que detrás de esa insistencia, que iba hasta el emplazamiento a la oposición de que hiciera lo mismo, no había sino un gran terror, ante lo que les decían las encuestas; aunado al descontento que se palpaba en la calle, y que era objeto de burla de parte de la ex candidata a diputada Jacquelín Farías; a propósito de aquel cinismo con el que trató el tema de las colas.
         Lo opinaban los encuestadores, a medida que el barómetro se inclinaba más hacia la oposición: el mejor jefe de campaña de la MUD es Nicolás Maduro y el resto de los voceros; que pensaban que con hacerle carantoñas al pueblo bastaba.
         Fue una rebatiña lo de los carros chinos, y como tal rebatiña lo tomó el pueblo; que es lo que se ha venido a considerar como una rebelión popular a través del voto; pues aquí esta gente cada quien agarró su vehículo; destacando, primero que nada, su vocación de rojo rojito, y al final resultaron ingratos a la hora del voto: pura hipocresía no más; que es lo que más crispa a Maduro; sobre todo, saber que a muchos de esos carros  los beneficiarios les quitaron las calcomanías y los rótulos, y los colocaron en el mercado negro, (qué no hace el criollo en un medio tan picaresco), y entonces le ha pedido a cada quien que le devuelva su carro. Incluso, hasta caricaturas han hecho alusivas al tema.
         Bien lo dijo uno de ellos: con regalar nada se gana. Aquí es donde salta soberbio Maduro y viene y dice: “La oposición compró los votos del chavismo”. Por lo demás, ese fue el argumento que utilizó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez para no reconocerle el triunfo a URD en las elecciones para la Constituyente de 1953, es decir, que había habido una compra de los votos adecos; cuya dirigencia había mandado a abstenerse; que no dudaba, a ese respecto, de que se iba a producir un fraude, y de que no valía la pena participar; no obstante, la militancia de AD había salido a votar. Por lo tanto, consideraba el régimen; que los 60 diputados, que le correspondían a URD, en verdad, le correspondían al FEI, que era el partido de Pérez Jiménez; dejándole a URD sólo 29; que eran los diputados que el FEI había sacado, y respetándole a Copei los 14 que, por su parte también había sacado, sólo que su dirigencia no admite tal inversión de los números; de modo que decide no participar de esa Constituyente fraudulenta; mientras que la dirigencia de URD sí la admite, y así que deciden acudir al llamado a su convocatoria; cuestión que obliga al régimen a actuar del modo más grosero; pues sólo aquellos 29 diputados urredistas si los dejaban iban a transformar aquella Constituyente en un infierno para el régimen; en el sentido de que les tienden una emboscada, con el cuento de una reunión que quieren coordinar con ellos; los arrestan, los conducen hasta Maiquetía, y allí los mandan en un avión fletado para Panamá.
         ¿Acaso no hemos estado frente a escenarios parecidos a lo largo de estos diecisiete años de gobierno chavista, y que estuvo a punto de consumarse de nuevo el pasado 6 de diciembre, y que no fue sino gracias a la intervención de las fuerzas armadas lo que lo impidió? Porque el hecho mismo de las impugnaciones que trataron de hacer; que de 21 bajaron a 8 y, luego, a 4 deja ver sus costuras: ¿por qué dudar del sistema electoral más perfecto del mundo, como se vanagloriaba Jorge Rodríguez?
         Esta Asamblea se inicia con Mercurio retrógrado; que, de acuerdo a los astrólogos, hace que las cosas salgan invertidas, y que después haya que enderezarlas, y lo que está planteado, en ese sentido, es un escenario de combate; sobre todo, porque esta gente estaría dispuesta a echar el resto; lo que significa incendiar al país, y que es lo que explica el clamor, que se oye en todos los sectores de Venezuela, dirigido a las fuerzas armadas, para que hagan respetar esa voluntad que se expresó el pasado 6D, en su condición de un árbitro que está llamado a garantizar el orden.
         Por lo demás, esta es una prueba de que esta gente no quiere llegar a un acuerdo mínimo de gobernabilidad; como lo hace ver un artículo de Felipe González; pues, en lugar de propender a llegar a una cohabitación política, lo que busca es tratar de refugiarse en golpes de tipo jurídico; que más que jurídicos, en efecto, son golpes políticos o dicho en términos coloquiales, darle una patada a la mesa, valiéndose de leguleyerías; dejando un lastre, al mismo tiempo, y es que habría un territorio que quedaría sin representación parlamentaria, a partir de la suspensión de la proclamación de sus 4 diputados; lo cual es una aberración.
         Estamos en una Venezuela que ha llegado a niveles de pobreza relativa y extrema, según un estudio llevado a cabo por varias universidades, y dado a conocer recientemente, de 75% para el 2015; aparte de que la mano de obra altamente calificada ha desaparecido, es decir, hay una tendencia a la igualación hacia abajo, desde el punto de vista de los ingresos familiares, y donde ha jugado importancia también el factor de la política salarial de este gobierno, basada en el aumento compulsivo de los sueldos, y que tenía mucho que ver con aquello que decía Jorge Giordani de que había que mantener a la población en cierto estado de pobreza, y a lo que le agregó el entonces ministro de Educación, Héctor Rodríguez, porque si se enriquece se vuelve escuálida. Necesitamos un acuerdo mínimo de gobernabilidad.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
Lara - Venezuela

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