Lo
más sorprendente de este 6D es que después que esta gente, en forma insistente,
aseguraba que iba a reconocer los resultados de dicho proceso, ahora ha buscado
los mil subterfugios para salirle adelante a la jugada; una especie de reloj no
marques las horas, y no verse en la triste situación en la que va a quedar
Diosdado; convertido en un simple diputado, y con la amenaza de serle allanada
la inmunidad parlamentaria.
Ahora
se comprueba que detrás de esa insistencia, que iba hasta el emplazamiento a la
oposición de que hiciera lo mismo, no había sino un gran terror, ante lo que
les decían las encuestas; aunado al descontento que se palpaba en la calle, y
que era objeto de burla de parte de la ex candidata a diputada Jacquelín
Farías; a propósito de aquel cinismo con el que trató el tema de las colas.
Lo
opinaban los encuestadores, a medida que el barómetro se inclinaba más hacia la
oposición: el mejor jefe de campaña de la MUD es Nicolás Maduro y el resto de
los voceros; que pensaban que con hacerle carantoñas al pueblo bastaba.
Fue
una rebatiña lo de los carros chinos, y como tal rebatiña lo tomó el pueblo;
que es lo que se ha venido a considerar como una rebelión popular a través del
voto; pues aquí esta gente cada quien agarró su vehículo; destacando, primero
que nada, su vocación de rojo rojito, y al final resultaron ingratos a la hora
del voto: pura hipocresía no más; que es lo que más crispa a Maduro; sobre todo,
saber que a muchos de esos carros los
beneficiarios les quitaron las calcomanías y los rótulos, y los colocaron en el
mercado negro, (qué no hace el criollo en un medio tan picaresco), y entonces
le ha pedido a cada quien que le devuelva su carro. Incluso, hasta caricaturas
han hecho alusivas al tema.
Bien
lo dijo uno de ellos: con regalar nada se gana. Aquí es donde salta soberbio
Maduro y viene y dice: “La oposición compró los votos del chavismo”. Por lo
demás, ese fue el argumento que utilizó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez
para no reconocerle el triunfo a URD en las elecciones para la Constituyente de
1953, es decir, que había habido una compra de los votos adecos; cuya
dirigencia había mandado a abstenerse; que no dudaba, a ese respecto, de que se
iba a producir un fraude, y de que no valía la pena participar; no obstante, la
militancia de AD había salido a votar. Por lo tanto, consideraba el régimen;
que los 60 diputados, que le correspondían a URD, en verdad, le correspondían
al FEI, que era el partido de Pérez Jiménez; dejándole a URD sólo 29; que eran
los diputados que el FEI había sacado, y respetándole a Copei los 14 que, por
su parte también había sacado, sólo que su dirigencia no admite tal inversión
de los números; de modo que decide no participar de esa Constituyente
fraudulenta; mientras que la dirigencia de URD sí la admite, y así que deciden
acudir al llamado a su convocatoria; cuestión que obliga al régimen a actuar
del modo más grosero; pues sólo aquellos 29 diputados urredistas si los dejaban
iban a transformar aquella Constituyente en un infierno para el régimen; en el
sentido de que les tienden una emboscada, con el cuento de una reunión que
quieren coordinar con ellos; los arrestan, los conducen hasta Maiquetía, y allí
los mandan en un avión fletado para Panamá.
¿Acaso
no hemos estado frente a escenarios parecidos a lo largo de estos diecisiete
años de gobierno chavista, y que estuvo a punto de consumarse de nuevo el
pasado 6 de diciembre, y que no fue sino gracias a la intervención de las
fuerzas armadas lo que lo impidió? Porque el hecho mismo de las impugnaciones
que trataron de hacer; que de 21 bajaron a 8 y, luego, a 4 deja ver sus
costuras: ¿por qué dudar del sistema electoral más perfecto del mundo, como se
vanagloriaba Jorge Rodríguez?
Esta
Asamblea se inicia con Mercurio retrógrado; que, de acuerdo a los astrólogos,
hace que las cosas salgan invertidas, y que después haya que enderezarlas, y lo
que está planteado, en ese sentido, es un escenario de combate; sobre todo, porque
esta gente estaría dispuesta a echar el resto; lo que significa incendiar al
país, y que es lo que explica el clamor, que se oye en todos los sectores de
Venezuela, dirigido a las fuerzas armadas, para que hagan respetar esa voluntad
que se expresó el pasado 6D, en su condición de un árbitro que está llamado a
garantizar el orden.
Por
lo demás, esta es una prueba de que esta gente no quiere llegar a un acuerdo
mínimo de gobernabilidad; como lo hace ver un artículo de Felipe González;
pues, en lugar de propender a llegar a una cohabitación política, lo que busca
es tratar de refugiarse en golpes de tipo jurídico; que más que jurídicos, en
efecto, son golpes políticos o dicho en términos coloquiales, darle una patada
a la mesa, valiéndose de leguleyerías; dejando un lastre, al mismo tiempo, y es
que habría un territorio que quedaría sin representación parlamentaria, a
partir de la suspensión de la proclamación de sus 4 diputados; lo cual es una
aberración.
Estamos
en una Venezuela que ha llegado a niveles de pobreza relativa y extrema, según
un estudio llevado a cabo por varias universidades, y dado a conocer
recientemente, de 75% para el 2015; aparte de que la mano de obra altamente
calificada ha desaparecido, es decir, hay una tendencia a la igualación hacia
abajo, desde el punto de vista de los ingresos familiares, y donde ha jugado
importancia también el factor de la política salarial de este gobierno, basada
en el aumento compulsivo de los sueldos, y que tenía mucho que ver con aquello
que decía Jorge Giordani de que había que mantener a la población en cierto
estado de pobreza, y a lo que le agregó el entonces ministro de Educación,
Héctor Rodríguez, porque si se enriquece se vuelve escuálida. Necesitamos un
acuerdo mínimo de gobernabilidad.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
Lara - Venezuela
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