“La experiencia nos da un conocimiento más útil que la impaciencia”. Eurípides
La impaciencia generalmente nos induce a cometer
imprudencias y éstas, a su vez, nos inducen a actuar erróneamente. La
impaciencia es un defecto imperdonable en un líder, quien está obligado a
pensar no sólo en el próximo paso sino en todo el trayecto, en el recorrido
para lograr con éxito el objetivo. El 6 de diciembre ganamos una batalla muy
importante, pero no hemos ganado la guerra. En términos militares, tomamos una
colina estratégica y hay que cuidarla, defenderla y conservarla, pero, faltan
por tomar cuatro colinas más.
Hablo de la impaciencia porque es una de las
pasiones del alma menos dañina que la ambición, porque ésta, desemboca muchas
veces en la traición. Mi llamado es a la conciencia del liderazgo democrático
nacional y a la de los liderazgos regionales para que actúen con entereza, con
paciencia e inteligencia, como se ha venido haciendo hasta ahora. El camino
hacia la libertad y la democracia está lleno de obstáculos y dificultades y no
está exento de tentaciones y vanidades. El pueblo votó por la unidad, la cual
la convierte en una gran responsabilidad que exige actitudes y comportamientos
trascendentes.
Los diputados electos no pueden perder de vista la
existencia de una Mesa de Unidad Democrática donde se deben dirimir las
divergencias y definir las estrategias, no frente a las cámaras y los
micrófonos en un afán de impaciente figuración. Recordemos las sabias palabras
del Eclesiastés: “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo. .
. . . . su tiempo el lanzar piedras y su tiempo el recogerlas. . . . . su
tiempo el abrazarse y su tiempo el separarse. . . . . su tiempo el callar y su
tiempo el hablar.. . . . su tiempo destruir y su tiempo el edificar.”
El pueblo quiere que se recojan las piedras para
construir los puentes que nos unan como una sola nación; el pueblo ha dicho que
es el tiempo de abrazarnos para vivir en paz y con verdaderas demostraciones de
amor al prójimo; que es el tiempo de edificar un país próspero y en armonía;
que es tiempo de callar, atemperar los espíritus, trabajar más, porque ya habrá
su tiempo para hablar hacia dentro y hacia afuera; las futuras generaciones lo
agradecerán porque así tendremos más posibilidades de tener más nuevos años
felices.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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