Las plumas parecen acallar su reflexiva informativa. La
tinta enmudece en el panorama adusto de los perversos. El poder con su actitud
socarrona y su espectáculo vulgar e inconmovible, manipula y enmudece a quienes
con justicia van cosiendo con finas palabras el acontecer noticioso. Se muele
un sistema a conveniencia de unos pocos, sin importar los significados de
libertad de expresión y democracia.
Importantes rotativos del país carecen de bobinas de
papel para poder imprimir los periódicos que despiertan con la información a
los ciudadanos, ávidos de empalmar sus pensamientos con la información de su
nación y del mundo.
La encomiable labor de la prensa escrita para muchos
diarios tiene fecha de extinción. Mientras mengua la materia prima, también van
disminuyendo las corresponsalías, cerrando como en aluvión ante las
insuficiencias extremas. Diarios como “Las Noticias de Cojedes”, “La Mañana” de
Falcón y “El Diario” de Sucre se
encuentran a punto de cierre.
“El Carabobeño” hace aguas en su intento por no hundirse
en su afanosa labor por cumplir con su deber comunicacional. Un sinnúmero de
periódicos sistemáticamente se han visto en la indetenible tarea de disminuir
sus páginas, eliminar sus suplementos y hasta el blandir la idea de migrar a
internet, lo cual repercutiría en desbaratar las tradiciones más sostenidas de
sazonar cada mañana con un café caliente y un periódico bien saboreado.
Los vericuetos recurrentes en esta tan encomiable faena
de la noticia son la indigna estratagema de un socialismo desventurado, que
reparte infortunios como naipes, mientras ellos tienen acaparadas las cartas
altas de la bonanza. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con la
seriedad de caso, lanza casi en su afonía, reiteradas misivas de alerta, por el
evidente deterioro de la libertad de la prensa independiente, por las
restricciones del Estado venezolano al accionar comunicacional y la persecución
a mansalva para apagar las voces defensoras de la verdad, en esta inusitada
barrera de mentiras gubernamentales.
Al pulmón informativo le falla el oxígeno, yaciendo balbuceante
y esperando las últimas estocadas rastreras; carcomido por atroces dentelladas
de una actitud dictatorial. La reciente condena a 4 años de prisión del
director del diario “Correo del Caroní”, David Natera Febres, por el sólo hecho
de utilizar la denuncia para develar la corrupción de una empresa estatal,
muestra las retorcidas intenciones del socialismo por manipular la ley a su
perniciosa conveniencia.
Los conceptos de equidad e imparcialidad sufren raros
espasmos de ingravidez. Los arlequines de oficio sólo asumen posturas
defensoras de un sistema que le cae a batazos a la integridad de un pueblo,
urgido por una mejor calidad de vida. Personeros del Gobierno interponen
demandas contra medios de comunicación, sabiéndose dueños del poder de la mayoría
de las instituciones responsables de una justicia, cuya venda tiene orificios y
mira hacia la izquierda.
Harto conocido es que en medio del desespero generado por
la decadencia política, los discursos se vuelven irritados, rebotando con
sordidez en los oídos cansados de
escuchar la misma tontería. Ya Diosdado Cabello volvió a inculpar a
Globovisión, Televén y Venevisión de maquinar un plan interplanetario de golpe
de estado. La gran mayoría de los medios están en manos gubernamentales y, los
restantes, o se encuentran atemorizados o sólo hacen ingeniosos esfuerzos por
decir lo correcto, en una nación carcomida por eso que llaman Socialismo del
Siglo XXI.
José Luis Zambrano
Padauy
zambranopadauy@gmail.com
@Joseluis5571
Zulia - Venezuela
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