Hay líderes demagógicos y pueblos “demagogizados”, -si se
pudiera llamar así a la sociedad enferma de la necesidad de consumir raciones
generosas de mentiras. Enfermedad que
provoca el permanecer en situaciones precarias de salud social, pero
que, -como una droga que nos mata-, la necesitamos para morir. El pueblo espera la mentira y el líder
demagógico pone a trabajar sus sesos para parir la mejor falsedad, en ésta
deben confluir dos caracteres aparentemente contrapuestos, uno debe ser
creíble, y dos, es irrealizable.
Quien ocupaba las más altas divinidades de la demagogia,
el llanero de Barinas presuntamente muerto –hasta tanto no se presente la
Partida de Defunción-, sin duda es el más destacado demagogo de la Historia de
Venezuela, presenta para el análisis toneladas de inconmensurables mentiras
creíbles en el momento de ser proporcionadas.
Mientras más grande es la farsa y el mayor porcentaje de
seguidores -y no seguidores- lo cree, más refinado es el arte de la demagogia.
Ejemplo contrario, si cuando dijo que iba a sanear el río Guaire en el
siguiente año de su descubrimiento, hubiera tomado una honesta posición, no
demagógica, y hubiera dicho, “propongo
sanear las orillas, sembraremos
bosques, posiblemente dentro de una
década posaremos para una postal en las orillas del Guaire”. Pero no. El
demagogo más grande de nuestra historia, en el pleno uso de sus
preponderancias, dijo al Presidente de Nicaragua en cadena nacional:
"Daniel, te invito a que vengas el año que viene y nos bañemos en el Guaire,
hasta un sancocho vamos a hacer".
Esta mentira la dijo el difunto presidente Hugo Chávez a su
homólogo nicaragüense Daniel Ortega a finales del año 2005. Anunció que todos los que lo quisieran
podrían, en un plazo relativamente breve, darse un chapuzón. Se cumplió que por
lo menos el 99 por ciento de sus seguidores -y algunos de sus detractores-
religiosamente le creyeron. Así, casi cualquier sandez que dijera, en la medida
en que fuera creída se hacía arte de demagogia.
La promesa que no se cumple es
un requisito indispensable del juego diabólico de la demagogia, pero un
componente esencial es que la mentira sea creíble. Con pasión la creemos. Un
ejemplo que podemos ver en el escaparate del mundo presente es que el culpable
de la crisis del hambre de Cuba y Venezuela es el bloqueo y la guerra
económica, respectivamente.
Y esta muestra que desplumamos de Tal Cual Digital,
1) Entregar el poder en 5 años. En diciembre de 1998, un día antes de las
elección en que le convertimos en Presidente de la República, Hugo Chávez se
comprometió, en una entrevista para Univisión, entregar el poder en cinco años
o antes de cumplirse su mandato. “Claro que voy a entregar el poder en cinco
años o incluso antes, porque vamos a proponer una reforma constitucional. Si
por ejemplo, yo a los dos años resulta que soy un fiasco, un fracaso, o cometo
un delito, un hecho de corrupción o algo que justifique mi salida del poder
antes de los cinco años, yo estaría dispuesto a hacerlo”.
2) "No habrán
más niños en la calle". La misma noche del 6 de diciembre de 1998, en su
discurso de celebración por la victoria electoral, Chávez se prometió delante
de la gente que lo aclamaba, acabar con los niños de la calle. "Declaro
que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle: si no, dejo de
llamarme Hugo Chávez Frías".
3) ¿Para qué tantos ministerios? Otra de las
promesas olvidadas del presidente Hugo Chávez fue reducir "la pesada carga
burocrática del Estado", no cumplió pero le creímos.
4) La universidad más
grande de Latinoamérica en Miraflores. Hay quienes recuerdan todavía la promesa
de Hugo Chávez en enero de 2002 cuando prometió mudar su despacho presidencial
y ceder el Palacio de Miraflores para dar paso a la creación de la universidad
más grande de Latinoamérica. "Me voy de Miraflores, y lo dejo a los
muchachos de los pueblos para que nazca la Universidad Popular Bolivariana”,
aseguró.
5) “Vamos a llenar Venezuela de gallineros verticales". “Ha
comenzado en Caracas el plan de siembra urbana. Vamos a sembrar las ciudades con
micro huertos organopónicos, hidropónicos, para dar ejemplo. Se trata de un
proyecto integral, no sólo para producir alimentos”. Estas promesas obviamente
no se cumplieron.
6) La Ruta de la Empanada.
Y no sigamos enumerando, Hambre
cero, Ciudadaes Judiciales, Analfabetismo Cero, Disneylandia en La Carlota, vía
férrea Tinaco Anaco.
Pero el más consagrado demagogo murió. Y en el mayor
despliegue monárquico dejó a un sucesor, con tan igual capacidad para crear
mentiras, pero con limitados logros cuando medimos la credibilidad. No es
demagogo quien quiere, es quien puede.
Se asoma a sustituir al más reconocido de los mentirosos, -al llamado Poseso de
Sabaneta-, el Presidente de la Asamblea
Nacional. En la campaña electoral se cumplió con el credo demagógico, el demagogo prometió lo que él sabía no podía cumplir, y
fue tal la elaboración de la mentira que todos la creímos: la Ley de Amnistía.
Cuando la MUD prometió esta ley bien sabían que nunca iban a cumplir, ignoraron
en la campaña electoral el Artículo 214 de la Constitución Bolivariana de la
República Bolivariana de Venezuela, que dice: “El Presidente o Presidenta de la
República promulgará la ley dentro de los diez días siguientes a aquél en que
la haya recibido. Cuando el Presidente o Presidenta de la República considere
que la ley o alguno de sus artículos es inconstitucional solicitarán el
pronunciamiento de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia…”.
Toda la MUD sabía que el TSJ no tiene voz, que se expresa con las cuerdas
vocales del Ejecutivo y con el impulso hediondo
de la renta del oro negro.
Pero sinceramente pensamos que la mentira de la Ley de
Amnistía era una muletilla que usarían en la campaña y ya. Pero las primeras
palabras del Presidente de la AN en la toma de posesión fue que ahora sí, “los
presos políticos están libres”, lo primero que vamos a hacer es la Ley de
Amnistía. Realizó el más acertado proceder demagógico del último lustro, pues
se cumple a cabalidad con que él sabía que la ley no va, que estaba mintiendo,
y los “demagogizados” lo creyeron religiosamente.
Eduardo López
Sandoval
llanerodigitalcalabozo@gmail.com
@eduardocalabozo
Guarico - Venezuela
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