El pasado viernes, Venezuela canceló 1,543 millones de
dólares americanos a tenedores de los denominados Bonos Soberanos 2016. Con
esta cuantiosa erogación, las reservas y se ubicaron en 13,501 millones de
dólares americanos.
A pesar del ruido de la galería y del discurso antiimperialista, el oficialismo
cumplió puntualmente con sus obligaciones extranjeras y en palabras del
Ministerio del Poder Popular para la Banca y Finanzas “el Gobierno Bolivariano
una vez más manifiestó su voluntad y capacidad de honrar sus compromisos financieros
de forma oportuna”.
Atrás quedó el tremendismo de Luis Salas, Vicepresidente
de Economía por 1 mes que, según voceros no oficiales, llegó a plantear la
cesación de pagos conocida por muchos como “default”.
Por delante aún debe cubrirse 9,600 millones de dólares
americanos en lo que resta del 2016 y 2017, buena parte de los cuales
corresponden a papeles de PDVSA. No será
fácil hacerlo, más bien es dificilísimo hacerlo.
Venezuela pasa por la más grave crisis económica en su
historia como nación. Ese es un hecho innegable que hasta el más fanático de
los oficialistas seguramente reconoce. El empeño de mantener un modelo en
desuso en el mundo entero nos trajo hasta aquí, sumado a la corrupción y a la
ineptitud de buena parte de los cuadros altos y medios de la gestión
gubernamental.
Se requiere un cambio y un cambio pronto antes que la
calle sea escenario de terribles vivencias y la explosión social deje de ser
hipótesis y se convierta en dolorosa realidad.
Es necesario reemplazar el modelo, las políticas pero ya
también a los actores responsables de su diseño e implementación porque nada
los mueve a rectificar, Nicolás Maduro Moros a la cabeza –por cierto quienes
andan por allí mostrándose partidarios de un “acuerdo nacional” que
naturalmente incluye a los responsables del actual desastre, o son ingenuos o decidieron
temprano mostrar sus cartas como cooperantes que son-
Es obvio que un nuevo gobierno enfrentará grandes
dificultades pero entre las muchas circunstancias que le ayudarán a salir de la
actual coyuntura es la capacidad que tendrá de obtener dinero fresco al margen
de la caída de los precios del petróleo. Miles de millones de dólares están
disponibles en distintos organismos internacionales para asistir prontamente a
Venezuela en la problemática que enfrenta.
Entre el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial -Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento y el Banco Interamericano de
Desarrollo, pudieran sumarse unos 50 mil millones de dólares suficientes para
equilibrar la balanza de pagos,
fortalecer las reservas internacionales, estabilizar la moneda, cubrir
el costo de las importaciones indispensables y restablecer las condiciones para
un firme crecimiento económico.
En el caso del FMI, Venezuela como país miembro tiene
todo el derecho de obtener asistencia financiera por presentar una compleja
situación en su balanza de pagos, en
montos suficientes y en condiciones accesibles para hacer frente a sus pagos
internacionales netos, por ejemplo, importaciones, amortizaciones de la deuda
externa y al mismo tiempo mantener un
nivel adecuado de reservas para hacer frente a necesidades futuras.
Más aún, dada la caída dramática de sus ingresos,
Venezuela pudiera incluso explorar, con el FMI,
préstamos en condiciones concesionarias por medio del Servicio de
Crédito Ampliado, el Servicio de Crédito Stand-by y el Servicio de Crédito Rápido. Los préstamos concesionarios tienen tasas de
interés iguales a cero hasta fines de 2016.
El país tiene también abierta las puertas a préstamos no concesionarios que se otorgan
principalmente mediante los Acuerdos de Derecho de Giro, la Línea de Crédito
Flexible, la Línea de Precaución y Liquidez y el Servicio Ampliado que se
utiliza generalmente para atender necesidades a mediano y más largo plazo.
Por otra parte el BM/BIRF disponen de recursos para
el financiamiento para proyectos de
inversión, donaciones y garantías de la Asociación Internacional de Fomento
(AIF) dirigidos a la creación de la infraestructura física y social necesaria
para reducir la pobreza y generar un desarrollo sostenible. El BID cuenta con
líneas de financiamiento para proyectos.
Adicionalmente el Organismo Multilateral de Garantía de
Inversiones y la Corporación Financiera
Internacional ofrecen opciones para el sector privado: financiamiento,
inversión directa y garantías.
Todo pasa porque el nuevo gobierno sea capaz de acordar
estos financiamientos luego de diseñar un conjunto de políticas y medidas
económicas creíbles y viables que apalancándose en los recursos que se otorguen
permita superar la actual crisis. Personalmente no dudo que así será.
Luis Eduardo Martínez
Hidalgo
@Luisemartinezh
Monagas - Venezuela
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