La
estatal petrolera venezolana PDVSA que en otra época fuera emblema de Venezuela
y orgullo para su población, hoy atraviesa la crisis más fuerte desde su
fundación, su papel de sostén ante momentos difíciles como los que vive
Venezuela hoy por hoy, ha sido deprimente. Quizás para algunos amigos de la
ideología, hemos pasado la época de la tecnocracia para mejorar, pero también
es necesario recordar lo que era la empresa hace algunos años y lo que es hoy.
La
producción petrolera, función principal de la empresa, de manera drástica ha
caído a niveles que dejan mucho que desear, para 2001 se producían 4.478.000
b/d, distribuidos tanto para consumo interno, como para colocarse en los
mercados internacionales y generar divisas que serían reinvertidas en la
República. En el negocio de los hidrocarburos, de forma general nuestra
producción nos permitía posicionarnos con mucho respeto y orgullo, como uno de
los más importantes países productores de petróleo. Nuestros principales
clientes: Estados Unidos, reconocían la calidad de nuestros productos expresada
mediante un proceso ejemplar de refinación, que respetaba todas las normas
internacionales para tal actividad.
Hoy
en día la producción petrolera venezolana alcanza los 2.7 millones de barriles
diarios, de los cuales una porción es direccionada al mercado asiático, casi un
millón para ser más específicos son enviados a China. Otra parte es dirigida para atender los
países que hacen parte de PETROCARIBE y que por ello han suscrito convenios con
Venezuela, entre estos se destacan: Cuba, República Dominicana, Antigua y
Barbuda, Las Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Surinam,
Santa Lucia, Guatemala, El Salvador, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las
Granadinas. Solo a Cuba por ser el caso más emblemático se le asignan
diariamente 90.000 barriles de petróleo, que la isla paga “bajo condiciones
especiales” con servicios médicos y algunos rubros.
La
baja en la cantidad de petróleo producido día a día, responde a causas directas
tales como : el no mantenimiento de las principales refinerías del país y el
estado crítico de los puertos terminales de PDVSA, un caso particular se
presenta en el terminal de embarque de Puerto La Cruz, el cual se encuentra bajo condiciones
riesgosas que ponen en peligro la vida de los trabajadores, y que demuestran
que no se ha invertido el dinero en recuperar el punto por donde sale el 60%
del petróleo, que se produce en territorio venezolano. Otra causa de esta
debacle es la mal llamada “diversificación de PDVSA”, nuestra estatal petrolera
actualmente, construye viviendas, vende alimentos, maneja corporaciones
distribuidoras de alimentos, realiza asfaltados en comunidades, dirige el
aparato de movilización del partido de gobierno y participa en cuanta actividad
el Estado le asigne. PDVSA debe dedicarse a la actividad para la cual fue
diseñada que es producir petróleo, y con ello generar las divisas que serán
distribuidas en la población, pero será el Estado quien tomara los fondos y
comisionara a las organizaciones gubernamentales para que ejecuten las
políticas correctas.
El
factor burocrático también afecta a la estatal, y es que el número de empleados
ha crecido en más de un 97% desde el año 2000. Para 2011 se estimaba que el
número de empleados era de 104.187 personas, una nomina gigantesca, para hoy se
estima que esa cifra real llega a los 187.321
empleados, una nomina súper-gigantesca. Resulta una paradoja que al mismo
tiempo que disminuye la producción petrolera se aumenta la carga burocrática,
cuando lo lógico sería que el proceso se produjera en conjunto. Es decir a
medida que aumente la producción y se coloque a un punto sustentable, a ese
mismo nivel se contrataran los trabajadores necesarios, capacitados y mejor
calificados. Porque esta será una forma de proyectar inconscientemente los
todos sectores de la sociedad venezolana.
Así diversificaríamos la economía, entendiendo que PDVSA no lo es todo.
Toda
esta situación tiene responsables que es necesario señalar y denunciar, y es
que una camarilla de ejecutivos que se ha servido de la industria petrolera,
para enriquecerse y generar el caos en que hoy se encuentra nuestra aún
principal empresa generadora de la riqueza nacional. En Venezuela hablar de
Rafael Ramírez, Nervis Villalobos, Javier Alvarado, Diego Salazar, Baldó Sansó,
Roberto Rincón, Luis Marín, Wenceslao Madail, Alberto Madail y Pedro León es
algo normal y que para muchos ya es parte del pasado o de la costumbre total.
Cada uno de estos “honorables” revolucionarios se desarrolló en un área de la
estatal, y bajo sus gestiones se revivió el estado de saqueo, negociados,
comisiones, contratistas y enriquecimiento ilícito, que muchos parecieran
olvidar.
Diego
Salazar, el primo de Ramírez, era un hombre de orígenes humildes hasta la
llegada de la Revolución Bolivariana, con la llegada de Chávez al poder y de
Ramírez a la presidencia de PDVSA se hizo con el negocio de los seguros y
reaseguros de la industria venezolana. Esta vinculado al caso de la Banco
Privada de Andorra, donde fueron congelados más de 2 mil millones de dólares en
cuentas bancarias de venezolanos. Es conocido por su comportamiento excéntrico
y su afición a las mujeres.
Roberto
Rincón, un contratita más de la gran mafia de PDVSA, él pasó a formar parte con
su empresa Tradequip de ese grupúsculo al cual se le asignaban contratos bajo
el pago de comisiones y por sus relaciones con altos jerarcas del chavismo,
como el ex Director de la DIM, Hugo el Pollo Carvajal, actual diputado y por
supuesto su padrino Rafael Ramírez. A Rincón se le acusa de haber manejado más
de mil millones de dólares, actualmente está detenido con su principal socio en
los Estados Unidos, por un juicio que abarca hasta supuesto lavado de dinero
procedente del narcotráfico.
Baldó
Sansó, cuñado de Ramírez, funge actualmente como asesor financiero de PDVSA,
está vinculado a negociados turbios en el proceso de intervención de
Econoinvest, y además de ello se le relaciona con el caso de la Banca Privada
de Andorra, y con un entramado de nepotismo formado en la estatal bajo el
nombre mampuesto de asesorías. Su cercanía a la jefatura de PDVSA lo hace un
hombre muy poderoso y peligroso.
Javier
Alvarado: ex viceministro de Electricidad, es vinculado con la denominada
agrupación “Los Bolichicos”, y por haberle asignado millonarios contratos a la
empresa Derwick Associates vinculada a este grupo. Su amistad con el empresario
Leopoldo Alejandro Betancourt es un rumor a voces.
Nervis
Villalobos: ex viceministro de Energía Eléctrica, es acusado de dirigir la
operación de cobro de comisiones a la empresa española Duro Felguera por más de
46 millones de euros. Actualmente es testigo protegido en los Estados Unidos.
Pedro
León: actualmente es jefe de la Corporación Venezolana de Petróleo, maneja
junto con su cuñado contratista Pedro García el negocio de las obras asignadas
a las empresas. Posee estrechos vínculos comerciales con el Alcalde de Guanta
Jhonnathan Marín y se le acusa de ser bajo las figuras de testaferros,
propietario de una gran cantidad de propiedades.
Wenceslao
Madail: concuñado de Ramírez, ex gerente de PDVSA Gas Anaco, se le acusa de
haber montado una estructura de empresas contratistas, las cuales violando el
proceso de licitación se hacían acreedoras de los mejores contratos. Pietro
Mácale es colocado como uno de sus principales testaferros.
Alberto
Madail: hermano de Wenceslao Madail, ex gerente de EPS PDVSA Occidente, socio
de su hermano en el manejo de las contratistas, cobradores natos de comisiones,
se le adjudica la propiedad de la empresa APCA a nombre de testaferros.
Luis
Pulido: socio de Wenceslao Madail, ex presidente de PDVAL, vinculado al caso de
contenedores con alimentos podridos, por el caso estuvo en la cárcel pero luego
le fue otorgada la libertad bajo condiciones especiales.
Luis
Marín: ex presidente de CITGO, fue retirado de la dirección de la empresa por
estar involucrado en manejos oscuros de la cosa pública. Actualmente reside en
Panamá. Y es conocido por su relación con el actual alcalde de Cantaura, Daniel
Haro.
Finalmente
nos queda una empresa petrolera que ha sido conducida como una simple bodega,
donde una mafia enquistada en lo más profundo de sus entrañas y con padrinazgos
repulsivos se hizo con el control de la parte financiera, no para asegurar el
desarrollo petrolero y con ello el fortalecimiento social de Venezuela, sino
mas bien para enriquecer a los intocables de PDVSA en menoscabo del pueblo
venezolano. Nuestra empresa no es propiedad de un grupo, es de todos los
venezolanos, es de más de 30 millones de personas y sus ingresos deben ir en
pro de mejorar la calidad de vida de esos ciudadanos. Falta amor por lo nuestro
y respeto por Venezuela, hoy PDVSA difícilmente podrá colocarse en el ranking
de las mejores empresas del mundo. La que antes fuera la caja chica de un
sector del gobierno hoy se encuentra débil ante el maremoto de deficiencias que
nos azota, y por ello es incapaz de reaccionar con carácter ante la situación.
La
conclusión es clara y tajante: con corruptos es imposible la revolución, con
inmorales la patria se hundirá y los venezolanos seremos arrastrados con ella.
Jesus
Eduardo Bolivar Bello
@jesuseduardobo1
Anzoategui -
Venezuela
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